Una serie de pequeños y habituales temblores alteraron la tranquilidad del sudoeste de Guatemala, más precisamente la ciudad de Quetzaltenango, segunda en importancia del país, sin embargo la sociedad continuaba normalmente con sus tareas habituales. El flamante Observatorio de San Francisco, a través del embajador mexicano en Guatemala Federico Gamboa, advirtió al licenciado Manuel Estrada Cabrera, presidente del país, la inminencia de un terremoto, no tuvieron mucho tiempo para evaluar los datos y hacer un plan de contingencia. La noche siguiente a recibir el aviso, el 18 de Abril de 1902, una devastadora tormenta eléctrica se desató sobre Quetzaltenango, cuando la población se preocupaba por una inminente inundación, a las 20:23, un terremoto de 7.5 Mw (Escala sismológica de magnitud de momento) le dio un golpe de muerte a la ciudad. La devastación fue total, la oscuridad y la tormenta dificultaban las tareas de rescate, el amanecer dejó a la vista la destrucción. El terremoto también afectó las ciudades de Escuintla y Amatitlán, dejando un saldo de 900 muertos y miles de heridos.
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