domingo, 24 de agosto de 2014

Pies y zapatos: erotismo en estado puro

¿Por qué Cenicienta perdió su zapatito de cristal y no otra prenda? ¿Por qué las mujeres pueden matar por un par de zapatos y los hombres arder de pasión sólo ante la idea de unas piernas que terminan que en unos vertiginosos tacos aguja?
Los tacos altos refuerzan la imagen femenina como objeto de contemplación y del deseo masculino.(Foto vintagevenus.blogspot.com)

La historia nos muestra que el calzado ha marcado culturas, épocas y gobiernos; que su evolución es tan compleja y rica como la de los estamentos sociales de quienes los crearon (y crean) y de quienes las consumieron (y consumen) y que su industria alimenta a una multitud de todo tipo de especialistas, favorece decenas de malestares físicos en las mujeres e incrementa fortunas.



Hasta el siglo XVII el calzado era prácticamente igual para hombres y mujeres y como los zapatos femeninos quedaban tapados con largas faldas y casi no se veían, se decoraban menos.

Pero en el siglo XVIII todo cambió. El primer adicto a los zapatos elegantes fue el mismísimo Luis XIV, el Rey Sol: tenía lindas piernas y le encantaba mostrarlas. Desterró de Versalles las botas altas, relegándolas para montar a caballo y puso de moda el uso de todo de tipo zapatillas. Durante su reinado se inventaron casi todos los modelos de zapatos y botas que se conocen. 
De la imaginación de los zapateros franceses, los famosos cordonniers, surgieron los diseños más emblemáticos de esa y de todas las épocas: los mules o zapatos sin talón, las botas sin costura, los zapatos de mujer con elevado empeine y lossouliers des bottes, es decir, la mezcla de zapato con bota. 

Además, respondiendo a los caprichos del propio y vanidoso Luis, surgió la idea de que el calzado debía hacer juego con el resto de las vestimentas. De ahí, que los zapatos de las damas y caballeros de la corte comenzaran a confeccionarse con brocados, sedas, satenes, extravagantes hebillas de diamantes, moños de oro, lazos enormes, lengüetas sobre los tobillos, tacones de color rojo e incluso, pequeñas pinturas. Esta moda se propagó rápidamente por todas las cortes de Europa.

Los tacos eran literales: le daban unos centímetros más de altura a quien los portara, es decir, denotaban cierto estatus social. A una persona que no perteneciera a la nobleza, aristocracia o creciente burguesía, se le llamaba pied plat o pies planos porque llevaba un calzado liso, sin tacos.

Los mules, también llamadas pantoufles o chinelas, acompañaban al déshabillé negligé, una vestimenta de interior considerada altamente erótica, y tenían un taco especialmente alto. Este conjunto, reservado inicialmente para el tocador, pronto empezó a verse en público, tanto en la corte, en veladas y bailes elegantes, como en las iglesias. Al salir del dormitorio, la delicada chinela lo hizo de manera masiva ganando en erotismo al sumarle finos tejidos, gemas, encajes y bordados. 

Las damas dejaban el pie medio desnudo, semiexpuesto, se quitaba con facilidad y permitía coquear a conciencia columpiándolo sobre las puntas de los pies mientras los senos se balanceaban al compás al borde los escotes y del brillo insinuante de los ojos. La combinación resultaba irresistible para los hombres que contemplaban con arrobo las pantorrillas, tobillos y pies de las damas. Y el resto, claro. 

La historia de Cenicienta recrea esta devoción, perversión, por los pies femeninos en un bello zapato. Charles Perrault, propagandista del reinado de Luis XIV, publicó en 1697 Cenicienta o la pequeña zapatilla de cristal, tomando un cuento popular que había circulado de forma oral. El relato culmina cuando el príncipe, después de merodear entre muchos pies femeninos, encuentra el de la bella  hijastra maltratada y la zapatilla, el mule, que ella había dejado caer a propósito le calza perfectamente. Como tantos otros, este típico cuento de hadas tiene poco de ingenuo. 

