1 de diciembre de 1959. La ausencia de conflictos en la Antártida y su uso exclusivo para la ciencia se debe al Tratado Antártico de 1959 y al Protocolo Ambiental de 1991, que la declararon una reserva natural dedicada a la paz y la investigación

Resulta llamativo que, en un mundo atravesado por disputas territoriales, la Antártida permanezca libre de conflictos limítrofes y de presencia militar. Este hecho se explica por el Tratado Antártico, firmado en Washington el 1 de diciembre de 1959 por 12 países, entre ellos Argentina y Chile. El acuerdo estableció que el continente blanco se destinaría exclusivamente a fines pacíficos y científicos, prohibiendo cualquier actividad militar, pruebas de armas o almacenamiento de residuos nucleares. Posteriormente, el Protocolo de Madrid de 1991, vigente desde 1998, reforzó esta protección al declarar la Antártida como una “reserva natural dedicada a la paz y a la ciencia”. Este protocolo prohíbe la explotación de recursos minerales con fines comerciales y garantiza la preservación de los ecosistemas marinos y terrestres. Gracias a este marco jurídico internacional, la Antártida se convirtió en un laboratorio único para el estudio del cambio climático, la biodiversidad y la astronomía, además de ser el único lugar del planeta donde se cumplen de manera estricta las normas de protección de especies marinas en peligro de extinción. Según el Secretariado del Tratado Antártico, más de 50 países son hoy parte de este sistema, lo que lo convierte en uno de los acuerdos de cooperación internacional más exitosos de la historia. En definitiva, el continente blanco no pertenece a ningún país en particular, sino que es administrado colectivamente bajo un régimen que lo preserva como territorio de paz, ciencia y protección ambiental, un ejemplo de cooperación global en tiempos de tensiones internacionales. #Antártida #TratadoAntártico #ProtocoloMadrid #ContinenteBlanco #PazYCiencia #ProtecciónAmbiental #EspeciesMarinas #CooperaciónGlobal #HistoriaMundial #ReservaNatural