lunes, 19 de febrero de 2018

Grandes Establecimientos Argentinos (GEA), venta de ropa. Ubicada en le esquina de calles San Luis y San Martín. Ciudad de Mendoza (año 1934)


Elpidio González, el Vicepresidente que rechazó recibir una pensión vitalicia, y terminó siendo vendedor ambulante.

Elpidio González (Rosario, Santa Fe, 1 de agosto de 1875 - Buenos Aires, 18 de octubre de 1951) fue un político argentino perteneciente a la Unión Cívica Radical, elegido vicepresidente de la Nación Argentina (1922-1928). En 1922 fue elegido vicepresidente de la Nación acompañando a Marcelo T. de Alvear (1922-1928), luego de derrotar a la alianza de partidos conservadores llamada Concertación Nacional. Durante este mandato mantuvo un fuerte enfrentamiento con el presidente, como fruto del conflicto entre yrigoyenistas o personalistas y alvearistas o antipersonalistas. En 1928 durante la segunda presidencia de Hipólito Yrigoyen (1928-1930) fue Ministro del Interior hasta el golpe militar del 6 de septiembre de 1930, que lo encarceló durante dos años. Elpidio González, luego de su paso por la Vicepresidencia de la Nación, participó en la vida política esporádicamente. Su vocación política lo había sumido en la pobreza, teniendo que ganarse la vida como vendedor ambulante de anilinas en las calles de Buenos Aires.  El 6 de octubre de 1938 rechazó la concesión de una pensión vitalicia por parte del gobierno de Roberto Marcelino Ortiz con una conceptuosa carta. ​ En 1946 participó activamente en la campaña electoral de la Unión Democrática que llevaba la fórmula presidencial José Tamborini-Enrique Mosca. La prensa de orientación peronista se burló de su reaparición pública llamándolo "Alpedio González". 
Una vez finalizado el mandato de Alvear, Elpidio se retiró de la política y un tiempo después un diputado nacional en ejercicio lo vio transitando las recovas del barrio porteño de Once con una pequeña valija, vendiendo anilinas, betún y pomadas. Este legislador, consternado ante semejante cuadro, presentó en el Congreso un proyecto para otorgarle una jubilación especial a un hombre que había entregado mucho a su país. Lo realmente asombroso fue la reacción de González, que rechazó el beneficio con el argumento de que mientras tuviera dos manos para trabajar no necesitaba limosnas. Elpidio González fue operado de una dolencia en 1951 y quedó internado en un hospital por seis meses, hasta que murió el 18 de octubre de ese mismo año, debido a que no tenía una residencia donde alojarse. En su testamento, daba instrucciones sobre su sepultura: “Quiero ser enterrado con toda modestia, como corresponde a mi carácter de católico; como hijo del seráfico padre San Francisco, a cuya tercera orden pertenezco, suplico con amor de Dios la limosna del hábito franciscano como mortaja y la plegaria de todos mis hermanos en perdón de mis pecados y en sufragio de mi alma”.


La Torre Pirelli, recién terminada, frente a la estación Mitre, en el barrio de Retiro, Buenos Aires, 1977.


Empleados de la emprea de Ómnibus CITA, en un pic-nic, celebrando el 1 Mayo, día del trabajador en un camping del departamento de Tunuyán. (año 1934) Mendoza


Efemérides. 19 de Febrero de 1962. Muere Georgios Papanicolaou.

Georgios N. Papanikolaou o George Papanicolaou ,nace el 13 de mayo de 1883 ,muere el 19 de febrero de 1962 fue un médico griego, célebre por haber desarrollado una prueba para la detección temprana de cáncer en el cuello uterino, hoy llamada "prueba de Papanicolaou". En 1913 emigró a los Estados Unidos para trabajar en el departamento de patología del Hospital Presbiteriano de Nueva York y en el departamento de anatomía de la Universidad Cornell. Fue el inventor de la prueba de Papanicolaou, que se utiliza en todo el mundo para la detección precoz del cáncer de cuello de útero. Recibió el Premio Lasker

Adrienne Bolland, la aviadora que venció al coloso En 1921 llegó a Mendoza esta aviadora francesa con la intención de cruzar la cordillera de los Andes en su aeroplano.

