David Kirby murió rodeado de su familia. Pero la fotografía de Therese Frare del hombre de 32 años en su lecho de muerte hizo más que capturar el momento desgarrador. Humanizó el SIDA, la enfermedad que mató a Kirby, en un momento en que estaba devastando a las víctimas en gran medida fuera de la vista pública. La fotografía de Frare, publicada en LIFE en 1990, mostró cómo la enfermedad ampliamente incomprendida devastó más que solo a sus víctimas. Pasaría otro año antes de que la cinta roja se convirtiera en un símbolo de compasión y resistencia, y tres años antes de que el presidente Bill Clinton creara una Oficina de Política Nacional sobre el SIDA de la Casa Blanca. En 1992, la compañía de ropa Benetton utilizó una versión coloreada de la fotografía de Frare en una serie de anuncios provocativos. Muchas revistas se negaron a ejecutarlo, y una serie de grupos pidieron un boicot. Pero la familia de Kirby consintió su uso, creyendo que el anuncio ayudó a crear una conciencia crítica sobre el SIDA en un momento en que la enfermedad aún no estaba controlada y los pacientes estaban presionando al gobierno federal para acelerar el desarrollo de nuevos medicamentos. "Sentimos que era hora de que la gente viera la verdad sobre el SIDA", dijo la madre de Kirby, Kay. Gracias a la imagen de Frare, lo hicieron.
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