Desde que el bando sublevado golpista nacionalista liderado por Francisco Franco triunfó en la Batalla de Teruel, una a una, las ciudades del sur de Cataluña, Tarragona y Zaragoza fueron cayendo en sus manos hasta que llegaron a las playas del Mediterráneo dividiendo en dos el territorio dominado por el bando republicano de la Segunda República Española. El bando republicano aún mantenía un fuerte poderío en Cataluña y Madrid, por ello sospechaba que Franco pondría sus ojos en Valencia, esto forzaba al jefe de Estado Mayor del Ejército, Vicente Rojo Lluch, a iniciar una ofensiva para mantener ocupadas las fuerzas de Franco. Lluch creía que la merma en el apoyo militar de Hitler y Mussolini hacia Franco le daría la oportunidad de triunfar en una ofensiva a gran escala para reunificar los territorios divididos en la zona de las playas de Vinaroz. La fuerzas Franquistas se instalaron en la orilla occidental del Río Ebro, hasta allí se trasladaron 100 mil efectivos republicanos con 300 piezas de artillería, 120 blindados y apoyado por unos 200 aviones. En los primeros minutos del 25 de julio las fuerzas republicanas comenzaron a cruzar el Río Ebro, pese a un prometedor avance en las primeras horas, la resistencia del ejército franquista hizo que no se produjeran cambios significativos por varios días. Con el correr de los días ambos bandos comenzaron a enviar a todos sus efectivos disponibles a la zona de la batalla, esto hizo que se transformara en la mayor batalla librada en territorio español en el siglo XX y por consiguiente, en la mas sangrienta. Luego de casi 4 meses de combates la batalla terminó casi sin cambios de las posiciones, pero con un desgaste decisivo del bando republicano, 10 mil efectivos fueron abatidos y 55 mil fueron heridos o capturados. Esta derrota selló el destino de la Segunda República Española que desaparecía pocos meses después cuando el 1 de abril de 1939 se instauraba la dictadura franquista que duraría casi 40 años.
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