Nació el 7 de Agosto de 1932, en Mout, Etiopía, creció casi en el abandono junto con su hermano Albalonga Bikila, junto con quién para entretenerse corrían en las llanuras Etíopes a animales para ver quien se cansaba primero. Su ambición de progresar y perseverancia lo llevaron a ser miembro de la Guardia Imperial de Haile Selassie, este le presentó al entrenador sueco Onni Niskanen, quien vio en Abebe una gema por pulir y aceptó mejorar su técnica y estilo de fondista. En 1960 estaba listo para su prueba de fuego, corrió en la maratón de los juegos olímpicos de Roma, contra la voluntad de su entrenador decidió correr descalzo, Bikila pasó frente al obelisco de Axum, que fuera robado a su país natal en 1937 por el ejército italiano durante la Segunda Guerra Ítalo Abisinia, allí detuvo la marcha unos segundos para honrar a sus compatriotas caídos, esto no le impidió ganar la maratón con un nuevo record mundial “2h 15m 16s”. Se transformó en un héroe nacional y mundial, era requerido por todas las marcas deportivas, pero él se mantenía en su postura. Entrenó durante cuatro años con su meta en los juegos Olímpicos de Tokio 64, seis semanas antes fue operado de urgencia de apendicitis, esto parecía acabar con su sueño, pero su temple prevaleció, esta vez aceptó utilizar zapatillas, dando muestras de un profesionalismo ejemplar, ganó nuevamente la maratón y con nuevo record olímpico. Para los juegos de México 68 Abebe se dio cuenta que la altitud afectaba su rendimiento y sabiendo que no tenía nada que demostrar abandonó extenuado en el kilómetro 17. De regreso a su Etiopía natal comenzó a entrenarse para los juegos de Munich 1972, pero sufrió un accidente automovilístico en Adís Abeba, capital del país, que lo dejó parapléjico, además de otras complicaciones que acabaron con su vida el 25 de Octubre de 1973, Bikila tenía solo 41 años. Este verdadero ejemplo que luego de ganar dos medallas de oro Olímpicas decía que su mayor aporte había sido demostrar que ningún animal sobre la tierra puede correr 42 kilómetros sin parar a descansar.
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