Cuando apenas empezaba el año 1921 llegó a Mendoza una muchachita francesa, de 25 años, llamada Adrienne Bolland. Ella tenía un único e inusual objetivo: cruzar los Andes en aeroplano, una aventura impensable para las mujeres de su época.
Su estadía causó gran alboroto en “la ciudad de barro”; como llamaba Alejandro Santamaría Conil a nuestra provincia. De hecho, algunos opinaban que la aviadora francesa no sobreviviría a la travesía. Pese a los malos augurios, a los comentarios y las dudas Adrienne se entregó a su suerte y quedó inmortalizada en la historia al cruzar el macizo andino con éxito.
El domingo 20 de marzo de ese año, Bolland fue entrevistada por un cronista de diario Los Andes, que la esperó en el Grand Hotel para charlar con ella sobre la temeraria empresa que iba a realizar. Aquel lujoso hotel, ubicado en aquellos años en la calle Gutiérrez 148, era uno de los más importantes que tenía la provincia.
Un día después la nota fue publicada junto a un retrato de Adrienne; que fue tomado días antes en Buenos Aires y publicado por la recientemente desaparecida revista “El Gráfico” en su número 91 -del sábado 19 de marzo-. Este dato es curioso e interesante pues una práctica como la aviación estaba en aquellos años muy vinculada al deporte, de allí la noticia en “El Gráfico”.
Reproducimos aquí el texto con que el periodista de nuestro diario plasmó para la historia una de las pocas entrevistas que le hicieran a Bolland, antes de que emprendiera su hazaña:
“Tal como lo anunciáramos, ayer por la tarde llegó a Mendoza la aviadora francesa Adrienne Bolland, quién, según se ha dicho, intentará en breve la travesía aérea de la cordillera.
Un público muy numeroso esperó en la estación ferroviaria la entrada del convoy, demostrando una explicable curiosidad por conocer a la arriesgada sportman que sin duda, habrá de ratificar ampliamente, entre nosotros, la merecida fama y el justo renombre cimentado en Buenos Aires.
Enseguida de llegar entrevistamos en el hotel, donde se aloja, Mlle. Bolland.
Gentil, amable, realzando su sonrisa con la viveza de sus ojos verdes, que dan mucha vida y expresión a su semblante juvenil, la aviadora francesa comenzó por agradecer el saludo que le presentamos en nombre de Los Andes.
Y después, ya entablada la conversación sobre el tema relativo a su próxima tentativa, nos dijo:
- Desde el tren he visto las primeras estribaciones andinas. La cordillera me ha parecido realmente soberbia, colosal... Solo ansío cuanto antes iniciar mis vuelos para verlas desde lo alto...
- ¿Cuándo comenzarán sus ensayos preliminares?
- En cuanto esté listo el hangar que comenzará a ser armado hoy.
Una vez hecho ese trabajo, mi mecánico, René Dugenier (Duperrier), iniciará la preparación del motor del Caudron 80 H.P., tarea que ha demorar cuatro o cinco días más y entonces, entraré de lleno a la labor. Haré, como es natural, algunos ensayos previos, imprescindibles y una vez que se haya presentado la oportunidad propicia, intentaré la difícil travesía...

