A principios de 1848, en un marco de descontento social y donde el Oro era el patrón monetario mundial, el carpintero James Marshall encuentra pepitas del preciado metal mientras construía un molino a orillas de un río en los terrenos del hacendado y militar John Sutter. Ambos afortunados habían descubierto un yacimiento a cielo abierto que los haría millonarios, por ello intentaron mantener el secreto, creyeron que sería fácil ya que la población mas cercana era Coloma, una aldea de agricultores casi desierta. Un empleado de Marshall accidentalmente le hace un comentario del descubrimiento al periodista local Samuel Brannan sin sospechar las consecuencias, la nota fue publicada en Marzo en el periódico The Californian, algunos ejemplares fueron remitidos a New York. Varios meses después, uno de esos ejemplares llegó a manos del director del "New York Herald", el 19 de Agosto publicó una copia de la nota escrita por Brannan, las consecuencias fueron inesperadas. En las empobrecidas ciudades de la costa este miles de familias pugnaban por conseguir la manera de trasladarse hacia el oeste abandonando sus precarios trabajos en busca de un sueño, como aún no existía una línea de ferrocarril que uniera ambas costas y la red fluvial no estaba interconectada se improvisaban migraciones combinando estos dos medios con caravanas de diligencias. La primera ola migratoria llegó a California en Enero de 1849 por ello se los bautizó como los "49" (Forty-Niners), las mas de 300 mil personas que llegaron en poco tiempo sobrepasaron la infraestructura de las pocas aldeas existentes. Como consecuencia inmediata se produjo una persecución y matanza indiscriminada de los indios de la región para usurparles su tierras, surgieron nuevos poblados, se construyeron escuelas, iglesias y hospitales, se creó un sistema legal y de gobierno, lo cual llevó a la admisión de California como estado de la Unión en 1850. Solo los primeros en llegar pudieron encontrar oro y cambiar su realidad, en general le fue mejor a las empresas de transporte y vendedores de herramientas y maquinarias que a los propios buscadores. Los que no pudieron cumplir el sueño de encontrar oro se reconvirtieron en agricultores provocando un verdadero cambio en la economía del oeste americano obligando a acelerar el proceso de interconexión ferroviaria entre ambas costas que se cristalizó en 1869 con la unión de las redes de la Union Pacific y la Central Pacific. Cien años después no quedaban esperanzas de volver a encontrar Oro y la mayoría de esos pueblos fundados en 1849 hoy son páramos desiertos.
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