jueves, 28 de agosto de 2014

Jabón Federal. Camión de reparto, año 1940





Documento Fotográfico. Inventario 322336
Archivo General de la Nación

Una mujer samurai en la década de 1800.

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Huelga general de 1902. Carros del Arsenal de Guerra llegando a la Aduana para persuadir a los huelguistas.

Foto: Huelga general de 1902. Carros del Arsenal de Guerra llegando a la Aduana para persuadir a los huelguistas.
Documento Fotográfico. Inventario 21884

Documento Fotográfico. Inventario 21884
Archivo General de la Nación

Huelga por redondeo hacia abajo (1904)


De manera sorpresiva, el 4 de mayo de 1904, las calles céntricas de Buenos Aires se vieron colmadas de estudiantes secundarios. ¿El motivo? Habían declarado una huelga y movilización. En realidad, hace 119 años no se decía “movilización”. Pero lo cierto es que los chicos de los colegios nacionales actuaron en forma coordinada y resolvieron abandonar los cursos y partir a reunirse con los demás en la Plaza Lorea, a dos cuadras del Congreso. 
Por más que algunos policías intentaron disolverlos, llegaron al punto de encuentro y, una vez que estuvieron todos, se dirigieron a la Casa de Gobierno donde funcionaba el ministerio de Educación. En la foto vemos a los estudiantes marchando por Avenida de Mayo, rumbo a la Casa Rosada para entrevistarse con el ministro de Justicia e Instrucción Pública de Roca, Juan Ramón Fernández. El doctor Fernández -era médico- no los recibió (doce días después, durante el acto de colocación de la piedra fundamental del Palacio de Tribunales, sufriría un ataque de apoplejía y abandonaría el cargo). Fueron atendidos por el director de Instrucción Pública, Manuel Derqui, quien luego de una extensa charla, los convenció de que volvieran a sus colegios, retomaran las clases e hicieran los reclamos por escrito. Fue el final de la huelga. ¿Cuál era el motivo de la queja? En los nuevos planes de estudio se había establecido que no habría notas fraccionadas y que todas iban a “redondearse” hacia abajo. Se consideraba, por ejemplo, que el alumno que había sacado un 7,50 no había alcanzado el 8, por lo tanto su nota era 7Poco tiempo después, se eliminó el redondeo en las notasFuente: http://blogs.lanacion.com.ar/historia-argentina/estudiantes/huelga-por-redondeo-hacia-abajo-1904/

De novia con el Diablo y manoseada por Dios

Durante la Edad Media se creía no sólo en el poder del demonio, sino en su capacidad "tomar" las almas de los distraídos y de firmar pactos diabólicos con las siempre intrigantes y lujuriosas mujeres, que sufrieron todo tipo de torturas y vejaciones de camino a la hoguera.
"La partida de las brujas", óleo de Luis Ricardo Falero, de 1878 (detalle). (Foto pintura.aut.org)


A lo largo de la historia siempre hubo personas o instituciones que se arrogaron el privilegio de distinguir entre lo normal y lo anormal, lo santo y lo diabólico y lo sano y lo enfermo como si esas categorías existieran en algún orden moral supremo. 


Y si se era mujer se estaba constantemente en la mira y lo más probable era que el temido dictamen final para las chicas fuera el de anormal, diabólica y enferma. 

La Iglesia siempre ha tenido una enorme debilidad por el sexo femenino, de ha ahí que para distinguir entre las auténticas místicas y las novias de Satán, por ejemplo, estableció una suerte de clasificación. 

Las pseudomísticas no eran más que locas (más tarde fueron llamadas histéricas) que caían en trance por una alteración nerviosa y debían recurrir a un médico; las falsas místicas sufrían un estado de alteración por una intervención claramente diabólica, por que era perentorio someterlas a un exorcismo. 

Y las místicas auténticas eran quienes caían en trance y sufrían un estado de alteración pero por obra y gracia de Dios; estas damas privilegiadas debían ser investigadas rigurosamente teniendo en cuenta una posible canonización. 

Para los hombres de la Iglesia las diferencias entre estas tres condiciones “naturales” de la mujer era difícil de establecer porque todas compartían una extraña conducta: podían vivir sin alimentos.

Durante la Alta y la Baja Edad Media y el Renacimiento, el mundo cristiano creía firmemente no sólo en el poder del demonio, sino en su capacidad de corporeizarse, de “tomar” las almas de los distraídos y de firmar pactos diabólicos con las siempre intrigantes y lujuriosas brujas. Para ellos cuando la excomunión no alcanzaba, por eso aplicaron todo tipo de torturas y vejaciones de camino a la hoguera.

