Cinco Generaciones en una imagen. (1898) Justa Cané de Somellera, Maria Varela de Beccar, Sara Videla de Castro, Elena Muñiz (Caras y Caretas)

Gusta, por lo general, la galanteria periodística, de rendir homenaje á la belleza y & la gracia en las estrellas del mundo femenino, presentándolas en el zenit de su gloria. CARAS Y CARETAS, sin desdeñar en manera alguna titulos y atractivos semejantes, satisfacción de ojos y de almas, quiere empezar esta parte de su tarea,-por cierto de las más gratas,-dedicando la primera página social à un astro ya en su ocaso, pero que aún irradia suaves resplandores. El grabado que se acompaña, tomado de excelente fotografia, muestra en primer término & la dama de estos pensamientos, orgullosa de sus ochenta y tres abriles y otros tantos agostos, reflejados en el sér angelical que sostiene en los brazos, su descendiente directo en la cuarta generación. La venerable anciana de quien se trata es la señora Justa Cané de Somellera, viuda de Florencio Varela, el periodista mártir, casada en segundas nupcias con el doctor Andrés Somellera, ya finado. Las personas que la rodean en el interesante grupo, son: su hija, Maria Varela de Beccar su nieta, Sara Videla de Castro; su biznieta, Maria Elena de Muñiz Castro, y su tatara-nieta, Elena Muñiz. Tenemos que agradecer al doctor Luis V. Varela, ministro de la Suprema Corte é hijo de Misia Justa, como los señores Mariano, Rufino, Julio y Juan Cruz Varela, el placer de ofrecerá nuestros lectores tan bella escena, pocas veces alcanzada en la vida familiar. Le pedimos un retrato de su señora madre y tuvo la deferencia de facilitarnos el grupo fotográfico que el grabado ha reproducido felmente y que, llenando con exceso nuestros deseos, impresionará agradablemente á cuantos le vean. La señora Justa, nacida en Arrecifes en 1815, cumplirá los ochenta y tres años de edad el 18 del corriente, lo que da especial oportunidad à la publicación de estas lineas, realzadas por su imagen, en unión de su prole por la linea femenina. Vive actualmente con su hija del segundo matrimonio, señora Delin Somellera de Lara, y se miran en ella, como suele decirse, noventa y ocho de sus descendientes, sin contar los parientes por afinidad. Tuvo nueve hijos varones, de los que viven los cinco ya nombrados. De los otros cuatro, Héctor murió en Rio Janeiro, de fiebre amarilla, durando pocas horas; Horacio, de pulmonia fulminante, en tres dias; Florencio, en duelo; Jacobo, suicida. Pero tantas y terribles pruebas, unidas á muchas otras que agitaron su hogar ó lo enlu- taron, no han conseguido doblegar la entereza de la que allà en sus juveniles años, en In plenitud de la dicha y cuya hermosura cantaron los poetas, vió caer à sus pies, atravesado el corazón por el puñal asesino, al amante compañero de sus dias, ilustre en los fastos nacionales,