martes, 18 de noviembre de 2014

Bodega Maessen, frente al Molino de Mota, al norte de la Alameda. Ciudad Capital de Mendoza (año 1873)




Escuela Normal de Niñas. Tomás Godoy Cruz (año 1885) Mendoza




Frente del Edificio de la Universidad del Aconcagua. Catamarca 147. Ciudad Capital de Mendoza (año 1977)




Policiales. Espectacular Accidente un Torino se partió en dos. En calle Boulogne Sur Mer y Jorge A. Calle- (Enero 1976) Ciudad de Mendoza




Fotógrafo callejero, (año 1938).

Foto: Fotógrafo callejero, Buenos Aires 1938. 
Documento fotográfico. Inventario 141611.

Buenos Aires
Documento fotográfico. Inventario 141611.
Archivo General de la Nación.



lunes, 17 de noviembre de 2014

Ómnibus de pasajeros, de la Ciudad Capital de Mendoza (año 1975)




Fotos. Antes y después que seguro te encantarán.


Estos 3 hermanos recuerdan los días en que volaban
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Este todavía no ha aprendido a comer helados
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Qué cambio… Ahora hay algunos que comen más que otros
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Al cabo de 25 años… Casi que ya no le gusta tanto la leche 
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! Aún le da miedo su padre!
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A este todavía le gusta ayudar en la cocina
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Aquí tenemos al mismo hombre en el mismo sitio
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Al cabo de 29 años estos hermanos guardan la misma expresión 
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Publicidad Gráfica. Titanes en el Ring en la Federación Mendocina de Box, y en la cancha de Godoy Cruz. (año 1974) Mendoza




Flotadores tubulares para hacer la natación más segura y fácil (1931)

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Formación de Marista Rugby Club. Campeón Nacional de Clubes. (año 1973) Mendoza

Derrotó en la final a Banco Nación de Capital Federal Obtuvo el título de campeón con su ingoal invicto y mas de 180 tantos a favor. El partido final se jugó en el Challao. Integrantes: Castro, Gandía, Dora, Muñiz, D. Muñiz, R. Navesi, C. Chacon, García, Navesi, J. Muñiz, E.Cattaneo, Sanchez, Latino, Ramos, Gonzalez.




Instante en que Dora apoya el único Try del partido, tras una excelente jugada personal de Daniel Muñiz

domingo, 16 de noviembre de 2014

Los árboles mueren de pie. Los álamos carolinos se plantaron en Mendoza tras el terremoto de 1861

Se pensó que servirían para protegernos de la caída de escombros. Pero hace 100 años, la población se dividió entre quienes querían talarlos y los que no. ¿Qué sucedió?

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Hace más de cien años, la opinión pública de los mendocinos quedó dividida. Los que estaban a favor o en contra de la tala de álamos carolinos que habían sido plantados en las calles principales de la ciudad y que por tener muchos años estaban causando varios problemas al vecindario capitalino. La noticia llegó a Buenos Aires y produjo allí también apoyo y rechazo sobre este tema tan candente.
A pesar de todo, el álamo carolino sobrevivió y hoy es parte del paisaje ciudadano.
El español de los álamos
Fue el español Juan Francisco Cobo y Azconoa quien en 1808, trajo desde Cádiz unas estacas de árboles denominadas Populus nigra- más conocido como álamo de Italia.
Por aquel tiempo el joven hispánico se estableció en Mendoza y compró una hacienda ubicada en el departamento de Guaymallén, a pocas cuadras de la antigua capital de Cuyo. Además de proponer el paseo de la Alameda en plena ciudad, que fue concedida por el Cabildo, fue el artífice de la plantación del álamo en toda la zona.
Fue en su hacienda, donde plantó una gran cantidad de estos árboles, que eran desconocidos por la mayoría de agricultores mendocinos ya que por aquel tiempo, los ejemplares que existían eran el ciprés y el sauce. Además, las maderas de éstos, se utilizaba para construir muebles por los carpinteros y ebanistas locales.
En muy pocos años, la plantación de éstos árboles aumentó rápidamente, plantándose miles de hectáreas en plena urbe y en la campaña.
Mendocino por adopción
Después del terremoto de 1861, la ciudad se trasladó hacia el sudoeste del antiguo asentamiento y durante su nueva reconstrucción se plantaron cientos de álamos carolinos en todas las calles del centro. 
Se cree que la estacas de estos ejemplares fueron traídas a Mendoza desde el Litoral en carretas y según algunos arquitectos y paisajista de entonces se decía que el álamo carolino por su fortaleza, podía ser muy útil para proteger a la población contra los derrumbes de casas, ya que en caso de terremoto, el carolino serviría de muro de contención contra los escombros.
Una de las más pobladas por estos ejemplares fue la calle de San Nicolás que luego de varios años se denominó General José de San Martín. Además de esta arteria principal, la antigua calle Unión -hoy Sarmiento- contenía una gran cantidad de estos árboles que fueron creciendo hasta llegar a unos 16 metros de altura.
Fue así que los mendocinos adoptaron al álamo como el principal árbol de la zona.
Pero, luego de la grave epidemia de cólera producida en 1886, se sugirió al gobierno realizar una reestructuración sobre la plantación de nuevos árboles y de especies diferentes al tradicional álamo carolino. Lo que produjo la división de algunos sectores
Tala de sueños
Durante los primeros años del siglo XX, se inició la tarea de talar algunos árboles que se encontraban en muy mal estado y que ponían en peligro la vida de los transeúntes. 
Además, los comercios o casas corrían el riesgo que algún álamo cayera pesadamente en su frente, y que ocurriera una desgracia.
A pesar de todo, un grupo estaba en contra del corte de estos árboles ya que la falta de riego por parte de las autoridades municipales hacían que los carolinos se secaran.
Pero en plena calle San Martín, ocurrió una tragedia, cuando en una tarde de marzo, unos niños jugaban peligrosamente sobre un carolino que estaba en muy mal estado. El chico tuvo la mala suerte de posarse sobre el tronco y fue aplastado. Varias personas trataron de socorrerlo y un boticario le dio los primeros auxilios, pero falleció a los pocos minutos.
 
