lunes, 1 de junio de 2015

Entre el metro y la vara. Fue recién en 1863 cuando Mendoza, por ley, el Poder Ejecutivo declaró la obligatoriedad del sistema que nos rige a través de los Departamentos de Administración, colegios y escuelas.

El proceso por el cual nuestra provincia adoptó, finalmente, el Sistema Métrico Decimal tiene un largo recorrido. Desde la conquista, hasta nuestros días, hubo un extenso tránsito de cambios en los que la vara, la legua y la libra tuvieron amplia aceptación.







Los españoles trajeron un sistema de medidas y pesas que dejaron desde la fundación de Mendoza en 1561 y tuvo vigencia hasta casi fines del siglo XIX.
En nuestro país, el sistema métrico decimal que conocemos hoy, fue introducido por ley recién en 1863 quien lo adoptó con sus denominaciones técnicas y sus múltiplos y submúltiplos.
El Poder Ejecutivo declaró su obligatoriedad en los Departamentos de la Administración y en todos los Colegios y Escuelas, como también para formar los cuadros de equivalencias entre los pesos y medidas que estaban en uso y los del nuevo sistema.
Cuando la vara conquistó América
Los conquistadores utilizaron para trazar sus ciudades un solo patrón como medida de longitud que denominaron: la vara. 
Cabe destacar que los nativos utilizaban un sistema de medida basado en el cuerpo humano. 

En España, los reyes introdujeron un sistema metrológico similar en América. Sin embargo, las medidas en diferentes regiones del reino español variaban con cierta notoriedad. Lo mismo pasó en el continente hispanoamericano, cuando cada conquistador impuso las medidas a las que estaba acostumbrado en su lugar de origen. También nuestra provincia  no escapó a esto. Por supuesto que produjo un caos al no tener uniformidad en el territorio.
Desde hacía mucho tiempo que los españoles pretendieron unificar el sistema de pesas y medidas, pero no tuvieron el efecto deseado.
Los comerciantes peninsulares aprovechaban esta confusión de los patrones para obtener mejores beneficios.

Durante el reinado de Felipe II se realizó una unificación en donde la medida de longitud se la denominó “Vara Castellana” pero a pesar de todo esto, se seguía midiendo en América con grandes diferencias y nadie hizo caso; lo mismo pasó con las otras medidas de peso y capacidad. 
Medidas coloniales
Para medir longitudes se utilizaban en la Mendoza colonial las varas, que equivalían a unos 83,6 centímetros aproximadamente; luego la seguía el pie (27,86 cm) y la pulgada (2,321 cm). Para medir las distancias se utilizaba la legua que variaba según las regiones y estaba en el orden de los 5,57 kilómetros); en otros casos se tomaba la legua de posta -como le llamaban- equivalente a unos 3,5 km.
Para pesar, los mendocinos utilizaban la libra (0,460 g.), la onza (28,75 g.), la arroba (11,50 kg.) y el quintal (46,03 kg); y para las medidas de capacidad se utilizaba la arroba, para el aceite (16, 13 litros) y el vino (12,53 l.); mientras que para los cereales, la medida era el almud (4,58 l.) y la fanegas (55,501 l.).
Los argentinos y el metro
Fue en Francia, a fines del siglo XVIII, que los científicos propusieron un cambio en los patrones de las medidas en todo el mundo, basándose en: “la medición del péndulo que bate segundos sobre el Ecuador”. Así se definió luego como: “la diez-millonésima parte del cuadrado del meridiano terrestre medido en el arco formado desde Dunkerque a Barcelona”. A eso se le llamó metro y sus submúltiplos.
Lo cierto es que se tardó muchos años para adoptar definitivamente el uso del sistema métrico decimal en Mendoza, nuestro país y también en gran parte del planeta.

Luego de la independencia de nuestro país, un destacado técnico llamado Felipe Senillosa planteó la necesidad de unificar el sistema de pesas y medidas, debido a la anarquía que reinaba en las medidas y planteó la necesidad de adoptar el sistema métrico que se utilizaba en Francia. Durante el año de 1835, el gobierno de Rosas le encargó que estudiara la problemática y aplicara el metro lineal.
Un año después Senillosa midió con el nuevo sistema la nave central de la Catedral de Buenos Aires, y otras edificaciones, dándole buenos resultados; lo que hizo que el gobierno de turno “aplicara” el nuevo sistema propuesto por el científico, quedando entre uno de los primeros países con la intención de adoptar el metro como medida. Aquí en Mendoza,  se seguía utilizando la del viejo sistema español. 
Entre dimes y diretes
En 1857, el gobierno de Buenos Aires adoptó oficialmente el sistema métrico decimal y durante la presidencia de Bartomolé Mitre, mediante la ley N° 52, del 10 de setiembre de 1863, se impuso el flamante sistema en todo el país.
A pesar de todas estas leyes, en nuestra provincia, fue muy difícil dejarla totalmente impuesta, incluso en diciembre de 1884 el gobierno local promulgó una ley en donde las antiguas medidas hispanas eran protegidas legalmente.
En 1887, desde la nación, se dictó otra disposición para que se adoptara formalmente el sistema métrico decimal definitivamente. El gobierno de Mendoza lo acató recién el 1 de enero de 1889 cuando, mediante un decreto, se obligaba a toda la población a tomar este sistema como único. 
Fue así, que el metro y el kilogramo comenzaron a estar en boca de todos los mendocinos, luego de 330 años en que la vara y la libra dominaban.

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