lunes, 11 de marzo de 2013

Argentinos


Había una vez una Patria donde ocurrían hechos como estos:
-En cuanto asumió como vocal en la Primera Junta, Manuel Belgrano renunció a su importante sueldo. Tres años después, donó para el equipamiento de cuatro escuelas el abultado premio económico que se le condeció por la victoria de Salta.
-Los integrantes del Primer Triunvirato. Juan José Paso, Manuel de Sarratea y Feliciano Chiclana también resolvieron ceder sus sueldos al Estado.
-Mientras organizaba el Ejército de los Andes, José de San Martín rechazó la parte del sueldo que debía pagarle el Cabildo de Mendoza. Más adelante, el Cabildo de Santiago de Chile le entregó una suma de dinero para gastos de viaje y el Libertador lo cedió para la creación de una biblioteca pública en aquella ciudad.
-Un astillero británico que había obtenido licitaciones para proveer a la Armada Argentina envió a Buenos Aires una lancha a vapor desmontada, con la aclaración de que era un regalo personal para el presidente Domingo Faustino Sarmiento. De inmediato, el sanjuanino la incorporó al patrimonio de la Nación.
-Durante las dos presidencias, Hipólito Yrigoyen cedió su sueldos a la beneficencia pública.
-Un cercano colaborador del presidente Marcelo T. de Alvear le informó que habían sobrepasado en 500 mil pesos el presupuesto para atender festejos y agasajos por las visitas del príncipe de Gales, el de Saboya y el maharajá de Kapurthala. Alvear llamó a su contador y lo instruyó para que se hiciera cargo de la cuenta porque consideraba que los impuestos no debían solventar aquellos excesivos gastos.
-Por problemas con su vista, el doctor Guillermo Rawson (ex senador, ex ministro) recibió una pensión del gobierno, ya que no podía ejercer más como médico. Como consideró que no necesitaba el total, donó una parte para instituir un premio médico.
-En 1956, el escritor Eduardo Mallea, representante argentino ante la Unesco, rechazó todas las remesas asignadas por gastos de representación. Alegaba que con su sueldo le bastaba para atender las cuestiones del protocolo.
-Alfredo Palacios también recibió sueldos de embajador. En una carta, pidió a un amigo íntimo que, en caso de que algo le ocurriera, se ocupara de su cuenta bancaria donde tenía depositados 15 mil dólares. El amigo debía entregar 5 mil a las hermanas de Palacios y devolver 10 mil a la Cancillería. “No he querido hacer uso de ese dinero que me parece excesivo para un hombre de tan pocas necesidades como yo”, le escribió.
-Al morir Enrique Mosconi, fundador de YPF, en su única cuenta bancaria había apenas 9 pesos y 50 centavos.

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