Nacido con el nombre de Tommaso di ser Giovanni di Mone Cassai, la temprana muerte de su padre y la posterior nueva pareja de su madre no hicieron que Masaccio quisiera vivir en su pueblo natal, por ello siendo muy joven se mudó al barrio de San Niccolò Oltrarno de Florencia donde abrazó el arte de la mano de su primer profesor Bicci di Lorenzo. Con solo 21 años consiguió su primer encargue importante, el tríptico para San Juvenal de Casia, esta obra le abrió las puertas de Roma y comenzó a colaborar con artista ya consagrados. El maestro Masolino lo convocó para que lo ayudara en los frescos de la capilla Brancacci de la iglesia de Santa María del Carmine, allí pinta el fresco "La expulsión de Adán y Eva del Paraíso terrenal" que tiene una atmósfera lúgubre acentuada por desgarradores gestos de punición en la cara de Eva y el cuerpo de Adán. Luego de pintar "El tributo", "El bautismo de los neófitos", "La resurrección del hijo de Teófilo y San Pedro en la cátedra", "San Pedro cura a los enfermos con su sombra" y "La distribución de los bienes y la muerte de Ananías" llegaba el momento de dejar su huella en la pintura. En uno de los muros laterales de la iglesia florentina de Santa María Novella Masaccio pinta "La Trinidad", esta simple pero contundente pintura (fresco), revolucionó para siempre la pintura. Masaccio logró que la pintura pareciera la puerta hacia un ambiente gigantesco, la perspectiva y las sombras lograban lo que en pintura se conoce como "Trampantojo", creando una ilusión muy buscada a partir de ese día por el resto de los artistas. Antes de poder comenzar a cosechar elogios y encargos mas importantes, estando en Roma convocado por el cardenal Brando da Castiglione para decorar la capilla de San Clemente, fue envenenado sin que se supiera el motivo ni el perpetrador, solo tenía 26 años.
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