Las brujas quedaron oficialmente ligadas al demonio a partir del Concilio de Letrán, en 1215, que las ratificó como, digamos, sus secretarias terrestres encargadas de llevar a cabo a sus ritos, sus engaños, sus terribles maleficios y, por supuesto, sus tentadoras orgías. 

¿Cómo hacían para detectar y, sobre todo, diagnosticar tan “juiciosamente” a las brujas? Porque el cuerpo de esas secuaces del diablo era revisado centímetro a centímetro, a conciencia, como en una tomografía de dios, digamos, pero con manos humanas, hasta encontrar el llamado “estigma diabólico”, una marca profunda de color rojo escondida en algún recóndito lugar del cuerpo.

Los santos hombres de la Iglesia no se privaban, en su misión divina, de tocar, manosear y violar –había que encontrar el revelador “estigma diabólico” con cualquier herramienta, incluido su pene- a cuanta mujer fuera acusada de brujería. Además, estaban las terroríficas torturas a las que eran sometidas las sospechosas sólo porque no comían y al estar mal alimentadas, padecían de alucinaciones.   

Mediante la tortura, los inquisidores buscaban obtener la confesión de ese goce inenarrable que sólo se manifestaba con la extrema privación. Estos hombres querían saber a toda costa qué sentían las mujeres poseídas por el Diablo durante sus arrebatos y para arrancar este secreto, en las sesiones de tortura no habrá límites para los hombres de la Iglesia, que harán pedazos los cuerpos de las mujeres en el afán de averiguar de qué están hechos y dónde se alojaba su misterioso poder.

Especialistas en este tema aseguran que en los libros de la Inquisición no hay ninguna descripción del aspecto físico de las brujas; únicamente se mencionan los buscados “estigmas diabólicos” que sólo la sabia mirada y las ardientes manos de los inquisidores podían detectar. 

Al mismo tiempo, tenían una estricta “lógica” para acusar de brujas a bellas y seductoras jóvenes. Sostenían sin el menor pudor que era muy sencillo para el demonio encontrar brujas o crearlas, porque tanto las buenas mujeres como las malas eran más crédulas, influenciables y lascivas que los hombres, de ahí que las mujeres fueran el blanco principal y el arma elegida por el Maligno. 

La Iglesia, y con ella todos los buenos cristianos, creía y afirmaba que la brujería tenía su origen en el insaciable apetito sexual de las mujeres por lo que debían recurrir a los demonios para satisfacerlo. Los inquisidores sostenían que la infidelidad, la lujuria y la ambición eran los grandes tres vicios de las mujeres que había que combatir o controlar a toda costa. 

Si sobrevivían a las minuciosas torturas y las secretas “orgías santas” en los sótanos y celdas de los monasterios; si por alguna extraña razón esquivaban el fuego final de la hoguera, y no perdían la razón en el tránsito, aquellas apetecibles y hermosas jóvenes, se convertían en esas ancianas flacas, malvadas y decrépitas que recogió el imaginario popular primero y luego  la literatura infantil tradujo para la modernidad a través de los cuentos tradicionales. 

Y todo, por un poco de sexo sádico.

Patricia Rodón


Fuente: http://www.mdzol.com/nota/301402-de-novia-con-el-diablo-y-manoseada-por-dios/

miércoles, 27 de agosto de 2014

Cartelera de Cine y Teatro Independencia. Educación para la Muerte. (año 1945) Mendoza