- ¿Sus impresiones?
- Favorables, desde luego. Tengo confianza en mi Caudron y los vuelos de estudio servirán para orientarme, proporcionándome al mismo tiempo, una serie de observaciones muy útiles y necesarias, sin duda. Los hechos dirán después...
 Y Adrienne Bolland, subrayando esta última frase con su habitual y franca sonrisa, propia de quienes como ella, están habituadas a desafiar el peligro y a salvar los obstáculos con la serenidad característica de los que dominan el espacio”.
La intrépida aventura de una mujer
Mademoiselle Bolland llegó a Mendoza. Estuvo varios días con los preparativos, hasta que en la madrugada del 31 de marzo, muy temprano, Adrienne arribó al aeródromo de Los Tamarindos con el objetivo de cumplir un sueño. En el hangar, su mecánico, un joven de 27 años llamado René Duperrier preparaba el avión para emprender aquel viaje junto a su asistente Crochard.
Llevaba como vestimenta un mameluco, campera, gorro y botas de cuero, previsto para soportar las bajas temperaturas.
A las 7 de la mañana, el avión Caudron de 80 HP estaba listo. La aviadora se acomodó en la nave y partió rumbo a la cordillera. Al llegar a Uspallata, las condiciones meteorológicas comenzaron a ser desfavorables; fuertes vientos, hacían que el avión perdiera altura.
En una sabia decisión, la aviadora regresó a Mendoza y su máquina aterrizó en el campo de Los Tamarindos.
Luego del fallido viaje, la Bolland, decidió realizar la travesía al otro día, el 1 de abril.
Muy temprano, Bolland, llegó al campo de aviación dispuesta a cruzar los Andes. Su aeroplano, un Caudron “petit” G3, fue sacado del hangar hasta la improvisada pista.
Todo estaba listo, Adrienne, llevaba entre sus manos un bolso con un puñal, tres cebollas para combatir la puna y un pan candeal como alimento.
Se subió a la cabina, estrechó fuerte la mano de su mecánico, en agradecimiento de su importante labor y con una simpática sonrisa, se dirigió al público diciendo: “Hasta la vista señores”. Eran las 6.30 de la mañana; entonces se dio la señal y la máquina se deslizó hacia el sudeste. En una rápida carrera, comenzó a tomar altura y la nave se remontó hasta alcanzar unos 3.000 metros de altura en dirección a las nevadas cumbres de la cordillera, siguiendo la línea del ferrocarril y el telégrafo.
En Uspallata, después de casi una hora de haber despegado desde los Tamarindos, la nave sobrevoló la estación ferroviaria y se perdió en la inmensidad de la cordillera. Al llegar a Las Cuevas, el avión alcanzó los 4.850 metros de altura, batiendo el récord mundial realizado por una mujer. Adrienne comenzó a preocuparse por la estructura de la nave, ya que su altitud máxima era de 4.000.
Después de salir de Mendoza, los anteojos que llevaba le apretaban mucho. Antes del vuelo se había vendado las manos con papel y se había colocado unos gruesos guantes de cuero para resguardarse del frío. Esto no le permitía tener gran movilidad. Cuando estaba sobrevolando Punta de Vacas llevó la mano al rostro para tratar de acomodar el anteojo que le molestaba.
Al forcejear con el guante, el anteojo se rompió y cayó al vacío debiendo efectuar el vuelo con la cara descubierta y sin protección.
Comenzó a sentir el viento frío que cortaba su rostro y afectaba sus ojos, pero su meta era llegar a Santiago. Cuando llegó al Río Blanco, un fuerte viento hizo sacudir el avión, aunque pudo sortear este inconveniente.
Luego pasó por el pueblo de Los Andes, a las 10 de la mañana.
Un dolor intenso sintió en los ojos, que estaban desprotegidos, pero supo resistir. Sólo faltaban 10 minutos de viaje para llegar a Santiago.
El aeroplano comenzó a descender y de repente se empezaron a ver las pequeñas casas. Localizó la pista y con unos suaves giros la joven francesa aterrizó ante una multitud que la ovacionaba. Al salir de la máquina, su rostro estaba amoratado por el intenso frío que había soportado. Valió el sacrificio y su sueño se hizo realidad: ser la primera mujer aviadora en vencer la cordillera de los Andes.
Cincuenta años después, regresaría a Mendoza para rememorar aquella hazaña.  
Dato curioso
Cuenta la escritora francesa Coline Béry en su libro “Adrienne Bolland ou les ailes de la liberté” (“Adrienne Bolland o las alas de la libertad”), que antes de partir a Chile la aviadora se puso debajo de su mameluco de algodón marrón, varias páginas de papel del diario Los Andes, que pidió que le guardaran durante una semana. Luego se calzó un pulóver de cuello alto y, por encima, un kimono de seda traído de China.
Después de concretar su hazaña, y gracias a la utilización de un aceite para avión llamado Autoline que pertenecía a la Compañía General de Aceites de Buenos Aires, Bolland fue entrevistada por varias revistas de la época.

Obreros posando para la cámara en un descanso de las demoliciones para la traza de la avenida 9 de Julio, Buenos Aires,1936.


Vista panorámica del barrio de La Boca, Buenos Aires 1954.


Concurso femenino de elegancia automovilística en Mar del Plata. Sta. Josefina Matilda Giovani, marzo de 1936.


domingo, 18 de febrero de 2018

El Moreno, heladero. Valor del helado 5 centavos. (año 1934) Mendoza


"Médicos argentinos en los hospitales de París" Dr. Ricardo Sarmiento Laspiur en el hospital Beaujon, servicio del Dr. Tuffier, y hace cirugía en el estudio del Dr. Blanchard, 1910.