Este accidente colmó la paciencia de los que estaban a favor del corte de todos los álamos y las autoridades tuvieron que tomar una decisión. En julio de 1911 se autorizó a la municipalidad de la Ciudad para que se cortaran los álamos carolinos en ambos costado de la avenida San Martín desde la plazoleta de Barraquero hasta la avenida Godoy Cruz y desde ésta hasta la calle Tucumán. La ordenanza exceptuaba los que se encontraban en ambos costados de la Alameda.
Los obreros comenzaron rápidamente con aquella tarea pero unos días posteriores, todo el país se enteró lo que estaba pasando con los álamos de Mendoza. En sus páginas el diario La Nación, desde su editorial, se opuso desde un principio al corte de estos árboles y otro de los periódicos porteño: La Razón, estaba de acuerdo con que se talaran y reemplazaran por otras especies.
El debate se extendió por varios días, pero igualmente los álamos fueron extraídos de sus lugares y sustituidos por otros. Fueron muy pocos los que subsistieron al embate de las sierras y serruchos.
Fuente: http://www.losandes.com.ar/article/los-arboles-mueren-de-pie-820158

Viviendas del Barrio Gráfico, Departamento de Godoy Cruz (Noviembre 1972) Mendoza







Autódromo Los Barrancos. Zonal Cuyano (Noviembre 1971) Mendoza





Barrio Constitución del Departamento de San Rafael Inundado. (Noviembre 1970) Mendoza

La intensa lluvia caida en el departamento de San Rafael en el mes de Noviembre de 1970, provocó el anegamiento de varios sectores de la ciudad y sus alrededores.



Publicidad Gráfica. Fiat 1600. (Noviembre 1969) Mendoza


Casa sobre ruedas, ca. 1926

Foto: Tiny casa sobre ruedas, ca.  1926. http://www.vintag.es/2014/11/tiny-house-on-wheels-ca-1926.html

sábado, 15 de noviembre de 2014

Las aventuras de Manuel Antonio Sáez. Semblanza de uno de los personajes más destacados de Mendoza.(1834-1887)

