domingo, 13 de diciembre de 2020

'Si lo hacemos, lo hacemos a lo grande'. (Pequeñas Piezas de la Historia)

Allá por el año 1400, la Basílica Constantiniana tenía mas de mil años de antigüedad y se mantenía en pie solo por gracia del Señor, pero nadie quería arriesgar el cuello deslizando la idea de modificarla o hacer una nueva, significaba profanar el mayor templo del cristianismo. A fines del siglo XV al Papa Julio II se le debe haber escapado algún "Cuantas rajaduras no?" ya que de inmediato todos se olvidaron que era la tumba de San Pedro y pasaron a pedir una nueva. La noticia hizo volar por los aires los egos de los arquitectos y artistas de la época que se auto postularon como los mas aptos para el proyecto, y lo eran, se trataba de Leonardo Da Vinci, Baldassarre Peruzzi, Rafael Sanzio, Antonio da Sangallo y Miguel Angel Buonarroti. El arquitecto oficial del Vaticano, Donato d'Angelo Bramante los madrugó a todos, le dijo al Papa que al ser empleado del Vaticano le saldría baratito, Julio II debe haber calculado el presupuesto en mármol que se le venía y agarró viaje. En menos de lo que canta un gallo sentenció la suerte de la vieja basílica, en su mente crecía la idea de una nueva con estética renacentista, con planta de cruz griega, con 5 cúpulas, la central inspirada en el panteón de Agripa, en definitiva, a tirar la iglesia por la ventana. En 1506 comenzaron las obras de la nueva basílica ya bautizada San Pedro, parece que Dios no estaba muy de acuerdo con el diseño ya que se llevó a Bramante cuando solo estaban listos los cimientos, y cuando Rafael se hizo cargo de la obra se lo llevó también. El Papa se estaba quedando sin arquitectos, por ello recurrió al artista responsable de la obra pictórica mas compleja y bella de la historia, la Capilla Sixtina. Cuando el proyecto recayó en Miguel Angel, resentido con sus predecesores decidió modificar todo el proyecto, que al parecer a Dios tampoco le gustó porque no lo dejo terminar. La obra se había cobrado a Bramante, Rafael y Miguel Angel, por ello los nuevos encargados Domenico Fontana y Giacomo Della Porta convencieron al Papa Urbano VIII de inaugurarla aunque no este terminada, esto ocurrió en 1626. Luego Gian Lorenzo Bernini diseñó y construyó la plaza y la columnata que la rodea antes que Dios diera su opinión.


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