martes, 19 de noviembre de 2024

Tren histórico (BAP) arribando a la Ciudad de Mendoza en Marzo de 1996.


En la década de 1860, incorporada la provincia de Buenos Aires a la Nación después de Pavón, los proyectos de surcar el inmenso territorio con líneas férreas. La idea de comunicar a través del desierto, los principales puntos geográficos de las provincias con el puerto metropolitano, se hacían cada vez más ostensibles. 
Ya en 1855 cuando Urquiza presidía en Paraná la Confederación Argentina, se contemplaba un proyecto de ferrocarril trasandino. Pero poco tiempo después sería la provincia de Buenos Aires la que primero tendría su F.C. Oeste desde el 30 de agosto de 1857, con su histórica locomotora "La Porteña". Mientras tanto, a las provincias cuyanas les resultaba más factible comerciar sus productos a través de la cordillera, que someterse a las penurias de los largos viajes en demanda de nuestros puertos litoraleños. El transporte de mercancías se hacía en tropas de carros arrastrados por bueyes y mulas. Se reunían varias tropas para cruzar la temida travesía. El itinerario hasta San Luis era parecido al actual, pero a partir de la capital puntana se continuaba pasando por El Morro, al Norte de Villa Mercedes, hasta llegar a Río Cuarto. En este lugar la Comandancia de la Frontera Sur y Oeste de Córdoba procuraba proporcionar cierta seguridad, a través de algunos fortines. El recorrido continuaba siempre con rumbo noeste; así se llegaba a Villa María. Desde aquí, se comunicaba con el puerto de Rosario y con la ciudad de Córdoba. El servicio de pasajeros era desempeñado por las líneas de mensajerías que subvencionaba el Estado. Arrastraban la diligencia hasta 8 caballos con 4 postillones que se cambiaban en las postas, situadas por lo general a cuatro leguas unas de otras. Esto nos lo cuenta Estanislao S. Zevallos en uno de sus libros: "La matrona como el niño, el comerciante como el diputado que atravesaban de Cuyo al Litoral, debían testar, disponerse para morir como cristiano si lo eran, y dar el último adiós a las cosas y a los seres amados. Lo probable era morir o caer en la pavorosa cautividad, tal fue el dominio que los indios ejercieron sobre el camino".   Por Garcés Delgado (Diario Uno). Foto de la colección Mario Avila.


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