viernes, 10 de agosto de 2018

Efemérides. 10 de agosto de 1815: Se inaugura en Buenos Aires la primera Academia de Dibujo.

Fotografía: Alumnos durante una clase en la sala de dibujo de la escuela, Escuela de Artes y oficio de la Nación.
En el convento de la Recoleta, el padre FRANCISCO CASTAÑEDA establece la primera Escuela de dibujo. El establecimiento, a partir del 10 de agosto, comenzó a funcionar en el local del Consulado, financiado siempre mediante el peculio y el esfuerzo personal del Padre Castañeda, quien a su pesar, vio con dolor como, porque “su funcionamiento no responde a razones visibles de beneficio público” es clausurada por orden del gobierno. La vida artística de Buenos Aires no podía ni compararse con la de otras ciudades coloniales, como por ejemplo la floreciente México donde desde 1781 existía una Academia de Bellas Artes que tenía por profesores a grandes maestros españoles. Pero todavía en tiempos del virreinato, MANUEL BELGRANO, que era un hombre sensible y creía que la libertad se conseguía también a través de la cultura, había creado una academia de dibujo que alcanzó un éxito inesperado. Llegó a tener 64 alumnos, un importante número en proporción con la población, compuesto por españoles e indios. La enseñanza a negros y mulatos todavía estaba prohibida. Por eso no p udo ingresar el esclavo FERMÍN PELAYO, un mulato autodidacto que llamó la atención en su época por sus excelentes pinturas, especialmente retratos. El padre Castañeda quiso revivir la escuela de Belgrano y fundó su academia en el Convento de la Recolección, y pocos meses más tarde la trasladó al local del Consulado. Pero sus esfuerzos fueron en vano. El gobierno, tal vez demasiado preocupado por las urgencias de la guerra y poco sensible a las urgencias de la cultura, mandó cerrar la escuela a pesar de la presentación hecha por Castañeda como último recurso para lograr que esto no pasara: “haciendo los mayores esfuerzos fundé en la Recolección, una Escuela de Dibujo, la que trasladé después al Consulado, donde la he sostenido con mis lágrimas, pagando los maestros, animando a los patriotas y golpeando las puertas de la ajena beneficencia”. La respuesta a este ruego fue lapidaria y se procedió a la clausura porque “Su funcionamiento no responde a razones visibles de beneficio público”. Pero 10 años más tarde, el invencible Castañeda fundó otra escuela de dibujo y pintura en la provincia de Santa Fe.

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