martes, 13 de marzo de 2018

María Teresa Ansuini. Reina de la Vendimia del departamento de Maipú. (año 1946) Mendoza


Aspecto elegante de Viña del Mar, al fondo de la imagen se observa el Casino. (año 1945) Chile


El espléndido palacete del Señor Antonio Huespe, ubicado en la magnífica esquina de la Avenida Emilio Civit y Boulogne Sur Mer, frente a los portones de entrada al Parque General San Martín. (año 1945) Ciudad de Mendoza


La Quesería de Raggio Hnos. Ubicada en calle General Paz 294, esquina Patricias Mendocinas. Ciudad de Mendoza. (año 1945)


Plaza San Martín y edificio Kavanagh, Buenos Aires 1940.


Reconstrucción histórica de Recoleta hacia el siglo XIX, previo a su modernización. Buenos Aires, S/F.


En la Plaza de Congreso a escenas como esta dio lugar la novedosa caída de la nieve de junio de 1918.


lunes, 12 de marzo de 2018

Cacería del Zorro, efectuada en el Club Hípico de San Rafael. (año 1944) Mendoza


Personal Superior de subalterno de la Policía del departamento de San Martín. Preside el Jefe Político Don Eutimio Perez. (año 1944) Mendoza


Creación de la Plaza del Congreso en 1910. Buenos Aires


Educación laica y matrimonio civil: dos cambios que hicieron crujir al país. En las sociedades, el planteo de revisiones profundas en su estructura generan fuertes debates.

La historia de la humanidad está sujeta a cambios ideológicos permanentes, fenómeno que nos caracteriza como seres pensantes y marca el destino de generaciones. La cultura va modificándose en dicha marcha al ritmo de los nuevos paradigmas. Así, mucho de lo que aceptamos hace algunos años como normal hoy parece terrible y decadente. Atravesamos uno de esos momentos críticos, en el que ni el humor se salva ante la vara de lo “políticamente correcto”. Situaciones que recuerdan a la advertencia de Ortega y Gasset, para quien “... una exageración es siempre la exageración de algo que no es...”.
Generalmente, estos momentos de turbulencia suelen verse reflejados en la legislación. En nuestro país el laicismo, que planteaba una separación clara entre Estado y Religión, generó momentos de tensión a fines del siglo XIX. 
Durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, a pesar de ser el gran fomentador de la educación, no llegó a sancionarse una ley al respecto. Con Nicolás Avellaneda, su sucesor, tampoco. La situación era apremiante. Y semejante tarea quedó en manos de Roca, quien en 1881 -poco después de asumir su primer mandato- creó el Consejo Nacional de Educación y nombró a Sarmiento a cargo. Aun cuando ambos hombres se detestaban, Julio Argentino entendió que no podía dar tamaña responsabilidad a nadie más. Por su parte, el sanjuanino dejó de lado su orgullo y se puso a trabajar. Ese mismo año se llamó a un Congreso Pedagógico para tratar el tema y las discusiones sobre la Ley de Educación se extendieron por años. 
Los debates parlamentarios muestran que la norma causaba rechazo en gran parte de los representantes. Uno de los discursos más resonantes a favor de la ley fue el del diputado Emilio Civit, basando sus puntos en nuestra historia sin atacar al catolicismo. La 1.420 se volvió realidad. El desacuerdo llegó a extremos de tal desobediencia, por parte de miembros de la Iglesia Católica, que Roca terminó expulsando al nuncio apostólico del país -dándole 24 horas para abandonarlo- y rompiendo relación con el Vaticano. 
A pesar de todo esto la ley no elimina la educación religiosa, reservando un espacio en el art. 8, donde leemos: “La enseñanza religiosa solo podrá ser dada en las escuelas públicas por los ministros autorizados de los diferentes cultos, a los niños de su respectiva comunión, y antes o después de las horas de clase”. De todos modos condujo, en la práctica, hacia una enseñanza laica real. 
Diez años más tarde de haberse aprobado la norma, el noventa por ciento de los argentinos sabía leer y escribir: nuestro país resolvió el problema del analfabetismo antes que gran parte de Europa.
Otra de las grandes discusiones legales, que mantuvo en vilo a los argentinos, llegó cuatro años más tarde con la Ley de Matrimonio Civil. En este debate intervinieron grandes figuras, como Wilde, del Valle y Goyena. El liberalismo opositor se plegó al Gobierno para enfrentar a la facción católica, encabezada por Estrada. Entre los argumentos esgrimidos por los promotores de la norma se encontraba el de atraer a los inmigrantes de cualquier religión. Ante esto Estrada esgrimió en el Congreso: “... si hubiéramos de construir la República de manera que los inmigrantes, cualquiera fuese su procedencia, su manera de sentir y de pensar, nada encontraran que difiera de su modo de ser, fuera menester que así como se nos exige abstenernos de declararnos católicos, es decir de tener religión, se nos exigiera abstenernos de tener doctrinas, leyes, opiniones, artes, civilización y carácter, en una palabra; a fin de que la inmigración, aceptada para cultivar la tierra y afanarse en las industrias, pudiera desvirtuar por completo el carácter nacional, y convertir a la República en una inmensa factoría, gobernada desde un hotel...”. 
Las discusiones no quedaban en el Senado o en Diputados. En Mendoza el periódico “El Ferrocarril” de Nicolás Villanueva publicó en diversas entregas los artículos del proyecto. La prensa liberal presionaba para la sanción de la ley. Por entonces, salió a la luz un crimen horrendo que estremeció al país y cuyas crónicas llegaron hasta los periódicos españoles. El cura de Olavarría, Pedro Castro Rodríguez, estaba casado y había matado a su esposa e hija, una niña de diez años. Tras lo cual, falsificó documentos y consiguió un ataúd grande diciendo que se trataba de una mujer muy obesa y las sepultó juntas. “¡Espantoso debía ser ver a aquel monstruo arreglando a sus víctimas en el cajón! -leemos en “El Mosquito”, que cubrió la noticia en sus páginas-. ¡El miserable tuvo que sentarse sobre la tapa para hacer fuerza y poder hacer penetrar los tornillos! ¡¡¡Una vela alumbraba la horrorosa escena!!!”. Como el crimen tardó en descubrirse Castro Rodríguez celebró varios matrimonios luego del hecho. Una de las tapas de “El Mosquito” lo muestra rodeado de los fantasmas de sus víctimas llevando a cabo una ceremonia nupcial. 

