El vicealmirante Reinhard Scheer a cargo de la Flota de Alta Mar del Imperio Alemán planeó una trampa para atraer a la gruesa escuadra de la Royal Navy que en patrullaba el Mar del Norte. Scheer encargó al vicealmirante Franz von Hipper que condujera a sus 5 modernos cruceros a las cercanías de la costa dinamarquesa de Jutlandia, la intención era atraer la escuadra de Sir David Beatty y emboscarla con el grueso de la flota alemana que se desplazaría varias millas detrás de la "carnada". El alto mando británico detectó un sinfín de comunicaciones de los 5 cruceros alemanes solitarios, lo que los hizo sospechar que no estaban solos, sino que planeaban algo, por ellos convocó a la escuadra de Sir John Jellicoe para que asistiera a la de Beatty por si se trataba de una trampa. La gran concentración de navíos hicieron que se produjera la mayor batalla de la Primera Guerra Mundial, viendo que la trampa había fallado, a las 18:30 del 31 de Mayo, Scheer y Von Hipper atacaron a discreción. La flota alemana de 99 navíos estaba compuesta por 22 acorazados, 5 Cruceros pesados, 11 Cruceros ligeros y 61 torpederos se enfrentó al grueso de la flota inglesa de 151 navíos integrada por 36 Acorazados, 9 Cruceros pesados, 26 Cruceros ligeros, 78 destructores, 1 Minador y 1 Porta hidroaviones. Pese a la inferioridad numérica y a haber perdido el factor sorpresa, la pericia de los vicealmirantes alemanes hicieron que una derrota segura se transformara en una mínima victoria, si bien abandonaron prematuramente la contienda lograron hundir 14 importantes buques que implicaron mas de 6 mil muertos en la Royal Navy. A pesar de esta mínima victoria, el alto mando alemán decidió ceder el dominio superficial del mar del Norte a Inglaterra dejando a su flota en puertos pero dar paso a las peligrosas escuadras de submarinos.
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