miércoles, 7 de diciembre de 2016

Recién casados. Buenos Aires 1916.


Efemérides. 7 de Diciembre de 1874: Segunda Batalla de Santa Rosa, en la misma se enfrentan las fuerzas del General Julio Argentino Roca contra el General Arredondo, que fue vencido y logró escapar huyendo a Chile.


Llegada de un autobús de la Empresa C.I.T.A a la Ciudad de San Luis. (año 1934)


Efemérides. 7 de Diciembre de 1863: El Gobernador de Mendoza, Carlos González ordena delinear las calles y carriles del trazado de la nueva ciudad, encomendada al agrimensor Julio Ballofet que fue reemplazado posteriormente por Carlos María Rivarola.

Julio Ballofet

Efemérides. Ataque al puerto. Honolulu Star titulares de los periódicos. 7 de diciembre de, 1941.


Moda y sexo: ¿qué ves cuando me ves? La ropa nos dice no sólo de qué sexo es una persona, sino cuánto le interesa su práctica y qué tipo de fantasía le apetece más. Hasta cuando callamos, lo que tenemos puesto habla por nosotros, expresa quiénes somos, de dónde venimos, qué deseamos y qué nos gusta hacer en la cama.

La ropa habla de nuestra sexualidad. La vestimenta proporciona mucha y diversa información relacionada con el erotismo y su ejercicio a partir de la suma de sus sutiles mensajes textiles y puede ser manipulada para alterar, aumentando o disminuyendo, nuestro atractivo sexual.


Así, los tejidos fuertes y crujientes como los sintéticos o las prendas sueltas de colores apagados parecen negar la sensualidad y hablan de un importante desinterés sexual; mientras que el cuero o las pieles sugieren literalmente eso, el contacto directo con la piel de quien lleva la prenda.

Por ejemplo, la ropa que se usa para ir a trabajar suele ser más bien neutra para evitar mensajes y sus posibles respuestas- eróticos; quien usa vestimenta sexy y de colores vivos lo hace para llamar la atención; los que muestran ajustadas hebillas de cinturones, minuciosos nudos y moños en los cordones de los zapatos y los puños de las camisas rigurosamente aprisionados revelan tanto rigor y disciplina como desdén por el sexo; hay hombres que dejan abierta su camisa y muestran el pecho y hay mujeres que dejan entrever el corpiño a través de transparencias, ambos respondiendo a un hormonal afán provocador.

Los uniformes, en todas sus versiones militares, escolares, delantales, religiosos, deportivos, de trabajo- están especialmente diseñados para desalentar el interés erótico. Por el contrario, los vestidos holgados y de aparente desorden tienden a alimentar el atractivo erótico de quien los usa y a acrecentar el apetito sexual de quien los mira.

La ropa suave, suelta y de tonos cálidos sugiere tradicionalmente una personalidad cálida, informal, afectuosa, y la prenda que va parcialmente desabrochada y muestra fragmentos de carne además implica que será fácil conseguir la desnudez total. Por otra parte, una excesiva pulcritud sugiere una personalidad excesivamente controlada y posiblemente reprimida, escribe la investigadora Alison Lurie en El lenguaje de la moda: una interpretación de las formas de vestir.

Quienes eligen las pieles, sean naturales o sintéticas, emiten mensajes claros que pueden, al menos parcialmente, reflejar una personalidad. Por ejemplo, una campera de gamuza sugiere romance; una de cocodrilo o de serpiente, riqueza y frialdad; una de visón, egocentrismo y una de conejo, timidez y pasión sexual.

El color y el olor de la piel también puede ser manipulado para aumentar el atractivo sexual de acuerdo con los cánones de belleza de la época y su consiguiente moda: broncearse o no, tatuarse, depilarse, maquillarse, teñirse el cabello y perfumarse. En la industria del camuflaje, los jabones y perfumes ocultan los olores naturales del cuerpo, las más primitivas y auténticas señales sexuales, y remplazan a las originales endorfinas por nuevos disparadores sintéticos que huelen mejor pero que no producen el mismo efecto. 

En el caso del cabello, una de las señales más claras de la sexualidad activa, hombres y mujeres también han modificado sus estilos de acuerdo a las modas y costumbres. Los hombres que se rasuran la cara y la cabeza connotan control y dominio de sí mismos, mientras que aquellos que exponen deliberadamente el vello corporal, se dejan una barba abundante y una melena sedosa se asocian con una naturaleza apasionada, potente y pregnante. 