Así, el abominable suceso fue utilizado para golpear a la Iglesia en esta contienda. Sin embargo, hubo quienes trataron de diferenciar los tantos. En el citado diario de Villanueva, por ejemplo, leemos una reflexión al respecto: “... El hombre no es la religión, y todos los crímenes que el hombre pueda cometer (...) no pueden (...) manchar la religión (...) Aún es más indigno e innoble el proceder de aquellos que, por la prensa o de palabra, injurian y calumnian a todos los sacerdotes en general por el pecado de uno...” (El Ferrocarril, Mendoza, 1888). 
El matrimonio civil fue aprobado, volviéndose el único con validez según nuestro derecho positivo, debiéndose verificar en presencia de un oficial público. Además, cualquier ministro religioso antes de celebrar alguna unión debía exigir el acta civil para no caer en dificultades penales. 
Como vemos, las discusiones apasionadas sobre la necesidad o no de nuevas leyes, no constituyen un fenómeno original entre los argentinos.
Esperemos acompañar con inteligencia los desafíos que plantea nuestra contemporaneidad, permitiendo a los debates tomar la altura intelectual de la que aún parecen carecer.   



Por Luciana sabina  
http://losandes.com.ar/article/view?slug=educacion-laica-y-matrimonio-civil-dos-cambios-que-hicieron-crujir-al-pais-l-sabina




Efemérides. 12 de Marzo de 1906. Muere Manuel Quintana.

Manuel Pedro Quintana nace en Buenos Aires, 18 de octubre de 1835 ,muere el 12 de marzo de 1906 fue un abogado, político y estadista argentino, presidente de la Argentina entre el 12 de octubre de 1904 y el 25 de enero de 1906, cuando delegó el mando en su vicepresidente José Figueroa Alcorta, muriendo poco después.

