lunes, 1 de enero de 2018

Efemérides. El 1º de enero de 1959 triunfaba en Cuba la revolución liderada por Fidel Castro contra la dictadura de Fulgencio Batista

Desde su independencia en 1898, Cuba había sido un protectorado de los Estados Unidos, gobernada por distintos regímenes dictatoriales y su economía manejada por los intereses azucareros estadounidenses. Tras largos años de lucha contra el gobierno de Fulgencio Batista, el 1º de enero de 1959 la revolución se haría realidad. El nuevo gobierno realizará transformaciones radicales: expropiación de monopolios locales y norteamericanos, reforma agraria, extensión de servicios sanitarios, campañas de alfabetización masiva. Para recordar este acontecimiento hemos elegido dos artículos aparecidos en distintos medios inmediatamente después del triunfo de la revolución.
Batista ha perdido Cuba
Fuente: Destino Nº 1117, Barcelona, 3 de enero de 1959.

No habían transcurrido cinco horas del nuevo año cuando el presidente Batista abandonaba Cuba en un avión en el cual le acompañaban sus más directos colaboradores, encabezados por el presidente electo Rivero Agüero. Con este abandono del Poder se ha cumplido la frase que pronunció Fidel Castro en el momento de desembarcar en Cuba en el yate “Gramma”, en 1956. Ochenta hombres le acompañaban y Fidel Castro dijo: “Sólo somos ochenta, pero derribaremos a Batista.” Sea cual fuere el resultado de esta huida de Batista, es evidente que su vencedor moral ha sido Fidel Castro y que los ochenta hombres que desembarcaron procedentes de México en la playa cubana de Niqueros el 2 de diciembre de 1956 –que horas después quedaban reducidos a doce- han sabido mantener durante dos años una rebelión que ha pasado por las más diversas alternativas.
Fidel Castro, una gran mezcla de intelectual y hombre de acción, es en este momento el héroe cubano y tiene tras de su personalidad de guerrillero a toda la juventud. El movimiento “26 de julio” que encabeza ha sido un arma eficacísima contra la dictadura de Batista. Como es sabido, este movimiento evoca la trágica jornada del 26 de julio de 1953, en la cual Fidel Castro, con treinta estudiantes, se sublevó en Santiago de Cuba. Fueron derrotados, y Fidel Castro hecho prisionero. Batista, que en aquel momento se sentía fuerte, cedió a las súplicas del arzobispo de Santiago y perdonó la vida de Fidel Castro, condenándole a quince años de trabajos forzados, que luego fueron conmutados por la pena de exilio. Emigrado a México, Fidel Castro conspiró constantemente y a cara descubierta. Organizó el desembarco en Cuba al que hemos aludido y dio una conferencia de Prensa antes de emprender la aventura. Batista mandó un patrullero a la playa de Niqueros y allí perdió Fidel veinticinco hombres. El patrullero abandonó desdeñosamente el yate embarrancado en la playa, contando que el terreno pantanoso de esta playa y las fuerzas terrestres darían buena cuenta de los restos de los aventureros. Efectivamente, éstos lucharon contra las tropas hasta el último cartucho y solo doce se salvaron, entre ellos, Fidel Castro y su hermano, consiguiendo llegar a favor de la noche hasta las estribaciones de la Sierra Maestra. Y allí comenzó esta extraordinaria aventura, cruel y romántica, que ha acabado con la huida de Batista que, en lo que a Fidel Castro se refiere, sólo le ha perdido un exceso de confianza, pues nunca dio la menor importancia a este joven intelectual, católico y amante de la libertad, rebelde y tenaz, excelente orador y tipo novelesco que había jurado no afeitarse la barba hasta que Batista estuviera fuera del Poder. La barbuda figura del estudiante en armas ha sido popular en el mundo entero y ha dañado enormemente el prestigio del dictador.
Con poca gloria acaba Fulgencio Batista su segundo mandato. El sargento que el 4 de septiembre de 1933 sublevó a las clases de tropas y los soldados contra los oficiales que habían derribado al inmoralísimo gobierno del presidente Machado, acaba de caer con la misma violencia que rodeó a su sublevación. Batista, presidente de la República de 1933 a 1944, abandonó Cuba voluntariamente al perder unas elecciones libremente convocadas. Sus años de presidente fueron fructíferos para él de tal modo que se le calculaba una fortuna de cincuenta millones de dólares en el año 1952, en el que Batista dio un nuevo golpe de Estado, apoderándose el 10 de marzo del campamento de Columbia y del Gobierno de Cuba. Si en su primera etapa Batista fue un presidente hábil y paternalista, en esta segunda etapa ha sido mucho más duro, de tal modo que se ha colocado en el difícil callejón sin salida del dictador sudamericano que pierde los nervios.
En el momento de escribir este artículo. La situación es extremadamente confusa. El presidente Batista ha resignado sus poderes en el general Eulogio Cantillo, siendo nombrado presidente provisional el presidente del Tribunal Supremo, dictador Carlos Piedra. Sin embargo parece difícil que estos personajes puedan afianzar su posición ante la violencia y la fuerza del movimiento “26 de Julio” y ante la figura de un relieve tan fascinador como es, para gran parte del pueblo cubano, Fidel Castro y el comité directivo “26 de Julio”. Este comité está presidido por el doctor Manuel Urrutia, antiguo presidente de la Sala de Urgencia de la provincia de Oriente, juez de carrera que estuvo exiliado en Nueva York y regresó recientemente a Cuba.
El movimiento “26 de Julio” es, socialmente, muy avanzado: Se proyecta gravar con fuertes impuestos las tierras baldías para que los propietarios se vean obligados a venderlas al Gobiernos que se distribuirán entre los campesinos. Asimismo se va a fomentar la industrialización y se nacionalizará el subsuelo, todo ello dentro de un sentido católico, pues no hemos de olvidar el matiz cristiano de la aventura de Fidel Castro. Y sobre todo inspira básicamente a este movimiento el amor a la libertad y la implantación de la honestidad en la administración pública. Este deseo de honestidad ha sido el arma principal de Fidel Castro en su propaganda y es muy lógico que tenga a su lado a gran parte de Cuba. No olvidemos que en las últimas elecciones presidenciales, el movimiento “26 de Julio” predicó el abstencionismo y se abstuvo a pesar de las dificultades y las coacciones, el sesenta por ciento del cuerpo electoral.
Sea cual fuere el porvenir político de la huída de Batista, no olvidemos que será muy difícil, por no decir imposible que persista una guerra civil. La existencia de Cuba depende de su riqueza azucarera y éste es el momento de la zafra, que representa nada menos que la suma de cuatrocientos millones de dólares anuales.
Es de desear para el porvenir económico y político de Cuba que esta situación de inestabilidad tenga bien pronto una solución positiva que devuelva la paz y el bienestar a esta isla, por tantos conceptos llamada la “perla de las Antillas
”.

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