sábado, 15 de junio de 2024

Antiguo mapa del Río de la Plata, donde aparece dibujada la ubicación de la ciudad de Buenos Aires junto al Riachuelo. La carta fue trazada por Don Juan Ramón, "Cosmógrafo Mayor del Reyno del Perú" en 1683.


La primera Buenos Aires-La aurea atracción de la leyenda del "Rey Blanco" no tardó en originar una nueva y esta vez poderosa expedición. La posibilidad de obtener extraordinarios tesoros en la región del Río de la Plata no fue, empero, el único motivo que impulsó a la corona española a conceder a don Pedro de Mendoza en 1534 el título de Adelantado, para que concretase la conquista de esos territorios. Existía también la necesidad de impedir los avances portugueses sobre la zona, pues los marinos lusitanos habían ya incursionado en aguas del Plata pese a las protestas españolas, con la intención de afirmar allí su soberanía. Después de largos trámites Mendoza logró alistar su armada que se componía de once naves y unos 1.500 tripulantes, entre los cuales se contaban numerosos soldados extranjeros (alemanes, flamencos, ingleses, italianos). También se agregaron algunas mujeres y un grupo de ocho sacerdotes para llevar a cabo la evangelización de los indígenas.A principios de 1536 la flota se internó en el Río de la Plata y fondeó junto a la isla de San Gabriel (frente al actual puerto uruguayo de Colonia). Desde allí Mendoza puso proa a la costa occidental del estuario y, aproximadamente el 2 de febrero de ese año, procedió a erigir sobre esa banda un asiento fortificado al que denominó Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire (Nuestra Señora del Buen Aire era una advocación de la Virgen María originaria de Cagliari, Cerdeña, posesión en esa época de la corona de España, y cuyo culto como protectora de los navegantes era familiar entre todos los marinos del Mediterráneo). La primitiva Buenos Aires fue emplazada por Mendoza, en las cercanías de la desembocadura del denominado Riachuelo de los Navios, entonces protegida por una barra o "isla" que ofrecía buen reparo y fondeadero a las embarcaciones (algunos estudiosos estiman que el poblado se construyó sobre la elevada meseta que hoy ocupa el Parque Lezama). La ciudad, si así puede calificarse a ese minúsculo villorrio, fue edificada en una superficie no mayor al que abarca actualmente una manzana. En su centro se alzaba la casa del Adelantado, rodeada por casuchas de barro con techos de junco o totora. Su defensa la constituía una precaria muralla de barro, una empalizada y un foso que rodeaba todo el perímetro. En los primeros días los indios querandies que poblaban la zona se avinieron a intercambiar objetos por víveres y así pudo mantenerse la población, pero pronto se tornaron hostiles y Mendoza se vio obligado a destacar algunas de sus naves a la costa del Brasil y río Paraná arriba en busca de alimentos. (Del Libro Buenos Aires 4 Siglos - Ricardo Luís Molinari)


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