En pleno desarrollo de las economías nacionales, los hermanos Juan y Mateo Clark se lanzaron a una aventura que los llevó a la ruina y los instaló en la historia de ambas naciones. Hijos de un inmigrante escocés y nacidos en Chile, se encontraban en Valparaíso cuando el avance de la traza ferroviaria -en el lado argentino había llegado hasta la región de Mendoza- abrió las puertas al soñado proyecto de unir ambos océanos a través de una vía férrea que atravesara los Andes. Los Clark, quienes ya habían tendido el telégrafo a través de la cordillera, obtuvieron la primera concesión en 1874 y la empresa Ferrocarril Trasandino Clark -así denominada- iniciaba su marcha siempre con las dificultades económicas. Imaginemos los desafíos asumidos en el terreno; pendientes, roca viva, desmoronamientos, inclemencias del tiempo y un túnel de aproximadamente tres kilómetros, atravesando el corazón de la montaña…Una auténtica novela que movilizó miles de brazos! Sin embargo, para los iniciadores de la aventura, lo adelantamos, fue el camino hacia la bancarrota. La obra, ya sin los Clark en la compañía, finalmente se fue inaugurando por tramos a lo largo de la última década del siglo XIX y recién el 5 de abril de 1910 comenzó a funcionar en todo su recorrido, en el aniversario de la batalla de Maipo; dos proezas que en su tiempo facilitaron la independencia y la soberanía de ambas naciones. El tiempo, fiel sepulturero de los sueños más audaces, hizo que el 21 de septiembre de 1979 funcionara el último tren de pasajeros.
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