En la década de 1930, el servicio de distribución de periódicos, incluyendo el diario "Los Andes" de Mendoza, Argentina, seguía unos patrones bastante tradicionales y manuales, reflejando la tecnología y las costumbres de la época. Los periódicos eran impresos en máquinas rotativas, que para la época ya habían avanzado desde las prensas manuales a sistemas más rápidos y eficientes. Sin embargo, la impresión seguía siendo un proceso laborioso y mecánico comparado con las tecnologías modernas. Los niños, conocidos como "canillitas", eran una parte esencial de la distribución de diarios. Estos jóvenes vendían los periódicos en las calles, en esquinas estratégicas, y directamente a los transeúntes. Muchos de ellos gritaban titulares como medio de publicidad para atraer compradores. Además de los vendedores ambulantes, había puntos de venta fijos como kioscos, quioscos de diarios, y pequeñas tiendas que recibían entregas de periódicos para venderlos al público. Para llevar el diario a las zonas rurales y otras ciudades de la provincia, se utilizaban medios de transporte como trenes, diligencias, y eventualmente, camiones. Las ediciones regionales, si existían, podían ser impresas en locaciones más cercanas o distribuidas desde Mendoza. Los Andes probablemente habría tenido agentes o corresponsales en diferentes localidades que recogían los periódicos para distribuirlos localmente. Las suscripciones eran comunes, y los periódicos se entregaban a domicilio por repartidores. Este servicio era más frecuente dentro de los límites urbanos de Mendoza. La entrega podría ser realizada en bicicleta o a pie, dependiendo de la distancia y la disponibilidad de vehículos motorizados. La comunicación para la coordinación de la distribución se realizaba mediante teléfonos fijos, telegramas o incluso cartas en comunidades más aisladas. La información de última hora podía ser transmitida por teléfono o telégrafo a la redacción para su inclusión en ediciones posteriores. La logística dependía mucho de las rutas de transporte existentes. En la década de 1930, Mendoza ya contaba con infraestructura ferroviaria y carreteras, lo que facilitaba la distribución en comparación con décadas anteriores. Durante esta década, el automóvil empezaba a ser más común, lo que probablemente comenzó a influir en la distribución, permitiendo entregas más rápidas y eficientes, especialmente en las áreas urbanas. Cabe señalar que la información exacta sobre cómo funcionaba la distribución de "Los Andes" en la década de 1930 podría variar según las fuentes históricas específicas o los archivos del propio periódico. Sin embargo, los métodos descritos eran típicos para la época en la industria de la prensa en Argentina y en general en América Latina.
Bienvenidos al sitio con mayor cantidad de Fotos antiguas de la provincia de Mendoza, Argentina. (mendozantigua@gmail.com) Para las nuevas generaciones, no se olviden que para que Uds. vivan como viven y tengan lo que tienen, primero fue necesario que pase y exista lo que existió... que importante sería que lo comprendan
domingo, 18 de octubre de 2015
Vehículos al servicio de Diario Los Andes, para la distribución de los ejemplares. (año 1932) Mendoza
En la década de 1930, el servicio de distribución de periódicos, incluyendo el diario "Los Andes" de Mendoza, Argentina, seguía unos patrones bastante tradicionales y manuales, reflejando la tecnología y las costumbres de la época. Los periódicos eran impresos en máquinas rotativas, que para la época ya habían avanzado desde las prensas manuales a sistemas más rápidos y eficientes. Sin embargo, la impresión seguía siendo un proceso laborioso y mecánico comparado con las tecnologías modernas. Los niños, conocidos como "canillitas", eran una parte esencial de la distribución de diarios. Estos jóvenes vendían los periódicos en las calles, en esquinas estratégicas, y directamente a los transeúntes. Muchos de ellos gritaban titulares como medio de publicidad para atraer compradores. Además de los vendedores ambulantes, había puntos de venta fijos como kioscos, quioscos de diarios, y pequeñas tiendas que recibían entregas de periódicos para venderlos al público. Para llevar el diario a las zonas rurales y otras ciudades de la provincia, se utilizaban medios de transporte como trenes, diligencias, y eventualmente, camiones. Las ediciones regionales, si existían, podían ser impresas en locaciones más cercanas o distribuidas desde Mendoza. Los Andes probablemente habría tenido agentes o corresponsales en diferentes localidades que recogían los periódicos para distribuirlos localmente. Las suscripciones eran comunes, y los periódicos se entregaban a domicilio por repartidores. Este servicio era más frecuente dentro de los límites urbanos de Mendoza. La entrega podría ser realizada en bicicleta o a pie, dependiendo de la distancia y la disponibilidad de vehículos motorizados. La comunicación para la coordinación de la distribución se realizaba mediante teléfonos fijos, telegramas o incluso cartas en comunidades más aisladas. La información de última hora podía ser transmitida por teléfono o telégrafo a la redacción para su inclusión en ediciones posteriores. La logística dependía mucho de las rutas de transporte existentes. En la década de 1930, Mendoza ya contaba con infraestructura ferroviaria y carreteras, lo que facilitaba la distribución en comparación con décadas anteriores. Durante esta década, el automóvil empezaba a ser más común, lo que probablemente comenzó a influir en la distribución, permitiendo entregas más rápidas y eficientes, especialmente en las áreas urbanas. Cabe señalar que la información exacta sobre cómo funcionaba la distribución de "Los Andes" en la década de 1930 podría variar según las fuentes históricas específicas o los archivos del propio periódico. Sin embargo, los métodos descritos eran típicos para la época en la industria de la prensa en Argentina y en general en América Latina.
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