El cortometraje narra la historia de Hans, un niño nacido y criado en la Alemania Nazi, por lo que es educado para convertirse en un despiadado soldado. 
El narrador explica que los nazis controlan a los niños alemanes desde el momento en que nacen. En el cortometraje se muestra como una pareja va a registrar el nacimiento de su hijo, Hans. Tras mostrar algunos papeles que demuestran su pureza como raza aria, el registro es finalizado con éxito y reciben el best seller alemán, Mi lucha de Adolf Hitler. Según el cortometraje, a los niños alemanes se les enseña el cuento de La bella durmiente de una manera distinta, en este caso, la malvada bruja es la democracia, la doncella que espera dormida es Alemania, y el príncipe es Hitler. Esto explicaría, según el narrador, el fanatismo de los nazis por su líder. Un día Hans se enferma, y su madre reza por que se recupere pronto, pues sabe que los niños no aptos son tomados por el Estado y no se vuelve a saber de ellos. En eso un soldado llega y le anuncia a la madre que debe dejar de mimar a Hans, pues un soldado debe ser fuerte y no mostrar emoción, piedad o cualquier tipo de sentimientos. Hans se recupera y retoma su "educación"; él y sus compañeros (todos en uniformes de las Juventudes Hitlerianas) ven cómo su instructor les dibuja una pequeña historia de un conejo siendo comido por un zorro. El instructor le pregunta a Hans qué representa, y Hans conmovido comenta: "Pobre conejo ¿Debo dejarlo de lado?". El instructor rápidamente se enfurece y manda a Hans a la esquina. Hans escucha cómo sus compañeros interpretan "correctamente" la historia diciendo que "un soldado no debe mostrar debilidad" y "los fuertes deberían gobernar a los débiles". Esto hace que Hans se retracte de su comentario anterior y diga que los débiles deben ser destruidos. Hans entonces se une a la quema de libros, quemando libros que se opongan a Hitler, remplazando a la Biblia por Mein Kampf y a un crucifijo por una espada con la esvástica y quemando una iglesia católica. Hans pasa lo siguientes años de su vida "marchando y saludando, saludando y marchando" hasta que llega a su adolescencia (usando un uniforme similar a los de los Sturmabteilung) y todavía marchando y saludando, llega a la adultez (ahora con un uniforme de la Wehrmachty una bayoneta). El narrador dice que Hans "ahora, es un buen nazi. Ve solo lo que el partido quiere que vea, dice solo lo que el partido quiere que diga, y hace solo lo que el partido quiere que haga". El cortometraje termina con Hans marchando a la guerra con miles de sus compañeros, solo para desvanecerse en filas de tumbas idénticas, sin nada en ellas, excepto una esvástica y un casco.

Exportación de huevos a Alemania, 1956


Documento Fílmico. Tambor 680.C35
Archivo General de la Nación

Annette Kellerman, posando con su traje de baño, que le valió un arresto por indecencia en 1907.

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Banco Español del Río de la Plata, sucursal Mendoza. Ubicado en la intersección de calles Necochea y España. (año 1919)




domingo, 24 de agosto de 2014

Ingenio azucarero, trabajadores chané guaraní ejecutando una danza característica llamada "pim pim", 1922.



Provincia de Jujuy

Buenos días, en la referencia de la foto "Ingenio azucarero, trabajadores wichis ejecutando una danza característica llamada "pim pim", 1922. El pim pim no es una danza del pueblo wichí, sino del pueblo chané guaraní que se realiza solamente para la fiesta del Areté (coincidente con el Carnaval).
No puedo dar cuenta de que la foto sea o no de esta danza porque no he tenido oportunidad de estar en la zona donde habitan estos pueblos durante la época del Areté, pero siendo real que las comunidades wichís eran las que eran trasladadas a pie desde lo que hoy el límite de la provincia de Salta hasta la zona de Ledesma (Jujuy) para trabajar en los ingenios, quizás la danza que se aprecia en la foto no sea el pim pim si no alguna otra danza de la comunidad wichí.
Slds cordiales
Fernanda Malnis


Documento fotográfico. Inventario 93941.
Archivo General de la Nación


Las palomas fotógrafas, precursoras de los drones

El boticario Julius Neubronner tenía un fuerte espíritu innovador. Experimentaba con todos los aparatos y sentía gran fascinación por el cine y la fotografía.