Efemérides. 12 de Marzo de 1930, se inicia la Marcha de la Sal.


En 1930 en la India, Mahatma Gandhi conduce la Marcha de la Sal. El líder pacifista y su séquito recorren 300 km hacia el mar para desafiar el monopolio que el Imperio británico realizaba sobre la sal. La marcha de la sal, también conocida como the Dandi March y Salt Satyagraha, fue una manifestación dirigida por Mahatma Gandhi y llevada a cabo entre el 12 de marzo y el 6 de abril de 1930. Esta marcha se convirtió en uno de los más importantes acontecimientos que condujeron a la independencia de la India del Imperio británico. En los años precedentes, Gandhi había multiplicado las manifestaciones no violentas y las huelgas de hambre para obtener en el raj británico un estatuto de autonomía análogo al concedido a las colonias de población mayoritariamente europea como Canadá y Australia. Al no lograr concesiones de los ingleses, ciertos miembros de su partido, el Partido del Congreso Nacional Indio, se impacientaron y propusieron una guerra abierta, con una serie de sublevaciones armadas para expulsar a los ingleses del territorio indio.

Gandhi insistió en su camino de la no violencia y advirtió al virrey de la India que su próxima campaña de desobediencia civil sería el ejercicio del derecho natural de los hindúes a producir sal. Así pues dejó su áshram de los alrededores de Ahmedabad, al noroeste del país, acompañado de algunas decenas de discípulos y de un séquito de periodistas.

Después de un recorrido a pie de 300 kilómetros, llegó el 5 de abril de 1930 a la costa del océano Índico. Avanzó dentro del agua y recogió en sus manos un poco de sal. Por este gesto irrisorio y altamente simbólico, Gandhi alentó a sus compatriotas a violar el monopolio impuesto por el gobierno británico sobre la producción y distribución de sal. Como una forma más de dominio, los ingleses, al ocupar el territorio hindú se apropiaron de la producción de sal que hasta ese momento era un acto libre del pueblo. Cualquier persona que lo necesitara producía sal tomando agua del mar y dejándola evaporar en un cuenco. Los británicos establecieron un impuesto sobre la sal consumida. La sal era un producto de vital importancia y elevadísima demanda para conservar la carne y otros alimentos, debido a la escasez de mecanismos de refrigeración con que contaban los pobladores hindúes. Los británicos impusieron severas penas para quienes produjesen sal de forma autónoma. Esta imposición de los británicos era análoga a la gabela que, bajo el Antiguo Régimen gravaba la sal en Francia.

Las autoridades coloniales británicas ignoraron la invitación de Gandhi para boicotear el monopolio británico sobre la sal. Varios compañeros políticos de Gandhi no encontraban razón en esta invitación, pero Gandhi consideraba necesario que la protesta a favor de la independencia se dirigiera primeramente contra un hecho o situación que perjudicase directamente a toda la población de la India, ya fueran hindúes o musulmanes, y de cualquier casta, ya que las características económicas de la sal (producto de necesidad básica, imposible de sustituir, y gravado por un impuesto que elevaba artificialmente su precio) hacían que un «boicot contra la sal» fuese más popular que una protesta contra leyes abstractas de autodeterminación política. El hecho de que la población más pobre de la India sufriera las consecuencias del impuesto británico le daba un carácter más legítimo y masivo a la protesta.

En la playa, la multitud, nutrida de varios miles de simpatizantes, imitó al Mahatma y recogió agua salada en recipientes. Su ejemplo fue seguido por todo el país. De Karachi a Bombay, los indios evaporaron el agua y recogieron la sal a plena luz del día, desafiando a los británicos. Estos últimos llenaron sus cárceles con 60 000 ladrones de sal indios. Los independentistas indios, fieles a las recomendaciones de Gandhi, no se resistieron a los arrestos violentos de la policía colonial. El mismo Mahatma fue detenido y pasó nueve meses en prisión. Finalmente, el virrey reconoció su impotencia para imponer la ley británica, a menos que se utilizara ampliamente una represión violenta, con el riesgo de que esta reacción quitara a los británicos todo crédito ante los indios, incluidas las élites. Cediendo a las peticiones de Gandhi, el virrey liberó a todos los prisioneros y, presionado por las circunstancias, reconoció a los indios el derecho a recolectar ellos mismos la sal.

