🌍 El 27 de octubre de 1894, un terremoto de magnitud 7.5 destruyó gran parte de La Rioja, borrando su fisonomía colonial y marcando un antes y un después en su historia urbana y social.

 🏚️ La Rioja bajo escombros: el sismo que transformó una ciudad y su memoria

A las 16:30 del 27 de octubre de 1894, un terremoto de magnitud 7.5 sacudió el noroeste argentino, con epicentro en San Juan, pero con devastadoras consecuencias en La Rioja. En menos de medio minuto, la ciudad fundada por Juan Ramírez de Velazco en 1591 quedó reducida a escombros. Solo la iglesia de Santo Domingo (1623) resistió el impacto; el resto de las construcciones, incluidas la Casa de Gobierno, los colegios normales y las casonas coloniales, colapsaron. Esa noche, toda la población durmió en la plaza, incluido el gobernador. La hora del sismo evitó una mayor cantidad de víctimas, pero la destrucción fue total. Las casonas del siglo XVII, con dinteles de algarrobo marcados por la historia, desaparecieron. El gobierno nacional propuso mudar la ciudad, como se hizo en Mendoza tras el terremoto de 1861, pero los riojanos se negaron a abandonar sus solares ancestrales. La reconstrucción fue lenta y respetó el trazado original de solares, pero sin recuperar el estilo arquitectónico colonial. La iglesia de San Nicolás quedó inconclusa, y los testimonios coloniales sobrevivieron solo en patios, conventos y medianeras de adobe. Las acequias que bordeaban las calles fueron cubiertas por el asfalto, y el perfume de azahares, naranjos y viñas se convirtió en el último vestigio de una ciudad que había cambiado para siempre. A fines del siglo XIX, La Rioja era una ciudad quieta, empobrecida y patriarcal, como la describió Manuel Gálvez en La maestra normal. Sus dirigentes, herederos de apellidos coloniales, se turnaban el poder mientras la provincia soñaba con un milagro: el oro del Famatina o el agua que hiciera florecer el desierto. #Scroll1894 #LaRiojaSacudida #AzaharesEntreEscombros #SismoYMemoria #FamatinaEsperanza #mendozantigua