Dentro de los desatinos de los colegios secundarios en América Latina está el de querer inculcarle a púberes de 13 años la compleja literatura española de los últimos 8 siglos. Nada mas alejado de las jóvenes mentes que textos escritos y pensados para adultos de hace cientos de años. Pero cultura es cultura así que deja esa historieta, a leer el "Cantar de mio Cid" o en el mejor de los casos "Fuenteovejuna". Este último puede resultar mas llevadero ya que encaja un poco con el espíritu rebelde adolescente. Siempre resulta atractiva una historia donde los débiles se unen contra la opresión, la injusticia y el atropello. Por mas que haya sido en España y hace 500 años que hayan matado a pedradas a un tirano le despierta el morbo a cualquiera. Pero parece que como es costumbre, nos han estafado de nuevo. El buen Lope de Vega era un gran poeta y mejor dramaturgo, no por ello debemos exigirle rigor histórico. Así fue que nos creímos que cuando despertaba el 23 de abril de 1476 los oprimidos habitantes de Fuente Ovejuna, transformaron su impotencia en valor. Que luego de matar a 14 guardias y criados del palacio, llegaron hasta el comendador Fernán de Guzmán al que apedrearon y mutilaron logrando la liberación. Mejor nos sentamos, nos tranquilizamos y nos tomamos un té, porque parece que nos vendieron un buzón. Hoy en día se sospecha que tuvo mas que ver con un entuerto político que con la gesta liberadora que nos relató don Lope de Vega. La versión que compró el dramaturgo dice que Guzmán era un tirano que solo cobraba impuestos, violaba jovencitas y mataba a quienes lo criticaban por lo que su muerte fue un acto de justicia. Otra, menos creíble que esta es que Guzmán era mas bueno que un Geniol y que un noble trepador manipuló a algunos vecinos para que lo mataran. La mas aceptada hoy en día tiene que ver con ambiciones políticas, de no creer. Al parecer la Villa de Fuente Ovejuna, pasaba de mano en mano. Se la disputaban la gobernación andaluza de Córdoba y la Orden de Calatrava. Durante siglos pasó varias veces de mano hasta que llegaron los Reyes Católicos y pretendiendo poner el orden armaron un desbarajuste de proporciones. En vez de dejarla en manos de quién ostentaba el poder, don Fernán de Guzmán en nombre de la Orden de Calatrava, decidieron entregársela definitivamente a la gobernación de Córdoba. Parece que intimaron a Guzmán a que resistiera pero se organizó una conspiración y a cantarle a Magoya.
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