El amor por un deporte puede hacer milagros? Generalmente no y el tiempo se consume entre sueños e intenciones. Pero a veces ocurre y eso alimenta este espacio. Si no fuera por esa chispa divina, hubiera sido impensado que un inglés y un grupo de afroamericanos en los años 30 provocaran una revolución en el basquet. Abraham Saperstein era un inmigrante inglés radicado en Chicago y amante del deporte. Su idilio era con el basquet, pero como solo medía 1.65 mts de altura buscó refugio en el baseball y el atletismo. Una vez retirado regresó a su primer amor, el basquet, ahora su altura no era un impedimento. Su primer trabajo se transformó en un desafío condenado al fracaso. Organizar un equipo de basquet con los asistentes al Savoy Ballroom de Chicago. Como el espacio era utilizado para bailes y recitales disponía de muy poco tiempo para trabajar. Conseguir 5 jugadores de basquet entre los afroamericanos mal nutridos que asistían era una tarea ciclópea. Hizo 2 grupos, uno con los mejores y otro destinado al deporte recreativo para sacar a los jóvenes de las calles. Al equipo más respetable lo llamó "Savoy Big Five" y comenzó gestiones para inscribirlo en algún campeonato. Los EEUU de los años '30 no eran un ámbito propicio para que un grupo de afroamericanos tuvieran la oportunidad de desafiar a los blancos. Ninguna liga los aceptó y Abe Saperstein sentía que si no encontraba una rápida salida el equipo se desmembraría. A principios de 1926 decide disputar partidos de manera independiente, desafiando a equipos profesionales. Un detalle no menor es que los ganó todos. En los estados vecinos se comenzó a hablar de un equipo invencible y el sueño comenzó a tomar forma, les pagaban para intentar ganarles, y no lo lograban. Abraham aceptó el destino y el rol de su equipo en el basquet y redobló la apuesta. Convenció a sus compañeros de cambiar el nombre para reforzar su identificación con la raza de sus integrantes. Pese a ser de Chicago, el nombre debía incluir una referencia al barrio negro de New York y algo que los identificara como itinerantes, "Trotamundos". Así nacían los Harlem Globetrotters. En un principio jugaban en serio, para ser precisos, nunca dejaron de jugar en serio, mejor sería decir, se apegaban a las reglas. Como sus presentaciones llenaban estadios y siempre vapuleaban al equipo local querían brindarle algo más al público, show. Comenzaron a pautar con sus rivales pequeños "permisos" y en un minuto pautado del partido incluían algún "Condimento". Pronto, los gags, malabares, falsas peleas y discusiones con los árbitros se hicieron la marca registrada del show, pero al momento de jugar eran letales. Desde que se transformaron en los Harlem Globetrotters el público creía que el partido estaba arreglado porque ganaban siempre, pero no era así, o no fue así hasta que el equipo rival también formó parte del contingente. En la posteguerra se hicieron famosos a nivel mundial, su espectáculo más numeroso fue en Berlín en 1951 donde asistieron 75 mil personas. En los años '60 notaron que su target de público había cambiado, ahora eran ídolos de los niños. Redireccionaron sus gags, fue un golazo, su tradicional uniforme se vendía más que los de los equipos con franquicia, sin jugar ningún campeonato era las verdaderas estrellas del Basquet. Entre sus mejores jugadores se destacaron Wilt Chamberlain, Marques Haynes, Meadowlark Lemon y Goose Tatum. Al no estar bajo la presión profesional crearon coreografías, malabares, jugadas y volcadas que fueron asimiladas e imitadas por jugadores de la NBA. Al día de hoy visitaron 120 países y jugaron más de 20 mil partidos...ah, solo perdieron 4.
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