Analógico, algo pesado (casi 800 gr), de tamaño considerable (33 x 4,4 x 8,9 cm), con una pantalla de LED y una batería que duraba unas 8 horas en espera o 60 minutos de conversación, fue furor entre los hombres de negocios, que estuvieron dispuestos a pagar los USD $3.995 que costaba este objeto de lujo con el que se podía hablar a cualquier hora y a cualquier lugar donde hubiera señal. Creado por el ingeniero electrónico Martin Cooper, directivo de la empresa Motorola, se invirtieron para su desarrollo 15 años y 100 millones de dólares. El “ladrillo” se convirtió así en la primera generación (1G) de celulares, que empezaron siendo enormes y se volvieron pequeños, digitales con incontables e increíbles funciones.
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