martes, 13 de noviembre de 2018

"La Gran guerra" extracto del libro "Banderas, balas y rosas. A cien años de la sangrienta huelga ferroviaria en Argentina" (Por Rubén Lloveras)


"... Algunos de esos inmigrantes decidieron enviar a sus hijos a combatir por la lejana “madre patria”, creyendo que era un acto de honor, olvidándose el motivo principal de porque habían viajado tan lejos para evitar ese tipo de guerras, persecuciones, hambrunas e injustas matanzas, mientras que las empresas redujeron al extremo sus inversiones cambiando abruptamente la calidad de los servicios prestados y hasta persiguiendo a sus empleados por la nacionalidad de origen. 
Es día de Sarajevo, le demostró al mundo la inestable fragilidad humana y su alto poder destructivo, fueron momentos en que la vida costó menos que una bala de fusil, donde una bomba de gas clorada dejaba a cientos de lisiados de por vida, miles de soldados encontraban la muerte en pozos que con sus manos habían excavado, donde los piojos, la gripe y otras epidemias muchas veces mataron más que las ametralladoras enemigas.
Era lo mismo morir sepultado en el barro de las trincheras que hacerlo atravesado por las bayonetas o los alambres de púas...Diarios como La Nación, La Prensa y revistas como PBT o Caras y Caretas, enviaron sus propios corresponsales a cubrir el conflicto. Los matutinos en días domingo editaban páginas especiales con borrosas fotos y excelentes dibujos a página completa, que la gente consumía, mientras que las revistas antes mencionadas fotografiaban en forma marcial a todo soldado que pasara por el frente del lente de la cámara, el atroz armamento y cuanta curiosidad pudiera llamar la atención.
En esas hojas se comentaban las hazañas de los infantes en la lucha cuerpo a cuerpo en las trincheras del Marne o el Somme, los pilotos aéreos luchando contra el famoso “Barón Rojo”, según las crónicas en el casco de su triplano, obviamente de color rojo, llevaba la marca de decenas de derribos aliados, todos querían sacarlo de combate, pero el avezado Barón Manfred von Richthofen siempre con el último aliento salía airoso, hasta que una descarga enemiga lo derribó quitándole la vida el 18 de abril de 1918.
Los argentinos no les fuimos en zaga a esos combatientes, también tuvimos nuestros verdaderos héroes, algunos murieron en el campo de batalla, otros, pudieron vivir para contarlo.
La revista Caras y Caretas de setiembre de 1917 a doble página rescataba del olvido esas historias informando sobre esos valientes, nombrando por ejemplo a Luis Fornabaio y su ascenso a Teniente del ejército italiano por valentía y arrojo, Francisco Olivelli valiente caporal en el frente italiano, Horacio Tettamanti oriundo de La Plata, que partió a Italia para defender la patria de sus padres, Edmundo Semasco (hijo), luchando en los campos de Francia, el Dr. Enrique Férgola muerto en Macedonia o Bargero Vidale, caído a los 23 años en el Alto Trentino, ellos eran parte de esa juventud maravillosa, llena de ideales y que seguramente influenciados por los ardores patrióticos del seno familiar, decidieron incorporarse a los distintos ejércitos sin importar las consecuencias...".

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