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Esta es la historia del doctor Manuel A. Sáez, uno de los personaje más destacado y aventurero que tuvo Mendoza. Una calle lleva su nombre y apellido en la Ciudad y en varios departamentos de la provincia. Con una mente brillante y moralmente intachable, se destacó como jurista y periodista. 
Niño travieso
En noviembre de 1834 nació Manuel Antonio Sáez, hijo de Juan de Dios y de Gregoria Panero y Pizarro, quien descendía de una tradicional familia mendocina. Meses después de su nacimiento, su madre falleció y quedó al cuidado de su padre y de una esclava de origen africano llamada Sixta.
La infancia de Manuelito transcurrió en la casa de la calle de la Cañada -hoy Ituzaingó-. 
Un viaje inesperado
Con solo 10 años su padre lo envió a estudiar en un colegio británico en Valparaíso dirigido por Mr. Wilkinson. En aquellas aulas, el niño se destacó como un excelente estudiante. Cuatro años permaneció Manuel A. Sáez en ese establecimiento. 
En febrero de 1848, Manuel estaba de visita en un barco apostado en el puerto de aquella ciudad. La nave zarpó y cuando el joven quiso bajarse, el capitán le negó la salida. Desesperado, el adolescente no tuvo otra opción que quedarse. Aquel buque iba con destino al puerto alemán de Hamburgo y después de varios meses de navegar, el mendocino llegó a Alemania. Allí, un empleado del liceo lo acompañó hasta Berlín.
Su gran dominio del alemán permitió que pudiera destacarse en aquel país. Con apenas 14 años, el joven hablaba además de la lengua germana: inglés, francés, italiano, griego, latín y caldeo.
Después de estudiar en la capital del imperio prusiano, viajó hacia a Erlangen para establecerse. En esa casa de altos estudios se doctoró en Derecho. Además, cursó en las universidades de Leipzig y Heidelberg y tuvo a los más destacados profesores de Jurisprudencia de aquella época como Savigni, Dernburg, Brickmann o Rudorff. Por sus grandes méritos Manuel fue convocado por el rey de Prusia, Federico Guillermo IV, quien elogió sus conocimientos y se vio muy interesado por el joven.
La luz del conocimiento
Después de obtener todos estos títulos el joven mendocino emprendió un viaje por Turquía, Grecia,  Egipto y Estados Unidos.
Luego regresó a Sudamérica y decidió radicarse temporalmente en Santiago de Chile. En esa capital trabajó como abogado y periodista y contrajo matrimonio. 
Llamado por el gobierno de San Luis, Sáez se radicó en aquella provincia y fundó el primer periódico que apareció en esa ciudad, denominado La Actualidad; donde sostuvo los preceptos liberales de la Constitución Nacional, abogó por la cultura y la independencia de la prensa. En sus páginas se abordaron temas de la educación popular, obras públicas y la publicación de documentos oficiales. 
El periódico tuvo gran repercusión en Paraná, y el general Urquiza se suscribió con 50 ejemplares. Luego comenzó a aparecer tres veces por semana y cambió su formato, siendo mucho más grande. A pesar del éxito obtenido el doctor Manuel A. Sáez se ausentó de San Luis y el 30 de diciembre de 1858 La Actualidad dejó de funcionar.
Un cruel destino
Se radicó con su familia en su terruño, pero fue perseguido por algunos de sus enemigos y tuvo que exiliarse en Chile dejando a su mujer y a sus hijos.
En 1861, estando en la provincia de San Juan, recibió la noticia que su esposa y sus dos hijos habían muerto en el terremoto que asoló a la provincia el 20 de marzo. Inmediatamente regresó a Mendoza y desconsolado por esta tragedia, adoptó a una sobrina de 7 años que fue la única sobreviviente de su familia. Ambos partieron a San Luis.
La traición de un gobernador
En 1863, después de la inesperada muerte del gobernador Luis Molina, el presidente de la Legislatura provincial propuso elecciones y se convocó al doctor Sáez como fiscal general. 
Durante los comicios, se cometieron graves irregularidades y el designado fiscal general, alertó al gobernador de tales infracciones. El entonces mandatario no le hizo caso y funcionario electoral se resistió a ese hecho y pidió una garantía por su integridad física. Entonces el representante de la provincia le ofreció ir por el fondo de su casa en donde existía un callejón.
Al llegar allí, el oficial Segovia y varios soldados lo estaban esperando y descargaron sus sables y machetes en el cuerpo del indefenso Sáez, dejándolo con graves heridas.
Perseguido por el gobierno y la prensa, que difamó su integridad moral y ética, partió hacia Córdoba.
Su prolífica obra
Durante su exilio, escribió “La historia de los gobernadores”, el “Reglamento para la Administración y Justicia de San Luis” y un proyecto de la “Constitución para la provincia de Mendoza”. En Chile editó un libro llamado “El Derecho antiguo de los romanos y Lecciones de historia universal”, que fue incorporado a los colegios secundarios. Otra de sus obras fue “Federalismo y unitarismo”.
Su último deseo
En 1880, regresó a su lugar de nacimiento y se instaló en una hacienda llamada “El campamento” que había heredado de su tío, en el departamento de Las Heras. Allí se refugió en la lectura de sus libros que fue una de sus mayores pasiones. 
La tranquila estancia poseía una gran biblioteca, que contenía más de 20.000 libros y se la consideró la más grande e importante de Cuyo.
Manuel Antonio Sáez, lejos de aquellas persecuciones políticas, pudo cumplir su deseo de radicarse definitivamente en Mendoza.
Tras sufrir una grave enfermedad, falleció el 13 de octubre de 1887. Ese día se extinguió una de las más brillantes mentes que tuvo nuestra provincia.
Carlos Campana - las2campanas@yahoo.com.ar
http://www.losandes.com.ar/article/las-aventuras-de-manuel-antonio-saez
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