El mule que llevaba Cenicienta era de tacón alto (Perrault también era un hombre de la corte) y mucho más fácil de perder que una tradicional zapatilla de baile. Bajo esta luz la imagen de la “fregona” se transforma en la de una astuta y coqueta cazafortunas que, como las cortesanas de la época, lució sus zapatitos cubiertos de perlas y terciopelo (por eso parecían “de cristal”) haciendo gala de un velado erotismo. Como las otras damas invitadas al baile, Cenicienta invitaba abiertamente a todos los hombres a mirar sus furtivos pies y sus tobillos al dejar caer a propósito su "zapatito". 

Este cuento, como lo leyeron los contemporáneos de Perrault, contribuyó a que los zapatos de tacón se convirtieran en los calzados eróticos por excelencia. Pronto comenzó a simbolizar el poder que las mujeres ejercían sobre los hombres y, en general, se transformó en sinónimo de dominio. 

Si Luis XIV fue un modelo para devotos de la moda también lo fue para los fetichistas de ambos sexos. No importa el modelo, el material ni el color; no importa que su uso genere trastornos físicos, no importa cuánto cuesten ni cuántos se tenga. Lo importante es que los tacos altos refuercen la imagen femenina como objeto de contemplación y del deseo masculino. 

Es decir que sean, en el imaginario de quien los usa y de quien los ve, como los de Cenicienta: que calcen como una media, que sus tacos produzcan vértigo y que sean tan livianos como el cristal de un sueño. 

Patricia Rodón



Fuente: http://www.mdzol.com/nota/380043/

sábado, 23 de agosto de 2014

Foto Antigua. La forma en que los inventores del bus de dos niveles demostraron que no había peligro de que volcara (1933)

foto cambia percepcion tiempo40

Divertidas Fotos Vintage. Comiendo un Hot Dog Vivo












Algunas de las primeras mujeres a unirse a la Infantería de Marina de Estados Unidos. Juramento durante una ceremonia de 1918.

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La Primera Fábrica de Fósforos de Mendoza. (año 1934)

La Compañía General de Fósforos, instaló una fábrica amplia de corte moderno para la época para elaborar distintos tipos ce cerillas. La Inversión fue de trescientos mil pesos. Esta fábrica estaba ubicada en calle San Martín, El Ingeniero D. Juan Mauricio Lavigne y Carlos Iriart era quienes estaban a cargo de dicha filial abierta en la ciudad capital de Mendoza. 


Sala destinada al envase. En la misma funciona una sección llamada llenadero . De esta sala salen las cajas que luego el departamento de distribución coloca en la plaza. 

Predominaba la mujer en el grupo de obreros que tenían a su cargo la fabricación de las cerillas, mas de un setenta por ciento era mano de obra femenina, ( en total habian 100 obreros)en especial en las salas denominadas, docenero, estampillero y llenadero.  La sección de La cerillería tenía una capacidad de elaboración de 10 mil gruesas de 144 cajas cada una por mes. 



Departamento de Encerillado y Enrrollado del papel que se emplea en la fabricación del fósforo. A la derecha el Ingeniero Lavigne, el representante general de la Compañia, D. Carlos Iriart y el jefe de planta.

Aspecto general del departamento principal. En este departamento funcionaban las máquinas que elaboraban el cabo del fósforo y las que lo cortaban antes de pasar a la sección química



Máquina cortadora de la cerilla. producía en 8 horas de labor 480 cuadros, de 6500 fósforos cada uno de estos. Atendida según se aprecia en la foto por dos mujeres


jueves, 21 de agosto de 2014

Foto Antigua. Romance en la playa (1953)

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En 1967, Katherine Switzer se convirtió en la primera mujer en correr la maratón de Boston. Como pueden ver, el organizador de la carrera quiso impedirlo.

