domingo, 4 de diciembre de 2022

El 5 de Diciembre de 1928, en Ciénaga, Colombia, para romper una huelga de trabajadores de United Fruit Company, el gobierno de Miguel Abadía Méndez ordena una brutal represión que terminó con el asesinato de unas 1.800 personas.


Desde su fundación en 1899, la empresa multinacional de capitales estadounidense dedicada a la producción y comercialización de frutas frescas United Fruit Company, se convirtió en la mayor empleadora de trabajadores en latinoamérica. En casi todos los países logró que sus plantaciones y empacadoras estuvieran al margen de las leyes laborales locales, aunque la mayoría no hacía falta ya que no había presencia del estado y literalmente se manejaban con trabajo esclavo. Para lograr este poder de persuasión era común que el gobierno de los EEUU coaccionara y presionara a los gobiernos para que esta situación se mantuviera inalterable en el tiempo. Solo en la zona bananera de Ciénaga en Colombia casi 30 mil personas trabajaban directa o indirectamente bajo el control de UFC, los cuentapropistas no obtenían un precio justo del monopolio comprador y los empleados directos eran mal pagos y trabajaban en condiciones sanitarias deplorables. Esta situación hizo que al igualar su descontento los trabajadores se unieran en un frente común contra la UFC, el 6 de Octubre elaboraron un documento con pedidos como Seguro colectivo, Reparación por accidentes de trabajo, Habitaciones higiénicas, Descanso dominical, Aumento de un 50% de los jornales de los que menos ganaban, Supresión de los comisariatos, Cesación de préstamos por medio de vales, Pago semanal y un Mejor servicio hospitalario. Los delegados encargados de entregar el petitorio  Erasmo Coronel, Nicanor Serrano y Pedro del Río, lo intentaron 3 veces y ni siquiera fueron recibidos por el gerente Thomas Bradshaw, por ello la nota pasó a ser con carácter de ultimátum. El 10 de Noviembre la empresa dio la orden de acelerar la cosecha y embarque intentando minimizar los efectos de un posible paro, los trabajadores descubrieron la maniobra y al día siguiente decretaron la huelga. Thomas Bradshaw, envió un telegrama urgente al presidente Miguel Abadía Méndez pidiendo su intervención, este ordenó al general Carlos Cortés Vargas que restituyera el orden, pese a un mes de movimientos militares y pequeñas trifulcas nadie imaginaba el inminente desenlace. Los EEUU movilizaron una flota con Marines para que estuvieran dispuestos a entrar en acción y defender los intereses de UFC, aduciendo que quería impedir esa intervención el propio Vargas declaró la Ley marcial e inició la represión. La represión dio rápidamente paso a la locura y la masacre, casas destruidas, ejecuciones sumarias, desapariciones y fosas comunes que en 24 horas se cobraron la vida de cerca de 1.800 personas. Al año siguiente surge un político dentro del propio partido liberal llamado Jorge Eliécer Gaitán quién denunció al gobierno por haber encarcelado y asesinado a su propia gente para proteger a una compañía extranjera, los cambios llegaron recién en 1930.

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