A principios de 1913, Juan Pi vendió su finca y se trasladó al pueblo con el propósito de retomar el negocio fotográfico. Cuando vi que había aumentado suficientemente la población como para mantener a un fotógrafo, volví a abrir taller y construí una galeria. Al año, una tormenta de granizo me dejaba sin un vidrio. Vuelto a hacer otra galería, más grande. Otro año, otra manga de piedra, que duró 22 minutos, arruinó la región y me arruinó a mi. Otro taller más, esta vez con mayor seguridad, a causa de la experiencia. No mucho después de instalado en el nuevo taller, a mediados de 1913, viajó a Suiza con su hijo Juanito, para visitar a su familia. Lo hizo a instancias de su padre, que estaba enfermo y quería conocer a su único nieto varón. En diciembre estaba de regreso en San Rafael y nunca más volvió a Europa. Llegó acompañado por un fotógrafo de veintitrés años que había venido desde Suiza para ser su ayudante: Gaston Bourquin, de Villeret, una aldea cercana a Berna, quien años después sería uno de los más importantes y activos paisajistas y editores de postales y libros de fotografía de la Argentina. Bourquin estuvo poco tiempo en San Rafael, por lo que hoy nadie lo recuerda allí, excepto Flora Pi, hija menor de Juan. Partió a fines de 1913 o principios de 1914, pocos días después de llegar de Suiza la primera carta que escribió a Pi desde Buenos Aires, adonde se dirigió, está fechada el 31 de enero de 1914- sin duda se fue como consecuencia de los apuros económicos de su patrón, ocasionados por alguna de las grandes pedradas que menciona la carta publicada en El correo sudamericano. Ambos fotógrafos mantuvieron, después, una larga amistad. La decisión de volver a la actividad fotográfica señala que Pi seguia confiando en el progreso de San Rafael. El haber pensado en ocupar a un ayudante posiblemente indique que pretendia disponer de tiempo libre para tomar las fotos que más le interesaban, los paisajes, o para atender otros negocios, ya que la fotografia nunca fue para él una actividad excluyente. De hecho, manejó su finca con el mismo rigor con que encaró el trabajo fotográfico.
Bienvenidos al sitio con mayor cantidad de Fotos antiguas de la provincia de Mendoza, Argentina. (mendozantigua@gmail.com) Para las nuevas generaciones, no se olviden que para que Uds. vivan como viven y tengan lo que tienen, primero fue necesario que pase y exista lo que existió... que importante sería que lo comprendan
miércoles, 3 de abril de 2024
Juan Pi en su finca, donde tuvo su estudio entre aproximadamente 1908 y 1913, (са. 1910) San Rafael. Mendoza
A principios de 1913, Juan Pi vendió su finca y se trasladó al pueblo con el propósito de retomar el negocio fotográfico. Cuando vi que había aumentado suficientemente la población como para mantener a un fotógrafo, volví a abrir taller y construí una galeria. Al año, una tormenta de granizo me dejaba sin un vidrio. Vuelto a hacer otra galería, más grande. Otro año, otra manga de piedra, que duró 22 minutos, arruinó la región y me arruinó a mi. Otro taller más, esta vez con mayor seguridad, a causa de la experiencia. No mucho después de instalado en el nuevo taller, a mediados de 1913, viajó a Suiza con su hijo Juanito, para visitar a su familia. Lo hizo a instancias de su padre, que estaba enfermo y quería conocer a su único nieto varón. En diciembre estaba de regreso en San Rafael y nunca más volvió a Europa. Llegó acompañado por un fotógrafo de veintitrés años que había venido desde Suiza para ser su ayudante: Gaston Bourquin, de Villeret, una aldea cercana a Berna, quien años después sería uno de los más importantes y activos paisajistas y editores de postales y libros de fotografía de la Argentina. Bourquin estuvo poco tiempo en San Rafael, por lo que hoy nadie lo recuerda allí, excepto Flora Pi, hija menor de Juan. Partió a fines de 1913 o principios de 1914, pocos días después de llegar de Suiza la primera carta que escribió a Pi desde Buenos Aires, adonde se dirigió, está fechada el 31 de enero de 1914- sin duda se fue como consecuencia de los apuros económicos de su patrón, ocasionados por alguna de las grandes pedradas que menciona la carta publicada en El correo sudamericano. Ambos fotógrafos mantuvieron, después, una larga amistad. La decisión de volver a la actividad fotográfica señala que Pi seguia confiando en el progreso de San Rafael. El haber pensado en ocupar a un ayudante posiblemente indique que pretendia disponer de tiempo libre para tomar las fotos que más le interesaban, los paisajes, o para atender otros negocios, ya que la fotografia nunca fue para él una actividad excluyente. De hecho, manejó su finca con el mismo rigor con que encaró el trabajo fotográfico.
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