Tres meses después del bombardeo a Pearl Harbour, EEUU estaba metido hasta la pera en la Segunda Guerra Mundial. La prensa se pasaba de rosca exacerbando el nacionalismo y no solo de los civiles. Los militares a cargo de la defensa territorial de los EEUU estaban a punto de explotar. Se especulaba que Alemania tenía bases en México y que submarinos japoneses patrullaban la costa oeste. Con todos los japoneses autóctonos en campos de concentración, si llegaban a ver en la calle a alguien con los rasgos de Toshiro Mifune lo fusilaban. La madrugada del 25 de febrero de 1942, sonaron las alarmas en la ciudad de Los Angeles. Se cortó la energía en toda la ciudad, los reflectores de la defensa anti aérea iluminaron el cielo y se lanzaron bengalas. Antes que la gente se ponga las pantuflas empezaron los disparos. Durante casi 4 horas, ametralladoras, baterías y obuses defendieron la ciudad. Cuando sonó la alarma de 'Todo claro', la gente salió a ver las consecuencias. Daños en varios edificios, incendios, autos destruidos y varios muertos, pero nada devastador. El enemigo había fallado, pero quien era el enemigo?. Ante la presión de la prensa el Secretario de Marina Frank Knox sufrió un sincericidio y confesó que no había habido ningún ataque. Primero le echaron la culpa a una incursión furtiva japonesa, después a un globo meteorológico y por último a un avión comercial. Estuvieron a un paso de culpar a un niño con un barrilete, pero optaron por atribuirlo a la histeria en las filas militares. EEUU había perdido la primera batalla de la guerra psicológica contra sí mismo.
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