sábado, 17 de agosto de 2024

Pulmotor traído desde Roma para la lucha contra la poliomielitis ✈️. Buenos Aires, abril de 1956.


Durante la epidemia de poliomielitis en Argentina en la década de 1950, se tomaron varias medidas para combatir la enfermedad, incluyendo la importación de pulmotores desde Roma. Estos dispositivos, también conocidos como “pulmones de acero”, eran esenciales para ayudar a los pacientes cuyos músculos respiratorios habían sido paralizados por el virus.  La llegada de los pulmotores fue crucial para salvar vidas, ya que permitían la respiración mecánica de los pacientes más afectados. La epidemia de poliomielitis en Argentina fue un evento trágico y significativo en la historia del país. La epidemia más grave ocurrió en 1956, afectando a aproximadamente 6,500 personas. La poliomielitis, también conocida como “parálisis infantil”, es una enfermedad viral altamente contagiosa que puede causar parálisis y, en algunos casos, la muerte. Durante la epidemia, las autoridades y la población tomaron medidas extremas para intentar controlar la propagación del virus. Se pintaron árboles y cordones con cal, y se usaron productos como lavandina y alcanfor para la limpieza. Sin embargo, estas medidas no fueron suficientes para detener el avance de la enfermedad. La vacuna desarrollada por Jonas Salk en 1953 y perfeccionada por Albert Sabin fue un punto de inflexión crucial. En 1956, Argentina recibió una pequeña cantidad de dosis de la vacuna Salk desde Estados Unidos, pero no fue hasta 1963 que la vacuna Sabin estuvo disponible para toda la población infantil1. Gracias a la vacunación masiva, Argentina fue declarada libre de poliomielitis por la Organización Mundial de la Salud en 1964. Este evento dejó una marca profunda en la memoria colectiva del país, recordando la importancia de la vacunación y las medidas de salud pública para prevenir enfermedades contagiosas. 


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