Fidela Peackoc Viuda de Lencinas, rodeada de todos sus hijos varones. Foto tomada a principios de 1929, figura también Carlos Washington Lencinas. Mendoza


Una Familia del departamento de Lujan de Cuyo a quién la crecida por la tormenta ocurrida el 11 de Enero de 1934, les derrumbó la vivienda. Mendoza


Efemérides. 18 de Febrero de 1564. Muere Miguel Ángel.


Michelangelo Buonarroti nace en Caprese, 6 de marzo de 1475 ,muere en Roma, 18 de febrero de 1564, conocido en español como Miguel Ángel, fue un arquitecto, escultor y pintor italiano renacentista, considerado uno de los más grandes artistas de la historia tanto por sus esculturas como por sus pinturas y obra arquitectónica.​ Desarrolló su labor artística a lo largo de más de setenta años entre Florencia y Roma, que era donde vivían sus grandes mecenas, la familia Médici de Florencia y los diferentes papas romanos.
Fue el primer artista occidental del que se publicaron dos biografías en vida: Le vite de' più eccellenti pittori, scultori e architettori, de Giorgio Vasari, publicada en 1550 en su primera edición, en la cual fue el único artista vivo incluido, y Vita de Michelangelo Buonarroti, escrita en 1553 por Ascanio Condivi, pintor y discípulo de Miguel Ángel, que recoge los datos facilitados por el mismo Buonarroti.Triunfó en todas las artes en las que trabajó, caracterizándose por su perfeccionismo.a​ La escultura, según había declarado, era su predilecta y la primera a la que se dedicó; a continuación, la pintura, casi como una imposición por parte del papa Julio II, y que se concretó en una obra excepcional que magnifíca la bóveda de la Capilla Sixtina; y ya en sus últimos años, realizó proyectos arquitectónicos.

Efemérides. 18 de Febrero de 1889. Muere Gerónimo Espejo.


Gerónimo Espejo nace en ciudad de Mendoza,el 30 de septiembre de 1801 ,muere en Buenos Aires,el 18 de febrero de 1889, militar argentino, que participó en las campañas del general José de San Martín en Chile y Perú. Más tarde participó en la Guerra del Brasil y en las guerras civiles argentinas. En sus últimos años, recopiló sus memorias de las campañas de San Martín en varios libros, y colaboró en la obra historiográfica de Bartolomé Mitre.Participó en la campaña al Perú, donde el general San Martín lo ascendió al grado de teniente y le confió varias misiones especiales, sobre todo poco antes de la toma de Lima. Acompañó a San Martín a la entrevista de Guayaquil con Simón Bolívar. Intervino en la desastrosa campaña de los Puertos Intermedios.
Regresó en 1824 a Buenos Aires, donde ejerció como secretario militar del gobernador Martín Rodríguez y de su sucesor, Las Heras. Se unió a la campaña del Brasil, y fue ayudante de campo de los generales Rodríguez y Alvear. Participó en la batalla de Ituzaingó.Fue uno de los oficiales del estado mayor del general Lamadrid en la batalla de La Ciudadela, tras la cual se exilió en Bolivia.Regresó a Mendoza algún tiempo después de la batalla de Caseros, y prestó servicios en la guarnición de la ciudad. Fue electo diputado provincial y senador suplente de la Confederación. Fue tesorero del Banco Nacional de Rosario, administrador de la aduana de esa ciudad, y director de estadística de la Confederación. Después ocupó varios cargos administrativos en el ejército nacional.
Después de la batalla de Pavón permaneció varios años inactivo, dedicado al comercio. En 1868 fue empleado en la oficina de pagos del Ministerio de Guerra. Allí lo conoció el presidente Bartolomé Mitre, que quedó asombrado por su memoria para los hechos históricos en que había participado.Tal vez por esos méritos algo inusuales, fue ascendido al grado de general de brigada en 1875, después de haber pasado a retiro. Muchos años después llegó a general de división, a los 81 años.

Efemérides. 18 de Febrero de 1819, se libra la batalla de la Herradura.