En las mujeres el cabello largo es sinónimo de juventud, disponibilidad sexual y talentos variados en la cama, en tanto que el cabello recogido simboliza tanto madurez, elegancia y "mirame y no tocame" como un abierto desafío a desgreñar entre las sábanas ese pelo tan estudiadamente dispuesto, o en otras palabras, "la experiencia tiene precio". A ello se le suma que mientras que en algunas culturas el vello corporal -empezando por el púbico- es altamente apreciado, en otras es un verdadero estigma que debe ser erradicado y cada día es más frecuente el recurso de la depilación definitiva


Los senos y el trasero han sido siempre un imán sexual pero han tenido décadas de abandono sesgado y otras en las que han estado en el centro de la moda. Por ejemplo, los amplios escotes dominaron gran parte de los siglos XVII y XVIII; durante la época victoriana se realzó el trasero gracias al polizón; a principios de siglo XX casi desaparecieron debajo de amplios vestidos y ceñidas fajas y pero más tarde volvieron a acaparar las miradas con las provocadoras blusas y las ajustadas faldas tubo surgidas después de la Segunda Guerra Mundial. En menos de cien años, las mujeres pasamos del encaje insinuador al "hilo dental", del retaceo a la propuesta sexual directa, del misterio secreto a la exhibición pública. La ropa nos dice no sólo de qué sexo es una persona, sino cuánto le interesa su práctica y qué tipo de fantasía le apetece más. Hasta cuando callamos, lo que tenemos puesto habla por nosotros, expresa quiénes somos, de dónde venimos, qué deseamos y qué nos gusta hacer en la cama. 

De ahí que no se trate de estar a la moda sino de cómo llevar las prendas y los estilos que están de moda. Por eso, ¿qué ven de vos quienes te ven?


Fuente: http://www.mdzol.com/nota/348382

martes, 6 de diciembre de 2016

Concurso de Belleza, Gorditas Argentinas. (año 1970)



Publicidad Gráfica de Boite AL DIABLO. (año 1970) Mendoza


Cine erótico más antiguo de Gran Bretaña (año 1896). Señora del Victoriana en su tocador



Volviendo del trabajo, Buenos Aires 1925.



Fuente: AGN
caras y Caretas

Enero de 1969, Calle San Martín inundada, luego de una gran tormenta de verano. Ciudad Capital de Mendoza


Parte de la concurrencia que asistió a la inauguración de la Playa Ramirez, Montevideo, Uruguay. (año 1917)


Efemérides. 6 de diciembre de 1868: Nace en Rosario, Santa Fe, Lisandro de la Torre, fundador del Partido Demócrata Progresista. Durante la Década Infame, denunció los negociados del gobierno con los frigoríficos ingleses. Foto: Lisandro de la Torre con sus sobrinos de vacaciones en Capilla del Monte, c.1930.


Efemérides. 6 de diciembre de 1880: se promulga la ley por la cual se federaliza la ciudad de Buenos Aires, nueva capital argentina. Foto: Plaza de la República y Obelisco, luego de las últimas reformas edilicias, Buenos Aires 1968.


Afiche del gobierno contra la especulación, 1946.


Efemérides. 06 de Diciembre de 1930: Abre sus puertas por primera vez en la ciudad de Mendoza, el cine Alhambra. Foto: Publicidad Gráfica de Cine ALHAMBRA. (año 1935)


Miss Norman, bella señorita inglesa que se ofreció a prestar servicio en las ambulancias de la Cruz Roja, del ejercito de operaciones, con su moto side-car. Primera Guerra Mundial. (año 1915)


Efemérides. 06 de Diciembre de 1912: Culminan exitosa-mente las perforaciones en la localidad de Cacheuta, obteniéndose petróleo a treinta metros de profundidad. Foto: Fernando Fader, durante la construcción de la Represa en Cacheuta, alrededor de los años (1905-1906)


Efemérides. 06 de Diciembre de 1909: Llega a la provincia de Mendoza para ofrecer una exhibición de boxeo, el profesor Patrick Mc Carthy. Fue una reconocida figura del boxeo en Buenos Aires, donde se había instalado en los primeros años del siglo.

Fue un marino y también profesor irlandés radicado en Argentina. Fue un precursor y difusor del deporte en la Argentina, en especial del boxeo, el fútbol, y uno de los primeros profesores de educación física en dicho país.1 Tuvo una destacada participación e influencia en varias instituciones deportivas de Argentina como ser Club Boxeo de Buenos Aires, Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA), Lobos Athletic ClubClub Atlético Estudiantes de Buenos Aires, Central Athletic Club, entre otros. Por su parte, tres de sus alumnos que fueron influenciados por sus enseñanzas, fundaron el Club Atlético Boca Juniors en 1905

La nueva Eva y el viejo Adán Los mandatos femeninos se fueron diluyendo para dar nacimiento a una mujer diferente, desconocida, en movimiento, inquietante. Ellas definieron una feminidad inédita, complementaria de lo masculino, en la que sumaron competencias del ama de casa al mundo intelectual. Y ellos, obedecieron.

