Cuando dos ciudadanos romanos se casaban siguiendo su rito religioso, ambos contrayentes se colocaban un anillo en el dedo anular de la mano izquierda, lo hacía así porque los romanos creían que la vena de ese dedo iba directamente al corazón y por lo tanto "atándola" se ataba el corazón del esposo o esposa. Por este motivo a ese dedo también se le llama corazón. También es curioso señalar que la Iglesia católica tardó varios siglos, hasta el siglo V, en aceptar esta tradición pagana.
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