Situado por aquel entonces en la oposición parlamentaria, el político británico Winston Churchill rechazó frontalmente toda propuesta de independizar la India y al conocer la protesta de la sal, Churchill ironizó sobre Gandhi llamándolo el «fakir sedicioso que sube medio desnudo las escaleras del palacio del virrey». El Mahatma fue recibido triunfalmente en Londres por los liberales británicos que aceptaron una próxima independencia de la India, aunque los políticos británicos carecían de planes efectivos a corto plazo y dudaban entre una plena independencia o la autonomía dentro de la Commonwealth de modo análogo a Canadá o Australia.

La discusión sobre la independencia india fue aplazada por la Segunda Guerra Mundial y las disensiones entre hindúes y musulmanes. El 15 de agosto de 1947, el Imperio de las Indias se convirtió por fin en independiente, pero al precio de una salvaje guerra religiosa y de la separación de India y Pakistán. En el contexto de este conflicto, Gandhi perdió la vida el 30 de enero de 1948, víctima de Nathuram Godse, un fanático derechista hindú.

La marcha de la sal supuso para los indios el equivalente al motín del té de Boston que condujo a los Estados Unidos a la independencia. Aun cuando no significó que el Reino Unido aceptase una mayor autonomía política para la India, sí dejó claramente expuesto que el gobierno colonial británico dependía del consentimiento de la opinión pública de la India, lo que forzó a los británicos a evitar una confrontación violenta con Gandhi y sus seguidores.

A lo largo de la marcha, Gandhi y sus seguidores entonaron a modo de himno el mantra Raghupati.

Efemérides. 12 de Marzo de 1945, Muere en el campo de concentración nazi de Bergen-Belsen Ana Frank


Annelies Marie Frank, conocida en español como Ana Frank nacio en Fráncfort del Meno, el 12 de junio de 1929 y murio en el campo de concentracion nazi de Bergen-Belsen, en marzo de 1945, ​ fue una niña alemana con ascendencia judía, mundialmente conocida gracias al Diario de Ana Frank, la edición de su diario íntimo, donde dejó constancia de los casi dos años y medio que pasó ocultándose, con su familia y cuatro personas más, de los nazis en Ámsterdam (Países Bajos) durante la Segunda Guerra Mundial. Su familia fue capturada y llevada a distintos campos de concentración alemanes.

El único sobreviviente de los ocho escondidos fue Otto Frank, su padre. Ana fue enviada al campo de concentración nazi de Auschwitz el 2 de septiembre de 1944 y, más tarde, al campo de concentración de Bergen-Belsen, donde murió de tifus en marzo de 1945, pocos días antes de que éste fuera liberado.​ En 1947, apenas dos años después de terminada la guerra, Otto publicó el diario bajo el título La casa de atrás en neerlandés, Het Achterhuis. Annelies Marie Frank nació en Fráncfort del Meno (Hesse, Alemania), y fue la segunda hija de Otto Heinrich Frank (12 de mayo de 1889-19 de agosto de 1980) y su mujer, Edith Hollander (16 de enero de 1900-6 de enero de 1945), una familia de judíos alemanes, cuyo padre, Otto, había participado como Teniente del Ejército Alemán en la Primera Guerra Mundial. Tenía una hermana mayor, Margot (16 de febrero de 1926-9 de marzo de 1945). Junto con su familia, tuvo que mudarse a la ciudad de Ámsterdam, huyendo de los nazis. Allí sus padres le regalaron un diario al cumplir los trece años. Muy poco después, su familia tuvo que ocultarse en un escondrijo, la Achterhuis o "Anexo secreto", como lo llamó en su diario, situado en un viejo edificio en el Prinsengracht, un canal en el lado occidental de Ámsterdam, y cuya puerta estaba escondida tras una estantería. Allí vivieron durante la ocupación alemana, desde el 9 de julio de 1942 hasta el 4 de agosto de 1944.

