jueves, 13 de marzo de 2014

Hace 110 años erigían el Cristo Redentor. Mendoza

Símbolo de la hermandad entre Argentina y Chile, fue esculpido por el argentino Mateo Alonso y representa la fraternidad de ambos países.


Cristo Redentor en el patio del Colegio Lacordaire, en Buenos Aires.



En 1817, la división del Ejército Libertador al frente de la cual estaba el general Las Heras pasó por ese lugar hacia Chile. A unos 4.000 metros sobre el nivel del mar, esa facción del Ejército de los Andes cruzó por entonces la cordillera, y 87 años después, un monumento de cuatro toneladas fue erigido allí mismo, como símbolo de los acuerdos de paz alcanzados por los presidentes Julio A. Roca (Argentina) y Germán Riesco (Chile).
El monumento en cuestión, el Cristo Redentor, fue esculpido por el argentino Mateo Alonso y representa la fraternidad de ambos países.
Si bien existía la versión errónea y que fue sostenida durante mucho tiempo de que el monumento había sido elaborado con el metal de las armas usadas por el Ejército de los Andes, esto no fue así. Si hay algo de ese metal, pero apenas en las placas colocadas en el pedestal de la estatua.
Historia de un Cristo
Recién comenzado el siglo XX, Argentina y Chile vivían una creciente tensión que amenazaba incluso con una guerra. De hecho, algunas escaramuzas se habían producido en la frontera entre las tropas de ambos países, preparadas para entrar en acción en cualquier momento.
La situación no llegó a la confrontación armada entre ambos países gracias a un tratado que ambos rubricaron y que puso fin a varios años de conflicto.
En tanto, León XIII, el entonces papa, con motivo del fin de un siglo y el comienzo de otro, pedía desde el Vaticano mayor devoción por el Cristo Redentor.
Ambos hechos, el tratado firmado por Argentina y Chile y el llamado del papa por la adoración del Cristo Redentor, hicieron que la presidenta de la Asociación de Madres Cristianas viera la posibilidad de unirlos en un solo hecho, entonces se puso al frente de las negociaciones para realizar el traslado de una imagen que se encontraba en el patio del colegio dominico Lacordaire, en Buenos Aires (que fue encargada por el obispo de Cuyo a propósito del pedido de León XIII), para que fuera encaramada en el límite de ambos países.
Así fue como en enero de 1904 comenzó la construcción del monumento en alta montaña, mientras que el Cristo Redentor fue transportado en pedazos mediante el ferrocarril hasta la localidad de Las Cuevas y luego trasladado en mula hasta el sitio en el que sería montado.
El Cristo Redentor, más allá de su connotación religiosa, es un símbolo de la paz entre los dos países que tienen una historia en común, por eso, antes que venerado, es respetado, y cada año se realizan a sus pies actos de hermandad.

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