Las familias pudientes bebían agua del El Challao, conducida desde el manantial mediante una cañería de barro cocido, que llegaba hasta la Plaza Independencia. En dicho paseo existían 3 surtidores que tenían la figura de una cabeza de León. Con la poca agua del Challao de que se disponía se estableció en el año 1884, servicios a domicilio lo que producía una renta mensual de 140 pesos nacionales mensuales. A los surtidores públicos acudían una inmensa cantidad de personas, por lo que se veían obligados a dar turnos a fin de que su reparto fuera más equitativo ya que los que vivían en la parte oeste de la ciudad recibían el líquido en limitadas horas. En 1885 se amplia la cantidad de surtidores públicos en distintos sitios de la ciudad. Se colocan el la intersección de calles Lavalle y Rioja, San Martín y Córdoba etc. etc. Este servicio se realizaba mediante cañerías de hierro.
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