Una mañana de principios del siglo XX, un farmacéutico alemán esperaba inquieto el regreso de una de sus palomas mensajeras.
No era habitual que ninguna de sus aves se demorara tanto en volver. Estaban bien entrenadas y cada día cumplían diligentemente con su labor: transportar medicamentos hasta el sanatorio de Falkenstein, en una localidad cercana a Kronberg im Taunus, donde residía este boticario llamado Julius Neubronner.
Neubronner, nacido en 1852, había heredado el curioso método de su padre, también farmacéutico, que utilizaba estos animales para el reparto de recetas y medicinas a los pueblos cercanos, aunque dejó de hacerlo cuando esas villas vecinas abrieron sus propias farmacias.
Julius tenía un fuerte espíritu innovador. Experimentaba con todos los aparatos que caían en sus manos y sentía gran fascinación por el cine y la fotografía, por lo que se mantenía siempre al corriente de los últimos avances. De hecho, poco después de la llegada del cinematógrafo a Alemania a finales del siglo XIX, Neubronner realizó una serie de películasamateur, convirtiéndose en uno de los primeros realizadores no profesionales del país germano.
Al principio, solo rodaba escenas cotidianas como entretenimiento. Filmaba su entorno cercano y la vida diaria de su familia, al igual que hicieron “famosos pioneros como los Lumière o los Skladanowsky en sus primeras grabaciones”, según cuenta Walter Schobert, director del Deutsches Filmmuseum, en un artículo del Journal of Film Preservation.
Schobert destaca que más allá de filmar lo que aparecía delante de la cámara, Neubronner “comenzó a experimentar hábilmente con las posibilidades que le ofrecía este nuevo medio y empezó a crear un tipo diferente de realidad empleando efectos de cámara”. Por ejemplo, del mismo modo que el revolucionario Georges Méliès, el alemán empleó la técnica del stop motion para lograr efectos mágicos en sus creaciones.
 Además, recogió con su cámara algunos eventos como la visita a Kronberg del rey británico Eduardo VII, la inauguración de un monumento a cargo del emperador Guillermo II o la carrera automovilística Gordon Bennett, por lo que su legado “constituye una fuente histórica importante, ya que documenta tanto el desarrollo de la región como la aparición del cine de los primeros tiempos en Alemania”, tal y como señala Schobert, que añade que sus películas privadas son “documentos reveladores de la forma de vida de una familia burguesa en la época del cambio de siglo”. 
Entre 1903 y 1920, Neubronner hizo un gran número de grabaciones, que fueron restauradas a partir de 1991 por el Deutsches Filmmuseum, después de que su hijo las donara.
Pero volvamos a la paloma extraviada.

Maud Wagner, la primera mujer tatuada, en 1907.

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Pies y zapatos: erotismo en estado puro

¿Por qué Cenicienta perdió su zapatito de cristal y no otra prenda? ¿Por qué las mujeres pueden matar por un par de zapatos y los hombres arder de pasión sólo ante la idea de unas piernas que terminan que en unos vertiginosos tacos aguja?
Los tacos altos refuerzan la imagen femenina como objeto de contemplación y del deseo masculino.(Foto vintagevenus.blogspot.com)

La historia nos muestra que el calzado ha marcado culturas, épocas y gobiernos; que su evolución es tan compleja y rica como la de los estamentos sociales de quienes los crearon (y crean) y de quienes las consumieron (y consumen) y que su industria alimenta a una multitud de todo tipo de especialistas, favorece decenas de malestares físicos en las mujeres e incrementa fortunas.



Hasta el siglo XVII el calzado era prácticamente igual para hombres y mujeres y como los zapatos femeninos quedaban tapados con largas faldas y casi no se veían, se decoraban menos.

Pero en el siglo XVIII todo cambió. El primer adicto a los zapatos elegantes fue el mismísimo Luis XIV, el Rey Sol: tenía lindas piernas y le encantaba mostrarlas. Desterró de Versalles las botas altas, relegándolas para montar a caballo y puso de moda el uso de todo de tipo zapatillas. Durante su reinado se inventaron casi todos los modelos de zapatos y botas que se conocen. 
De la imaginación de los zapateros franceses, los famosos cordonniers, surgieron los diseños más emblemáticos de esa y de todas las épocas: los mules o zapatos sin talón, las botas sin costura, los zapatos de mujer con elevado empeine y lossouliers des bottes, es decir, la mezcla de zapato con bota. 

Además, respondiendo a los caprichos del propio y vanidoso Luis, surgió la idea de que el calzado debía hacer juego con el resto de las vestimentas. De ahí, que los zapatos de las damas y caballeros de la corte comenzaran a confeccionarse con brocados, sedas, satenes, extravagantes hebillas de diamantes, moños de oro, lazos enormes, lengüetas sobre los tobillos, tacones de color rojo e incluso, pequeñas pinturas. Esta moda se propagó rápidamente por todas las cortes de Europa.

Los tacos eran literales: le daban unos centímetros más de altura a quien los portara, es decir, denotaban cierto estatus social. A una persona que no perteneciera a la nobleza, aristocracia o creciente burguesía, se le llamaba pied plat o pies planos porque llevaba un calzado liso, sin tacos.

Los mules, también llamadas pantoufles o chinelas, acompañaban al déshabillé negligé, una vestimenta de interior considerada altamente erótica, y tenían un taco especialmente alto. Este conjunto, reservado inicialmente para el tocador, pronto empezó a verse en público, tanto en la corte, en veladas y bailes elegantes, como en las iglesias. Al salir del dormitorio, la delicada chinela lo hizo de manera masiva ganando en erotismo al sumarle finos tejidos, gemas, encajes y bordados. 

