Durante toda la época colonial, la penetración indígena en territorios colonizados preocupó seriamente a las autoridades. Las fuerzas disponibles eran escasas y los frentes demasiado extensos, mientras que la policía y la justicia resultaban insuficientes para garantizar la propiedad privada en formación. El reclamo de los hacendados fue escuchado por los virreyes. El virrey Melo de Portugal comisionó a Félix de Azara para estudiar las fronteras y contener las hostilidades. Azara consideró que no era necesario aumentar los fuertes, sino repartir tierras para asegurar la tranquilidad poblacional. El censo de 1778 había registrado apenas 12.925 habitantes rurales, lo que evidenciaba la fragilidad del poblamiento. El primer gobierno patrio, pese a múltiples urgencias, enfrentó el problema con inteligencia. En el Archivo General de la Nación se conserva un decreto redactado por Mariano Moreno, que encomendó al coronel Pedro Andrés García una expedición hacia la frontera. El objetivo no fue solo militar, sino también económico y colonizador, proponiendo medios para distribuir tierras y poblarlas. En su informe de fines de 1811, García señaló que los fuertes ya no cumplían función, pues la población se había extendido hasta 60 leguas más al sur, y recomendó trazar una nueva línea defensiva. Ese mismo año, varios caciques fueron recibidos en Buenos Aires por el Triunvirato, como gesto de apertura hacia relaciones pacíficas. Estudios posteriores coincidieron en la necesidad de fijar la frontera sobre los ríos Colorado o Negro. La situación generó intereses contrapuestos: los colonos avanzaban lentamente sobre el desierto, fundando establecimientos permanentes, mientras los pueblos originarios eran desplazados y respondían con hostilidades rápidas y depredaciones, aprovechando la anarquía y la falta de recursos del gobierno. Para los indígenas, la pérdida de sus tierras significaba la expulsión violenta de los espacios donde habían nacido y vivido en libertad. #Frontera1811 #MarianoMoreno #PedroAndrésGarcía #PueblosOriginarios #HistoriaArgentina #MemoriaIndígena #mendozantigua
Bienvenidos al sitio con mayor cantidad de Fotos antiguas de la provincia de Mendoza, Argentina. (mendozantigua@gmail.com) Para las nuevas generaciones, no se olviden que para que Uds. vivan como viven y tengan lo que tienen, primero fue necesario que pase y exista lo que existió... que importante sería que lo comprendan
viernes, 26 de diciembre de 2025
📌 1811: La frontera y los pueblos originarios, entre expediciones, tratados y hostilidades
Durante toda la época colonial, la penetración indígena en territorios colonizados preocupó seriamente a las autoridades. Las fuerzas disponibles eran escasas y los frentes demasiado extensos, mientras que la policía y la justicia resultaban insuficientes para garantizar la propiedad privada en formación. El reclamo de los hacendados fue escuchado por los virreyes. El virrey Melo de Portugal comisionó a Félix de Azara para estudiar las fronteras y contener las hostilidades. Azara consideró que no era necesario aumentar los fuertes, sino repartir tierras para asegurar la tranquilidad poblacional. El censo de 1778 había registrado apenas 12.925 habitantes rurales, lo que evidenciaba la fragilidad del poblamiento. El primer gobierno patrio, pese a múltiples urgencias, enfrentó el problema con inteligencia. En el Archivo General de la Nación se conserva un decreto redactado por Mariano Moreno, que encomendó al coronel Pedro Andrés García una expedición hacia la frontera. El objetivo no fue solo militar, sino también económico y colonizador, proponiendo medios para distribuir tierras y poblarlas. En su informe de fines de 1811, García señaló que los fuertes ya no cumplían función, pues la población se había extendido hasta 60 leguas más al sur, y recomendó trazar una nueva línea defensiva. Ese mismo año, varios caciques fueron recibidos en Buenos Aires por el Triunvirato, como gesto de apertura hacia relaciones pacíficas. Estudios posteriores coincidieron en la necesidad de fijar la frontera sobre los ríos Colorado o Negro. La situación generó intereses contrapuestos: los colonos avanzaban lentamente sobre el desierto, fundando establecimientos permanentes, mientras los pueblos originarios eran desplazados y respondían con hostilidades rápidas y depredaciones, aprovechando la anarquía y la falta de recursos del gobierno. Para los indígenas, la pérdida de sus tierras significaba la expulsión violenta de los espacios donde habían nacido y vivido en libertad. #Frontera1811 #MarianoMoreno #PedroAndrésGarcía #PueblosOriginarios #HistoriaArgentina #MemoriaIndígena #mendozantigua
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