En 1819 en una «herradura» del río Tercero, cerca de la localidad argentina de Marcos Juárez (provincia de Córdoba) las fuerzas unitarias al mando del coronel Juan Bautista Bustos libran la Batalla de La Herradura, contra las fuerzas federales de Estanislao López. La Batalla de La Herradura provincia de Córdoba, Argentina, el 18 de febrero de 1819 fue un combate durante la primera de las guerras civiles argentinas entre unitarios y federales, victoria del general y futuro caudillo cordobés Juan Bautista Bustos sobre el caudillo santafesino Estanislao López. La provincia de Santa Fe, que hasta 1815 había dependido de la de Buenos Aires, logró liberarse de esa dependencia con una serie de combates en la capital de la provincia y venció en tres oportunidades las invasiones mandadas desde la capital del país. Entonces el director Pueyrredón ordenó atacarla con el Ejército del Norte, que de esta manera era apartado de su misión, es decir, la de defender el límite norte del país.

Muy contra su voluntad, el general Manuel Belgrano envió contra Santa Fe una poderosa división, al mando del coronel Juan Bautista Bustos. Éste fue vencido en una batalla muy rápida el 20 de noviembre de 1818, en Fraile Muerto, combate en que López se limitó a dejar sin caballos a Bustos, para volver rápidamente sobre el sur de su provincia a enfrentar al ejército que la invadía desde Buenos Aires, al mando de Juan Ramón Balcarce, que fue rápidamente derrotado.

Al mismo tiempo fracaso expedición enviada desde Buenos Aires a Entre Ríos, con esto López y Ramírez pudieron auxiliarse mutuamente, el último le envió al primero 2.000 entrerrianos y 500 correntinos para derrotar a Balcarce. Pueyrredón insistió en su estrategia de doble ataque, sólo que con más hombres.

El plan del Directorio era lanzar una ofensiva múltiple sobre Santa Fe con más de 7.000 hombres: el general Juan José Viamonte estaba en San Nicolás de los Arroyos con 2.500 soldados, Bustos en Córdoba con más de 800,​ Belgrano avanzaba desde Tucumán con el grueso de sus tropas, unos 3.000 hombres, y el teniente coronel Severo García de Sequeira unos 1.000 soldados venían desde Mendoza. López tenía sólo 2.000 hombres, 800 de ellos eran refuerzos provenientes de Entre Ríos. Bustos estaba ahora al mando de algo menos de 1.000 hombres, muy superiores en armamento que los 1.500 hombres de López.​ Pero no lo enfrentó a campo abierto, sino que, al saber que el caudillo iba nuevamente a su encuentro, se refugió en una curva del río Tercero, con forma de herradura, donde tres de sus lados estaban protegidos por el río, y el frente por una empalizada y carretas con cañones.

La batalla duró tres días, durante los cuales López intentó varias veces forzar la puerta del refugio de Bustos, sin lograr vencerlo. Impacientes, los jefes de la caballería de Bustos, los coroneles Gregorio Aráoz de Lamadrid y José María Paz hicieron varias salidas para perseguir a López, pero éste los alejó de su base y los venció en choques rápidos. La batalla quedó en un empate, aunque en comparación con la anterior fue mucho menos útil para López, y por eso suele ser considerada una victoria de Bustos. López hizo una maniobra que le pudo haber resultado, al avanzar rápidamente hacia la ciudad de Córdoba. Pero al llegar a la Villa de los Ranchos, sobre el río Segundo, recibió noticias del nuevo ataque desde Buenos Aires, esta vez al mando de Juan José Viamonte. Éste fue cercado en Rosario, y cuando estaba por ser expulsado de allí, López propuso un armisticio. La razón de esta propuesta era que acababa de recibir noticias de que el general José de San Martín se quejaba de que se le ordenaba regresar de Chile, poniendo en peligro la futura campaña al Perú, para combatir a López.

El armisticio apenas duró ocho meses, y terminó con la campaña que llevaría a los federales a la victoria en la batalla de Cepeda, definitiva derrota del unitarismo directorial.

Efemérides. El 18 de Febrero de 1881 en Washington D.C., Estados Unidos, el médico cubano Carlos Juan Finlay (1833-1915) hace público su descubrimiento del modo de transmisión de la Fiebre Amarilla por el mosquito Aedes aegypti.


