viernes, 2 de noviembre de 2012

Máquina y Locomotora de los años 1900. En Provincia de Jujuy


Desde mediados del siglo XIX, el ferrocarril se convirtió en un poderoso sistema sanguíneo capaz de irrigar vida a todo nuestro país. Un hecho social, y una casta orgullosa de su ser ferroviario. Luego sobrevinieron la privatización y el desmantelamiento. Hoy mientras ciertas ciudades del interior resignifican sus estaciones, algunos sueñan con escuchar otra vez, a lo lejos, el ronroneo potente del tren.
Durmientes y vías esperan, como en un sueño, que el paso de la locomotora los despierte de décadas de triste letargo.  El sistema ferroviario llegó a tener 35.746 kilómetros de red operable, la más larga del continente. Nuestro sistema ferroviario llegó a tener 60.000 propiedades, 220.000 empleados, 37 talleres con miles de máquinas y repuestos, más de 3000 locomotoras, 60.000 vagones, 1600 estaciones.
En un comienzo el trazado  ferroviario fue una iniciativa Europea, luego los primeros ramales como el Ferrocarril Oeste, fundado en 1857, se hicieron con capitales Argentinos. Luego que comenzaron a extenderse  por toda la zona pampeana pasaron a ser monopolio Británico. Asociados con la oligarquía Argentina, esos trenes se usaron tanto para expandir la frontera contra el Indio para sentar las bases de un sistema agro exportador que favorecía sus políticas coloniales. 


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