viernes, 10 de mayo de 2024

Doña Minga abrazada a su hijo “el Titi”, para ella siempre un nene consentido metido en el cuerpo de un grandulón.


En Pompeya y en Patricios, cuarenta y ocho años después de su violenta muerte, el recuerdo de este boxeador extrovertido, simpático, fanfarrón y corajudo, es inescindible de lo que significa Huracán para ese meridión manziano de la ciudad. Así lo entiende y lo canta la hinchada del Globo cuando va entrando al Palacio Ducó (una de cuyas tribunas lleva su nombre): “Somos del barrio, del barrio de La Quema... ¡Somos del barrio de Ringo Bonavena!”




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