El 23 de Abril de 1998, en el Nashville Memorial Hospital de Tennessee, moría un hombre que en vida fue odiado por ser el asesino de Martin Luther King, pero hoy se considera que solo fue un mínimo engranaje de una descomunal conspiración, ese día se apagaba la vida de James Earl Ray.

Nacido en Alton, estado de Illinois en 1928 creciendo en una familia donde padres, tios y primos terminaron en prisión antes que él fuera mayor de edad. Por consejo de una tía, a los 15 años se enlistó en el ejército para alejarse del delito, fue destinado a las fuerzas de ocupación en Alemania, pero a su regreso se vio envuelto en atracos, golpizas y desmanes que lo dejaron con una condena a 20 años de prisión. En 1967 escapa de una cárcel de Misuri y desaparece por casi un año, vuelve a aparecer en Alabama donde compra un rifle y sin despertar sospechas el 4 de Abril de 1968 renta una habitación en las afueras Memphis. El Lorraine Motel se encontraba en la calle trasera, allí se alojaba Martin Luther King, cuando este sale a tomar aire al balcón de su habitación, Ray desde la ventana de su baño lo asesina. Escapa a Canadá aunque también pasó por Sudáfrica y Portugal, 2 meses después es detenido en el aeropuerto Heathrow de Londres por intentar ingresar a Inglaterra con un pasaporte falso. Fue extraditado de inmediato a los EEUU, ante las pruebas en su contra y para evitar la pena de muerte rápidamente confiesa ser el asesino, fue condenado a 99 años de prisión. Para algunos investigadores y sobre todo para quién le tomó la confesión, no había explicación para el año que estuvo desaparecido y los mas de 10 mil dólares que había gastado en su viaje por el mundo, el asesinato solo se basaba en su explícito odio racial. Ni bien fue remitido a la prisión Estatal Brushy Mountain cambió su versión, solo aceptó ser el autor material, pero que el encargue, la logística y la fuga fueron arregladas por un tal Raoul de quién jamás se supo su verdadera identidad. Esta nueva versión fue sostenida por Ray hasta su muerte, varias investigaciones posteriores determinaron que nunca podía haber planeado y ejecutado el asesinato de King sin ayuda, por ello se debía tratar de una conspiración. El propio hijo de Martin Luther King llamado Dexter Scott King se reunió con Ray en la cárcel ya que aceptaba como cierta su versión de la conspiración. Luego de una pelea en la cárcel, Ray recibió varias puñaladas que dañaron su hígado y su riñón, nunca se recuperó del todo y en una de sus tantas recaídas murió el 23 de Abril de 1998. Aún hoy toda la familia King asegura que Ray no había actuado solo y luchan porque el caso no sea cerrado.