Desde la Revolución Francesa de 1789 y la instauración de la Primera República en 1792, en las zonas campesinas comenzaron a surgir focos rebeldes descontentos con la lentitud en la llegada de cambios propuestos en la asamblea nacional y el mantenimiento de un régimen feudal de explotación, a estos se les sumaron los clérigos con dificultades para reconvertirse en funcionarios civiles. Lo que empezó como pequeñas revueltas, en la zona de Vendée se organizaron para formar un ejército contrarrevolucionario y enfrentar a los republicanos. Desde Verdée, oeste de Francia, rumbo a París partieron sus fuerzas, al intentar avanzar por la región de Loria, fueron repelidos por la caballería de François Joseph Westermann, por ello debieron replegarse, buscaron refugio en Le Mans y rápidamente tomaron la ciudad preparandose para resistir. El error de creerse seguros en la trama urbana de Le Mans fue un error muy caro, no es fácil ocultar mas de 30 mil milicianos y 20 mil civiles, con la ciudad sitiada y sin posibilidad de escape, las tropas contrarrevolucionarias fueron replegando hasta tener que esconderse hacinados en casas particulares. Las tropas republicanas dejaron de diferenciar entre milicianos y civiles, masacraban a todos por igual, mientras los republicanos solo tuvieron 100 bajas, en los contrarrevolucionarios se contaban por miles. Mientras Henri de La Rochejaquelein lograba replegar a sus milicianos hacia Laval, los líderes republicanos Jean Baptiste Kléber y François Séverin Marceau Desgraviers no pudieron controlar a sus tropas que continuaron masacrando a los civiles invasores. El ejército Realista católico de Vandée tardó mas de un año en reagruparse aunque nunca recuperó el impulso inicial, intentó mantenerse activo hasta su derrota definitiva en Marzo de 1796.
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