domingo, 12 de octubre de 2014

Las cárceles mendocinas llenas de... portugueses

A fines del siglo XVIII, los soldados lusitanos que fueron apresados en la guerra de Santa Catarina (Brasil) fueron enviados a Mendoza. Y no eran pocos.


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Durante fines del siglo XVIII, llegaron a Mendoza cientos de prisioneros portugueses americanos, luego del conflicto que mantuvieron el reino de España y Portugal y que se desarrolló en la banda oriental del continente sudamericano. Muchos de estos prisioneros, se establecieron en las inmediaciones de la ciudad y se destacaron por su habilidad en el comercio o en la agricultura.
Portugal, decime que se siente.
Por muchos años, los reinos de España y Portugal en Sudamérica estaban en permanente disputa.  A partir de 1761, Pedro de Cevallos conquistó con sus tropas los posesiones portuguesas de Colonia del Sacramento, Santa Teresa (Uruguay) y la villa de Río Grande (Brasil) . Tres años después, luego del tratado de París entre ambos reinos, la Colonia del Sacramento y la isla de San Gabriel volvieron a manos portuguesas; no así, San Miguel, Santa Teresa y Río Grande, que permanecieron en manos españolas. Pero el conflicto siguió y en 1775, los portugueses enviaron desde la isla de Santa Catarina, una gran expedición militar para confrontar con los españoles. En octubre de ese año, los lusitanos atacaron el territorio y tomaron varias ciudades. La reacción desde Buenos Aires no se hizo esperar y partió una flota para enfrentar a los invasores. A principios de 1776 los portugueses tomaron la villa de Río Grande.  Casi un año después, el rey Carlos III envió desde Cádiz una poderosa expedición, al mando de Pedro de Cevallos con el objetivo de tomar la Colonia de Sacramento. Así en febrero los españoles atacaron la isla de Santa Catarina, que estaba en manos de los portugueses. Después de unos meses, Cevallos, tomó con sus fuerzas combinadas a Colonia de Sacramento y los portugueses se rindieron. A pesar de ganar la guerra los españoles tuvieron que renunciar a los territorios conquistados de la isla de Santa Catarina y Rio Grande.
Sin pena ni gloria
Después que los españoles ganaran la guerra a los portugueses, los soldados y oficiales que estuvieron en Santa Catarina y otras zonas del conflicto, fueron enviados a Buenos Aires en varios buques.  Por una disposición, los soldados que fueron apresados Santa Catarina se enviaron a Mendoza y los de Colonia de Sacramento a Córdoba. Otros, en cambio, se establecieron en las pequeñas poblaciones de Luján, San Antonio de Areco, Pergamino, Baradero y Arrecife en la actual provincia de Buenos Aires.  Los prisioneros portugueses partieron desde la flamante capital del entonces Virreinato del Río de la Plata, en carreta y conducidos por el capitán Bernardo Gregorio de Las Heras. Luego de un penoso viaje de más de cuarenta días, los lusitanos llegaron a la plaza mayor de la ciudad de Mendoza y allí fueron distribuidos en diferentes lugares como algunas estancias de Luján de Cuyo, otros cuarteles militares y los más peligrosos, que fueron ubicados en la pequeña fortaleza de San Carlos en el Valle de Uco. También un grupo de portugueses partieron con algunos milicianos de la región hacia San Juan.  Entre los prisioneros, se encontraba uno oficial llamado Miguel Teles Menezes quien en poco tiempo y por sus grandes condiciones como militar, las autoridades locales le ofrecieron ser fiel al rey. Años más tarde, este militar cobraría trascendencia como comandante de frontera y uno de los fundadores del fuerte de San Rafael. En su mayoría, los prisioneros portugueses eran de origen americano. Muchos habían nacido en Santa Catarina, San Miguel, Praia do sul, Rio Grande, Itamaracá, San Francisco do sul, Pernambuco y Río de Janeiro. Los portugueses europeos eran veinte. Con la llegada de estos, la ciudad se alborotó y se podía ver que el miedo y el odio se hacía sentir en muchas personas, que los insultaban.  Luego de firmada la paz con el reino lusitano, las autoridades españolas ofrecieron a los prisioneros la posibilidad de regresar a sus lugares de origen en las colonias portuguesas. Muchos prisioneros optaron por quedarse en Mendoza y hacer una vida pacífica y laboriosa.

Aquellos lusitanos olvidados
Con el tiempo los "prisioneros" como se los conocían, se insertaron en la sociedad mendocina y algunos de estos nombres apellidos se empezaron a familiarizar. Así fue, el de Antonio Correa quien se dedicó a la albañilería o el de José Davila, quien plantó viñedos para la elaboración de vinos. Otro como Juan Rodrigues puso su propia pulpería como también don José Plácido Almeira y José Ignacio Oliveira. Además, de pulperos, viñateros o albañiles también se dedicaron a otros oficios como el caso de Patricio Fernandes, quien fue sastre; Manuel José da Acosta, talabartero y herrero como Juan Cayetano Freitas. Entre otros apellidos de origen portugués podemos mencionar a Ferreyra, Nuñes, Alvares, Bullones y Matos. Algunos de estos portugueses americanos, se dedicaron a la venta de pescado que recolectaban en el río o en las lagunas de Guanacache y según la tradición oral se dice que el nombre de la calle de los Pescadores, fue en homenaje a ellos. También, los portugueses que se quedaron fueron algunos de los artífices de la industria vitivinícola en nuestra provincia a principios del siglo XIX. Su experiencias en esta materia hizo que algunos productores comercializaran sus vinos en el litoral del territorio argentino.
Carlos Campana - las2campanas@yahoo.com.ar
Fuente: http://www.losandes.com.ar/article/las-carceles-mendocinas-llenas-de-portugueses

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