lunes, 6 de octubre de 2025

Giol: ladrillos, vino y ciudad. El legado que transformó Maipú (foto 1945)



En 1896, Juan Giol y Bautista Gargantini fundaron La Colina de Oro, una bodega que no solo revolucionó la producción vitivinícola, sino que transformó el paisaje urbano y social de Maipú. Desde sus primeras 44 hectáreas, el crecimiento fue vertiginoso: en apenas una década, multiplicaron la producción, expandieron sus tierras y generaron empleo masivo en vendimia, tonelería y transporte. La bodega, diseñada por el ingeniero Antonio Gnello, incorporó tecnologías de vanguardia y una arquitectura industrial de estilo neorrenacentista italiano, con ladrillo a la vista y cabriadas metálicas. Fue pionera en el uso de maquinaria moderna y vasijas de roble importadas, posicionándose como referente técnico en el mundo del vino. Su impacto fue también urbano: dinamizó el desarrollo del carril Ozamis, atrajo comercios, talleres y viviendas, y modificó el radio urbano de Maipú. La zona se convirtió en un polo de sociabilidad, trabajo y encuentro para inmigrantes y obreros. Tras la salida de sus fundadores, la empresa pasó a manos del Banco Español y luego al Estado provincial. En los años 70 y 80, la crisis vitivinícola y el deterioro edilicio llevaron a su privatización. Hoy, el edificio principal está fragmentado y degradado, aunque conserva un alto valor arquitectónico, histórico y simbólico. Las casas patronales fueron donadas al municipio en 1993 para crear el Museo Nacional del Vino y la Vendimia. — #GiolPatrimonio #ColinaDeOro #MaipúVitivinícola #ArquitecturaDelVino #ArchivoMendoza #Mendoza #Mendozantigua 

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