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Vista General de la Obras del Dique Agua de Toro. Distrito Villa 25 de Mayo, Departamento de San Rafael (foto año 1972) Mendoza


El embalse Agua del Toro se encuentra situado sobre el tramo medio del río Diamante, a 200 Km. al Sur de la ciudad de Mendoza y a 84 Km. al Oeste de la ciudad de San Rafael  a 1300 m.s.n.m., la presa tiene característica especiales por su doble curvatura y ha sido construida íntegramente en hormigón cicló-peo empotrado en la roca viva. En su lago de 1050 Hectáreas. 
Se pueden practicar todos los deportes náuticos a saber : navegación a vela, remo, motonáutica, buceo y windsurf. Es además un lugar preferido para los pescadores ya que pueden cobrar ejemplares de truchas arco iris y salmónidos. Sobre su margen izquierda se levanta un complejo habitacional y los obradores de la Empresa Agua y Energía Eléctrica de la Nación, construyó para albergar al personal y desarrollar tareas de construcción de la presa. En la zona del complejo hidroeléctrico el clima es árido; la precipitación anual media es de 200 mm., con temperaturas históricas extremas de 40ºC en verano y -15ºC en invierno. El complejo fue inaugurado en 1982. Su finalidad es múltiple: regulación de los caudales para generación de energía, riego y atenuación de crecidas. Subsidiariamente se utiliza con fines turísticos.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Los increíbles consejos de un naturópata sobre la vida sexual

Un curioso libro brinda consejos para resolver los problemas de la intimidad de la pareja rigurosamente casada. Mirá sus inefables láminas instructivas.
Para el doctor Vander, las mujeres no piensan.

Literatrónica
El doctor Vander fue un visionario: se lo reconoce y aún celebra como uno de los pioneros del naturismo (o naturopatía) durante la espinosa España de la dictadura de Primo de Rivera. Su prejuiciosa visión del hombre y, sobre todo, de la mujer, brilló durante la larga dictadura de Franco en la que catolicismo y fascismo eran sinónimos.
Adrian Van Der Put Vermuden (que simplificó en Adrian Vander para los amigos), nació en Holanda en 1890 y murió en Barcelona en 1973; estudió en Alemania y comenzó su práctica profesional como “naturópata” en esta ciudad en 1923 expresamente autorizado por el mismísimo Primo de Rivera.
Entre sus más de 40 libros de divulgación naturopática, todos ellos “didácticamente” ilustrados, destaca uno titulado Enfermedades y trastornos de la vida conyugal en el cual brinda consejos para resolver los problemas de la intimidad, leáse, sexualidad de la pareja rigurosamente casada y bendecida por todos los curas, santos y jesuses disponibles, por supuesto.
Editado en 1961, el libro pretende ayudar a resolver con “tratamientos médicos científicos” los desencuentros de los cónyuges a la hora del fornicio, es decir, del sexo.
El volumen resulta ser una verdadera enciclopedia de prejuicios de género de todo tipo, un manual repleto de estereotipos respecto de los roles de los hombres y de las mujeres que destila machismo en cada página.
En el mismo registro que la Guía de la buena esposa publicada en España en 1953, el doctor Vander milita la idea de la mujer como dueña y señora del hogar, como “ama de casa” y como vientre de fertilidad obligada, único lugar en el que podía encontrar su "realización" y alcanzar el cielo de las escobas y los pañales.
Así, Vander ofrece un compendio de sexismo que, señala por ejemplo, que si una mujer tiene ideas de emancipación, muestra un erotismo "exagerado" y usa pelo corto es lesbiana; mientras que si tiene afición a las tareas del hogar, tiende a la obediencia y predominan en ella los sentimientos sobre la razón es totalmente femenina.
En consonancia, si un hombre es elegante y coqueto, algo tímido y comparte las tareas de la casa está irremediablemente perdido y necesita tratamiento; si demuestra valor, inteligencia y éxito, Vander dictamina que las mujeres caerán rendidas a sus pies, bah, a sus pantuflas.
Obviamente, considera que las mujeres "masculinas" y los hombres "femeninos" padecen de una enfermedad que urge ser curada.
Convencido, afirma que las mujeres no piensan: ellas se sustraen al "mundo de los sentimientos", es decir, el amor maternal, el cariño y la religión; en cambio, los hombres no sólo dominan el mundo de la razón, sino que pertenecen al de los instintos básicos. Sin encontrar ninguna contradicción teórica en su postulado "científico" asevera muy suelto de cuerpo y con varios enmascaramientos verbales, que las virtudes masculinas son comer, coger y correr, léase huir.
Aquí, algunas de las inefables láminas del doctor Vander. Para llorar de risa y de rabia, al mismo tiempo. No te privés de nada: respirá hondo y leé los textos que figuran al pie de las láminas. ¿Vos qué pensás?
Patricia Rodón
Fuente: http://www.mdzol.com/nota/458636-los-increibles-consejos-de-un-naturopata-sobre-la-vida-sexual/