Los "viejos Adanes" continúan en la búsqueda de la mujer, madre y amante devota y abnegada

El trauma de la noche de bodas y el sueño de estudiar fueron dos constantes del mundo femenino de finales del XIX y comienzos del XX. Las ansias de emancipación, de ejercer sus derechos, de elegir no casarse, de trabajar sin ser censurada, de ser una persona socialmente libre y respetada fue una tendencia creciente entre las mujeres de Occidente que dio lugar a la expresión “nueva Eva”.


Estas “nuevas Evas” pasaron por la mirada, siempre oblicua, de grandes escritores y llenaron sus historias de mujeres no ya en evolución, sino en franca mutación. Así lo demuestran los relatos de Anatole France, Emile Zola y D.H. Lawrence, entre otros, que ofrecen personajes femeninos inquietos, rebeldes, incómodos, intimidantes.

Así, los mandatos de la vieja Eva se van diluyendo para dar nacimiento a una nueva mujer diferente, desconocida, en movimiento. Una mujer que ansiaba obtener un diploma o un divorcio, andar en bicicleta y votar, elegir al marido y administrar su propio dinero, pero también ser madre y criar a sus hijos, cuidar de la familia pero al mismo tiempo estudiar, leer e incluso escribir de manera profesional.

Entre estas primeras feministas destaca George Sand, que escribía novelas, criaba a sus hijos, vestía pantalones, cuidaba de Chopin enfermo y cocinaba y cosía para sus ex maridos y amantes. De la misma manera, la científica Marie Curie, Premio Nobel de Física 1903 y Premio Nobel de Química 1911, era una lectora voraz, llevaba todos los días a la escuela a su hija, con dinero del premio se compró una bañadera y poco después de la muerte de su esposo inició una larga e intensa relación con un hombre casado. 

Ellas, como millones de mujeres que luego profundizarían estas rupturas sociales, habían sido educadas en el modelo tradicional de “lo femenino”, pero progresivamente fueron sumando las competencias del ama de casa al mundo intelectual. Por cierto, que lo hicieron viviendo, sorteando y luchando con las propias contradicciones en las que se debatían las mujeres de la época. Y aunque sus discursos, en dichos y hechos, fueran de vanguardia no dejaban de condenar a la “nueva Eva” a la fatalidad genérica. 

Esto se hace evidente cuando estas mujeres que reclamaban, entre otras demandas, por un “salario materno” y por guarderías infantiles, no planteaban la división de las tareas domésticas entre los cónyuges. Solían batallar con el cumplimiento de las tareas efímeras y repetitivas del hogar y la gran mayoría terminaba –hijos, marido y sociedad mediante- renunciando a sus sueños.

Otras, como Charlotte Brontë y Emily Brontë, George Sand, George Elliot, Colette, por mencionar un puñado de escritoras, se quejan de que no se puede ser una mujer completa a tiempo parcial, y lamentan que los quehaceres del hogar –desde el “hacer calceta” a cocinar, pasando por cuidar de los hijos y de los mayores- les reste un valioso tiempo que necesitarían para escribir. 

Lo curioso es que a los hombres, los “viejos Adanes” no se les pedía ninguno de estos gestos altruistas de renuncia, no se les solicitaba que hicieran tareas en el hogar o que cuidaran de los hijos. Para eso estaban las mujeres, las Evas, y esa condición era una de sus grandes virtudes. 

De ahí que las “nuevas Evas” fueron definiendo una feminidad inédita que se percibe como distinta, complementaria de lo masculino, con un toque de orgullo y poderosas contradicciones entre el deber de procurar el bienestar del “otro” y el ansia de conseguir el propio.

Como entonces, a pesar de los grandes avances de las mujeres en todos los campos, la historia continúa, en su núcleo, igual que a fines del XIX y comienzos del XX: el imaginario masculino de los “viejos Adanes” continúa en la búsqueda de la mujer-madre-amante devota y abnegada, cuya vocación sea cuidar de los suyos.

Lo bueno es que Adán ahora también limpia, cocina, hace las compras, cuida a los niños, lava la ropa y hasta plancha. Supervisado por Eva, claro.


Fuente: http://www.mdzol.com/nota/360946

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