Nacida en Avellaneda en 1924, a los 16 años ingresó como telefonista en una cadena de electrodomésticos. Allí conoció a Pedro De Vicenti, delegado sindical de la firma, se casó con él en 1949 y tuvo 4 hijos. El 30 de Noviembre de 1976, su hijo Néstor De Vicenti, fue secuestrado junto a su novia Raquel Mangin. Azucena comenzó a visitar el Ministerio del Interior en busca de información, allí, en las largas horas de infructuosa búsqueda conoció a un grupo de madres en su misma situación. Tras 6 meses de inútiles gestiones decidieron hacer público su reclamo con una manifestación. El 30 de Abril de 1977 un puñado de madres se agolparon frente a la casa de gobierno, la policía las amenazó diciéndoles que no podían estar manifestando, que debían "circular". Ese pequeño grupo de madres desesperadas comenzaron a dar infinitas vueltas alrededor de la pirámide de Mayo, nacían las "Madres de Plaza de Mayo". Un conocido refugio para Azucena y las "Madres" era la iglesia de La Santa Cruz, allí comenzó a asistir un joven llamado Gustavo Niño diciendo ser familiar de desaparecidos, no era otro que el Capitán de Fragata Alfredo Astiz. El 8 de Diciembre de 1977 un grupo de tareas dirigido por Astiz secuestró a varias personas entre las que estaban las habituales madres asistentes a las reuniones Teresa Careaga y María Ponce además de la monja francesa Alice Domon. Al día siguiente Azucena publicó en un matutino una lista de las desaparecidas con un pedido de datos. El 10 de Diciembre de 1977 Azucena fue secuestrada y llevada a la ESMA (Escuela Superior de Mecánica de la Armada) donde fue torturada hasta que perdió el conocimiento. Pocos días después fue asesinada junto a todo el grupo de la Iglesia de la Santa Cruz y su cuerpo fue arrojado al Río de La Plata desde un avión. El 20 de Diciembre en las playas de Mar del Tuyú aparecieron varios cuerpos que fueron examinados por la policía de General Lavalle, al sospechar el origen de los cadáveres ordenaron enterrarlos como NN. En 2003 los cuerpos fueron recuperados e identificados, entre ellos estaban los de las monjas Francesas Domon y Duquet, y el de Azucena, cuyos restos fueron cremados y depositados en la base de la Pirámide Mayo.
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