Bailando tango en Palermo, c.1890.

Foto: Buenos Aires. Bailando tango en Palermo, c.1890.
Documento Fotográfico.

Documento Fotográfico.
Archivo General de la Nación

La Ley 3052, Prohibido los locales de Juegos Electrónicos en Mendoza (fotos año 1987)



La instalación de locales dedicados al funcionamiento de los vídeo-juegos en Mendoza suscitaba la reacción inmediata de los funcionarios municipales (1987) los que en algunos casos procedían a la clausura de esos negocios tras encuadrarlos en la prohibición de la ley provincial 3052, del año 1964 dictada durante el Gobierno de Francisco Gabrielli. 
En tanto en el caso del departamento de Lujan de Cuyo sus comerciantes del rubro obtenían la pertinente autorización de la Comuna. Lujan también autorizaba a los locales al alquiler de computadoras. Por esos años Mendoza era la única provincia de Argentina que prohibía los locales de video-juegos.




martes, 19 de agosto de 2014

Moda. Trajes Año 1920

1. Traje de Tafettas Libellule azul marino, cuello y puños doblados de organdi blanco.
 2. Traje de Notella "rte-de-néegre" y cuero negro.



Taller de expedición de Caras y Caretas, cuyo primer ejemplar a la venta salió el 8 de octubre de 1898. Foto: año 1911.

Foto: Buenos Aires. Taller de expedición de Caras y Caretas, cuyo primer ejemplar a la venta salió el 8 de octubre de 1898. Foto: año 1911.
Documento fotográfico. Inventario 147462.

Documento fotográfico. Inventario 147462.
Archivo General de la Nación

Labios rojos, mujeres ardientes

Historias con rouge, "el bolígrafo del amor".

El primer pintalabios moderno fue creado por dos perfumistas franceses en 1883. (Foto vintage.fr.com)