Las damas dejaban el pie medio desnudo, semiexpuesto, se quitaba con facilidad y permitía coquear a conciencia columpiándolo sobre las puntas de los pies mientras los senos se balanceaban al compás al borde los escotes y del brillo insinuante de los ojos. La combinación resultaba irresistible para los hombres que contemplaban con arrobo las pantorrillas, tobillos y pies de las damas. Y el resto, claro. 

La historia de Cenicienta recrea esta devoción, perversión, por los pies femeninos en un bello zapato. Charles Perrault, propagandista del reinado de Luis XIV, publicó en 1697 Cenicienta o la pequeña zapatilla de cristal, tomando un cuento popular que había circulado de forma oral. El relato culmina cuando el príncipe, después de merodear entre muchos pies femeninos, encuentra el de la bella  hijastra maltratada y la zapatilla, el mule, que ella había dejado caer a propósito le calza perfectamente. Como tantos otros, este típico cuento de hadas tiene poco de ingenuo. 

El mule que llevaba Cenicienta era de tacón alto (Perrault también era un hombre de la corte) y mucho más fácil de perder que una tradicional zapatilla de baile. Bajo esta luz la imagen de la “fregona” se transforma en la de una astuta y coqueta cazafortunas que, como las cortesanas de la época, lució sus zapatitos cubiertos de perlas y terciopelo (por eso parecían “de cristal”) haciendo gala de un velado erotismo. Como las otras damas invitadas al baile, Cenicienta invitaba abiertamente a todos los hombres a mirar sus furtivos pies y sus tobillos al dejar caer a propósito su "zapatito". 

Este cuento, como lo leyeron los contemporáneos de Perrault, contribuyó a que los zapatos de tacón se convirtieran en los calzados eróticos por excelencia. Pronto comenzó a simbolizar el poder que las mujeres ejercían sobre los hombres y, en general, se transformó en sinónimo de dominio. 

Si Luis XIV fue un modelo para devotos de la moda también lo fue para los fetichistas de ambos sexos. No importa el modelo, el material ni el color; no importa que su uso genere trastornos físicos, no importa cuánto cuesten ni cuántos se tenga. Lo importante es que los tacos altos refuercen la imagen femenina como objeto de contemplación y del deseo masculino. 

Es decir que sean, en el imaginario de quien los usa y de quien los ve, como los de Cenicienta: que calcen como una media, que sus tacos produzcan vértigo y que sean tan livianos como el cristal de un sueño. 

Patricia Rodón



Fuente: http://www.mdzol.com/nota/380043/

sábado, 23 de agosto de 2014

Foto Antigua. La forma en que los inventores del bus de dos niveles demostraron que no había peligro de que volcara (1933)

foto cambia percepcion tiempo40

Divertidas Fotos Vintage. Comiendo un Hot Dog Vivo












Algunas de las primeras mujeres a unirse a la Infantería de Marina de Estados Unidos. Juramento durante una ceremonia de 1918.

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La Primera Fábrica de Fósforos de Mendoza. (año 1934)

La Compañía General de Fósforos, instaló una fábrica amplia de corte moderno para la época para elaborar distintos tipos ce cerillas. La Inversión fue de trescientos mil pesos. Esta fábrica estaba ubicada en calle San Martín, El Ingeniero D. Juan Mauricio Lavigne y Carlos Iriart era quienes estaban a cargo de dicha filial abierta en la ciudad capital de Mendoza. 


Sala destinada al envase. En la misma funciona una sección llamada llenadero . De esta sala salen las cajas que luego el departamento de distribución coloca en la plaza. 

Predominaba la mujer en el grupo de obreros que tenían a su cargo la fabricación de las cerillas, mas de un setenta por ciento era mano de obra femenina, ( en total habian 100 obreros)en especial en las salas denominadas, docenero, estampillero y llenadero.  La sección de La cerillería tenía una capacidad de elaboración de 10 mil gruesas de 144 cajas cada una por mes. 



Departamento de Encerillado y Enrrollado del papel que se emplea en la fabricación del fósforo. A la derecha el Ingeniero Lavigne, el representante general de la Compañia, D. Carlos Iriart y el jefe de planta.

Aspecto general del departamento principal. En este departamento funcionaban las máquinas que elaboraban el cabo del fósforo y las que lo cortaban antes de pasar a la sección química



Máquina cortadora de la cerilla. producía en 8 horas de labor 480 cuadros, de 6500 fósforos cada uno de estos. Atendida según se aprecia en la foto por dos mujeres


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