Esta frase transmite una enseñanza sobre la aceptación y la adaptación. Su significado sugiere que si alguien no puede alcanzar aquello que desea, en lugar de frustrarse, debería aprender a desear y valorar lo que sí está dentro de sus posibilidades. Es una manera de enfatizar la importancia de la resiliencia, la gratitud y el disfrute de lo que se tiene, en lugar de aferrarse a lo inalcanzable.

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