Nacido en Guanajuato, en Mayo de 1753, y bautizado con el nombre de Miguel Gregorio Antonio Ignacio Hidalgo y Costilla Gallaga Mandarte Villaseñor, estudió en el Colegio de San Nicolás Obispo, allí Hidalgo leyó a autores clásicos como Cicerón y Ovidio, y a otros como San Jerónimo y Virgilio, estudió Francés para leer a Moliére y a los diecisiete años de edad ya era maestro en filosofía y teología. Por haberse criado en una hacienda aprendió varios idiomas nativos ya que esa zona era una de las regiones con mayor diversidad de grupos indígenas. La caída de la monarquía Española en manos de Francia provocó una ola independentista en toda América, particularmente en México estos grupos fueron aplastados, Hidalgo siendo párroco en “Dolores” y partidario de la independencia, enterado de las redadas realistas en su zona decidió adelantarse a los hechos, llamo a los militares zonales Ignacio Allende, Juan Aldama y Mariano Abasolo, quienes habían despertado en Hidalgo sus ideas revolucionarias y les propuso hacer el llamado a la lucha. La mañana del 16 de Septiembre de 1810 hizo sonar las campanas llamando a los habitantes a reunirse en la iglesia, allí realizó un encendido discurso incitando a la rebelión, llamado el “Grito de Dolores”, este fue el inicio de la lucha por la independencia de México. Hidalgo, con 6000 soldados, acompañado de Allende, Aldama y Abasolo inició la lucha, en pocos días conquistó Celaya, Salamanca y Acámbaro, donde fue proclamado como capitán general de los ejércitos sublevados, luego en Atotonilco, entró al santuario local y tomó el estandarte de la virgen de Guadalupe, símbolo de su movimiento. Luego diversificaron la lucha abriendo varios frentes, pese a discrepancias entre Allende e Hidalgo, aceptaron la invitación de Ignacio Elizondo a detenerse en Acatita de Baján, pero era una trampa, primero capturó a Allende, mato a su hijo y luego capturó a Hidalgo, Elizondo fe ascendido a Coronel realista y los prisioneros enviados a Chihuahua, capital del estado, el Cura Hidalgo tuvo dos juicios, el eclesiástico, ante el Tribunal de la Inquisición, y posteriormente, un juicio militar, ante el Tribunal de Chihuahua, que lo condenó a muerte. El 30 de Julio de 1811, cuando se disponían a fusilarlo pidió que le dispararan a su mano derecha, que puso sobre el corazón, hicieron falta cuatro disparos mas para acabar con su vida, el comandante Salcedo le cortó la cabeza de un solo tajo con un machete, su cuerpo fue enterrado en la capilla de San Antonio del templo de San Francisco de Asís y su cabeza enviada a Guanajuato junto a las de Allende, Aldama y Jiménez, en donde permanecieron expuestas por diez años, finalmente su cuerpo fue exhumado y junto con su cabeza llevados al Altar de los Reyes, de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, en 1825 se erigió el monumento “Ángel de la Independencia” donde descansan sus restos.
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