En el escondite había ocho personas: sus padres, Otto y Edith Frank; ella y su hermana mayor Margot; Fritz Pfeffer, un dentista judío (al que Ana dio el nombre de Albert Dussel en su Diario), y la familia van Pels (identificada como van Daan en el Diario), formada por Hermann y Auguste Van Pels y el hijo de ambos, Peter. Durante aquellos años, Ana escribió su Diario, en el que describía su miedo a vivir escondida durante años, sus nacientes sentimientos por Peter, los conflictos con sus padres, y su vocación de escritora. Pocos meses antes de ser descubiertos, empezó a reescribir su Diario con la idea de publicarlo tras la guerra.

Ana, su familia y acompañantes fueron arrestados por la Grüne Polizei el 4 de agosto de 1944 y un mes después, el 2 de septiembre, toda la familia fue trasladada en tren de Westerbork (campo de concentración en el noreste de los Países Bajos) hacia el Campo de concentración de Auschwitz, viaje que les llevó tres días. Mientras tanto, Miep Gies y Bep Voskuijl, dos de las personas que los protegieron mientras estuvieron escondidos, encontraron y guardaron el Diario y otros papeles de Ana.

Desde su captura, se creyó que la familia fue delatada por un colaborador de la Gestapo; sin embargo, hay investigaciones que afirman que el descubrimiento de los ocupantes se llevó a cabo de manera casual, ya que los agentes de la SS estaban investigando delitos de empleo ilegal en el edificio, y que la persecución de judíos no era su objetivo. Ana, Margot y Edith Frank, la familia van Pels y Fritz Pfeffer no sobrevivieron a los campos de concentración nazis aunque Auguste van Pels murió durante las marchas entre campos de concentración. Margot y Ana pasaron un mes en Auschwitz II-Birkenau y luego fueron enviadas a Bergen-Belsen, donde murieron de tifus en marzo de 1945, poco antes de la liberación. Solo Otto logró salir del Holocausto con vida.3​ Miep le dio el diario, que editaría con el fin de publicarlo con el título Diario de Ana Frank, que ha sido ya impreso en 70 idiomas.

El Memorial en honor a Ana y Margot Frank está ubicado en el lugar donde estaba la fosa común correspondiente a la barraca donde murieron en el campo de concentración de Bergen-Belsen.

Efemérides. 12 de Marzo. Día del Escudo Nacional Argentino.


El escudo de la República Argentina es junto con la Bandera de Argentina, el Himno Nacional Argentino y la Escarapela de Argentina uno de los cuatro símbolos nacionales de la República Argentina. Fue aceptado oficialmente el 12 de marzo de 1813 por la Asamblea General Constituyente de ese año. Aun así, se conservan documentos emitidos por la Asamblea que testimonian que antes de conocerse el decreto que aprobara su diseño ya se empleaba el actual escudo, habiéndose utilizado con anterioridad a éste el escudo de armas del Virreinato del Río de la Plata.


A pesar de la ausencia de sanción legislativa, el hecho de que Manuel Belgrano lo usara como símbolo central del gallardete de las tropas emancipadoras consagró el emblema, siendo adoptado por pueblos y gobiernos como símbolo de la nacionalidad argentina.

La historiografía oficial considera que la Asamblea del Año XIII comisionó al diputado por San Luis, Agustín Donado para que se encargara de la confección del sello con el cual se autenticaría la documentación del Gobierno, el grabado definitivo de tal sello fue realizado por el orfebre Juan de Dios Rivera quien parece haberse inspirado en un escudo usado por los jacobinos durante la Revolución francesa.​

En el AGN se halla el decreto del 12 de marzo de 1813 firmado por Hipólito Vieytes y Tomás Antonio Valle, secretario y presidente respectivamente de la Asamblea por el cual se ordena:

"Que el Supremo Poder Ejecutivo use el mismo sello de este Cuerpo Soberano con la sola diferencia de que la inscripción del círculo sea la de Supremo Poder Ejecutivo de las Provincias Unidas del Río de la Plata."

Puerto Madero alrededor de 1900. Buenos Aires


La cocina moderna. Revista Caras y Caretas, N° 82. Buenos Aires, 28 de abril de 1900.


Juan Manuel Fernández, correntino de 95 años, veterano de la batalla de Caseros. Villaguay, 1917.


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