La fiebre amarilla es una enfermedad vírica aguda, hemorrágica, transmitida por mosquitos infectados. El término "amarilla" alude a la ictericia que presentan algunos pacientes.

Los síntomas de la fiebre amarilla son: fiebre, cefaleas, ictericia, dolores musculares, náuseas, vómitos y cansancio.
Una pequeña proporción de pacientes infectados presentan síntomas graves, y aproximadamente la mitad de estos casos fallecen en un plazo de 7 a 10 días.
El virus es endémico en las zonas tropicales de África y de América Central y Sudamérica.
Desde el lanzamiento de la Iniciativa contra la Fiebre Amarilla, en 2006, se han hecho importantes avances en la lucha contra la enfermedad en África Occidental, y se han vacunado más de 105 millones de personas en campañas de vacunación en masa. En África Occidental no se han notificado brotes de fiebre amarilla en 2015.
Las grandes epidemias de fiebre amarilla se producen cuando el virus es introducido por personas infectadas en zonas muy pobladas, con gran densidad de mosquitos y donde la mayoría de la población tiene escasa o nula inmunidad por falta de vacunación. En estas condiciones, los mosquitos infectados transmiten el virus de una persona a otra.
La fiebre amarilla puede prevenirse con una vacuna muy eficaz, segura y asequible. Una sola dosis es suficiente para conferir inmunidad y protección de por vida, sin necesidad de dosis de recuerdo. La vacuna ofrece una inmunidad efectiva al 99% de las personas vacunadas en un plazo de 30 días.
Un buen tratamiento de apoyo en el hospital aumenta la tasa de supervivencia. No hay tratamiento antivírico específico para la fiebre amarilla.
El virus de la fiebre amarilla es un arbovirus del género Flavivirus transmitido por mosquitos de los géneros Aedes y Haemogogus . Las diferentes especies de mosquitos viven en distintos hábitats. Algunos se crían cerca de las viviendas (domésticos), otros en el bosque (salvajes), y algunos en ambos hábitats (semidomésticos).

Casa de artículos para fonógrafos, Buenos Aires, 1915.


"La Declaración" por Nelly Omar y Francisco Pereyra, julio de 1936.


Catamarca. Changos de chacras vendedores de naranjas y mandarinas, c.1930.


sábado, 17 de febrero de 2018

En las Termas de Villavicencio, parte del numeroso público que asistió al acto de bendición de la imagen de Nuestra Señora de Pompeya, consagrada virgen de las termas de dicho lugar. (año 1933) Mendoza


Bife de chorizo con papas fritas. "Manual de la criada económica y de las madres de familias, que desean enseñar a sus hijas lo necesario para el gobierno de su casa". Buenos Aires, 1833.


Inauguración del surtidor de venta de nafta YPF, en Puente del Inca. (año 1933) Departamento de Las Heras, Mendoza


Efemérides. El 17 de febrero de 1869, JUAN MANUEL DE ROSAS Y SOLANO LÓPEZ Legado del "Sable de la Soberanía"


El 17 de febrero de 1869, mientras Francisco Solano López y el heroico pueblo guaraní se debatían en las últimas como jaguares decididos que se niegan a la derrota, Rosas testó el destino del "sable de la soberanía":

"Su excelencia el generalísimo, Capitán General don José de San Martín, me honró con la siguiente manda: La espada que me acompañó en toda la guerra de la Independencia será entregada al general Rosas por la firmeza y sabiduría con que ha sostenido los derechos de la Patria. Y yo, Juan Manuel de Rosas, a su ejemplo, dispongo que mi albacea entregue a su Excelencia el señor Gran Mariscal, presidente de la República paraguaya y generalísimo de sus ejércitos, la espada diplomática y militar que me acompañó durante me fue posible defender esos derechos, por la firmeza y sabiduría con que ha sostenido y sigue sosteniendo los derechos de su Patria".

Efemérides. 17 de febrero de 1948 fallece el Dr. Enrique Finochietto. Foto: Segundo a Izquierda, Finochietto con amigos en Mar del Plata, 1916.


Mendoza. Vista de un viñedo, fines del siglo XIX.


Osvaldo Pugliese, en Canal 7, Buenos Aires, c.1970.


Avenida Callao y Sarmiento, Buenos Aires, S/F.


Hipódromo argentino, año 1934. Buenos Aires


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