Es imprescindible y tiene muchos nombres: lápiz labial, lápiz de labios, rouge, pintalabios, barra de labios, carmín. Ninguna mujer sale de la casa sin pintarse la boca y sin llevarlo en la cartera, se “inventó” hace 130 años y desde entonces es el cosmético más vendido en el mundo.
Por instinto, es el primer maquillaje que probamos en la adolescencia “robando” a las madres y tías esas llamativas barras de color que destacan los labios. Las mujeres sabemos que la boca es una de las zonas más sensuales del cuerpo, que siempre llama la atención de los hombres y que pintarla acentúa su atractivo y subraya lo femenino.
Aunque algunas teorías argumentan que el uso del labial es una “trampa patriarcal” (y su no uso también, puesto que las culturas muy machistas o “religiosas” lo prohíben), es claro que pintarse los labios es una práctica de género ejercitada para atraer al hombre en una suerte de llamado con fines reproductivos y sexuales. No en vano, Sarah Bernhardt lo llamaba “el bolígrafo del amor”.
Como todas las cosas verdaderamente importantes de la historia de la humanidad, y de las mujeres, en tanto que metáfora de sexualidad y promesa de fertilidad, el “pintalabios” es una de las creaciones más antiguas.
Hay registros que dan cuenta de que hace 5.000 años se usaba en la Mesopotamia una pasta mineral de color rojizo hecha de joyas semipreciosas. Las mujeres probaron varios compuestos a lo largo de los siglos entre los que destacaban la arcilla roja y el henna por sus llamativos tonos.
El color en los labios era tan importante en Egipto que el ajuar funerario de las mujeres, para poder mantenerse bellas en la otra vida, contenía cajitas con un ungüento dorado, tono preferido por las clases nobles. Siempre creativa, Cleopatra VII se pintaba la boca con una pasta macerada de escarabajos reducidos a polvo de intenso color rojo.
Al otro lado del Mediterráneo, en Grecia, si una mujer se pintaba los labios era para indicar su profesión como prostituta. Pero en el Imperio Romano quienes se pintaban la boca eran las damas de clase alta.
En Japón, las geishas molían pétalos de una flor llamada cártamo para fabricar sus carmines. El médico andaluz Abu al-Quasim al-Zahrwai, conocido como el padre de la cirugía moderna, creó hacia el 900 d.C. la primera “barra” de labios consistente en cera mezclada con el pigmento y cuidadosamente prensada en un molde cilíndrico.
Quien popularizó en Occidente el uso de rubor en la boca fue la reina Isabel I de Inglaterra, quien en el siglo XVI, imponiendo toda una estética personal, puso de moda los rostros pálidos y los labios rojos, para lo cual hacía elaborar una pasta de cera de abejas bien mezclada con pigmentos de plantas.
Pero, por su clara simbología sexual, hacia 1650 el pastor inglés Thomas Hall militó para proscribir por indecente y maligno el color en los labios de las mujeres y logró que el Parlamento británico lo prohibiera; es más, toda aquella que se pintara podía ser juzgada por bruja. Cien años después, en 1770, una ley decía que el matrimonio debía ser anulado si la mujer llevaba cosméticos antes del día de la boda.
Fue otra reina, María Antonieta de Francia quien hacia fines del siglo XVIII difundió la estética de los afeites en el rostro y del carmín rojo en los labios en la corte y la nobleza, moda a la que también se sumaron los hombres.
La Revolución Francesa pondría fin, entre otras cosas, a esta coquetería y el uso del color artificial en los labios quedó reservado para los actores y los escenarios.
El primer pintalabios moderno fue creado por dos perfumistas franceses en 1883, a partir de grasa de venado envuelto en delgado papiro de seda. Pero nuevamente fue rechazado por considerarlo símbolo de vulgaridad, del teatro y de la prostitución.
A comienzos y mediados del siglo XX, las crisis económicas, las revueltas sociales, los drásticos cambios políticos y las guerras mundiales apuraron tanto la muerte y como el sexo, por lo que el uso del rouge se difundió como el deseo y llegó a ser una mercancía muy preciada en los países europeos que participaron de los conflictos. Incluso en Estados Unidos se propició el uso del lápiz labial entre las mujeres que trabajaban en las fábricas de armas para “aumentar su productividad”.
El cine, las revistas del corazón y las del espectáculo obraron de agentes propaladores de una moda que ya no caducaría, al publicar inicialmente en blanco y negro fotografías de las más glamorosas actrices con los labios pintados de un color que las mujeres sabían que era un implacable rojo.
Ya entonces se había creado el lápiz de labios como lo conocemos hoy, un práctico tubo que permite graduar la sustancia. En 1915 el estadounidense Maurice Levy unió un lápiz labial sólido a un receptáculo que se deslizaba y lo colocó dentro de un tubo de metal con tapa. Desde entonces, ese objeto casi perfecto, acompaña a las mujeres, que firman con su boca roja una carta de amor. Y sonríen con los ojos.

Patricia Rodón
Fuente: http://www.mdzol.com/opinion/480312-labios-rojos-mujeres-ardientes/
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