En enero de 1966, cuatro bombas atómicas fueron arrojadas sobre España. En realidad no fueron arrojadas, se cayeron sin querer. A espalda de los países europeos, los EEUU movilizaban vía aérea un arsenal atómico con destino a sus bases en Turquía. El arsenal se renovaba constantemente y para mantenerlo en secreto los aviones que transportaban las bombas atómicas no hacían escalas, eran reabastecidos en vuelo. Un bombardero B52 Stratofortress con bombas antiguas regresaba a los EEUU acompañado por un KC135 de reaprovisionamiento. A 10 mil metros de altura, al iniciar una rutinaria transferencia de combustible, ambas aeronaves colisionaron entre sí. La explosión en el aire mató a casi todos los tripulantes, solo un par safaron por sus asientos eyectores. El accidente dejó caer sobre territorio español 4 bombas termonucleares Mark 28. Cada bomba de 105 megatones pesaba 800 kilogramos y podía hacer más daño que el que estaba haciendo Francisco Franco en el Palacio de la Moncloa. A dos de ellas se les activó el paracaídas de emergencia y cayeron intactas en la costa del Río Almanzora y en el mar. Las otras 2 hicieron impacto, una en las afueras de Almería y la otra en unas sierras bajas. Pese a tener los detonadores desactivados explotaron las cargas explosivas de inicio del proceso, suficiente para destrozar los núcleos y liberar el material radioactivo. Mientras los vecinos barrían la vereda o iban al mercado estaban siendo contaminados con elementos transuránicos. Esa noche, con la tradicional paella comieron Plutonio 239 y Arménico 241. Franco envió a la Guardia nacional sin protección alguna, sabía mucho de persecuciones, torturas y asesinatos, pero poco de contaminación atómica. Luego de recuperar la caída en el mar se dio por terminado el incidente, las autoridades nacionales y el embajador estadounidense en España se dieron un mediático baño en las aguas prístinas para dar la impresión que acá no paso nada. Que es eso de andar crispándose por una pavada, en 24 mil años la contaminación habrá desaparecido. Fuente: (Pequeñas Piezas de la Historia de Gabriel Horacio Blasco Dantuono)
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