sábado, 12 de julio de 2025

Coney Island, en el extremo sur de Brooklyn, es una península que ha vivido múltiples transformaciones: de isla salvaje a epicentro del entretenimiento popular estadounidense. (imagen de 1946)


En el siglo XVII, los colonos neerlandeses la llamaron Conyne Eylandt (“Isla del conejo”) por la abundancia de estos animales. Con el tiempo, el nombre evolucionó a Coney Island, y en 1829 se construyó el primer puente que la conectó con el continente. A fines del siglo XIX y principios del XX, se convirtió en un balneario de lujo y diversión masiva. Surgieron tres grandes parques de atracciones: Luna Park, Dreamland y Steeplechase Park, con innovaciones como montañas rusas, luces eléctricas y espectáculos únicos. Fue también sede de curiosidades como el Elephant Hotel, un edificio con forma de elefante que funcionaba como mirador y hotel. En sus inicios, también fue conocida por el juego ilegal y la prostitución. Tras la Segunda Guerra Mundial, la zona entró en decadencia por incendios, competencia de otros destinos y cambios urbanísticos. En los años 60, el urbanista Robert Moses impulsó la construcción de viviendas sociales sobre antiguos terrenos de parques. Fred Trump, padre de Donald Trump, intentó demoler Steeplechase Park para construir apartamentos, pero fracasó. Hoy, Coney Island conserva su espíritu nostálgico con atracciones como la Wonder Wheel (1918), el Cyclone (1927) y el Parachute Jump, símbolo del barrio. Eventos como el Mermaid Parade y el concurso de comer hot dogs de Nathan’s Famous mantienen viva su esencia excéntrica y festiva

No hay comentarios.:

Publicar un comentario