viernes, 26 de junio de 2020

El 26 de Junio de 1284 es la fecha indicada en los textos de los Hermanos Grimm sobre los hechos que llevaron a la desaparición de 130 niños de la aldea de Hamelin, Alemania, hecho conocido como la leyenda del “Flautista de Hamelin”. (EH)



El texto original llamado “Der Rattenfänger von Hameln” hace referencia al hecho de una invasión de ratas en el pueblo de Hamelin, que un desconocido se ofreció a solucionar, fue contratado para su exterminio, este hombre comenzó a tocar música con una flauta, todas las ratas del pueblo comenzaron a emerger de sus escondites siguiendo al flautista, este se dirigió al río Weser y al internarse en él las ratas lo siguieron y perecieron ahogadas. El flautista regresó al pueblo y reclamó su pago, pero no se le efectuó pago alguno, este se retiró prometiendo regresar. La tarde del 26 de Junio de 1284 mientras los adultos estaban en la iglesia celebrando la fiesta de los santos Pedro y Pablo, el misterioso flautista volvió a tocar la flauta pero esta vez 130 niños y niñas lo siguieron fuera del pueblo para jamás regresar. Además del relato de los Hermanos Grimm, hay referencias a este hecho en vitrales de iglesias de la zona, en un poema inglés de Robert Browning y en el “Relato del papa Inocencio III', perteneciente a “La cruzada de los niños” (La Croisade des Enfants), del escritor francés Marcel Schwob. Sobre el hecho real que generó el relato hay varias teorías, la de una peste que acabo con sus vidas, la de un reclutamiento militar o la de su rapto para trabajos esclavizados en la construcción. Hay relatos posteriores que difieren del original en el hecho del destino de los niños, en el original nunca se conoce el paradero, en otros se describe un nuevo encuentro entre el flautista y las autoridades, en el que se le paga y este regresa a los niños, en el relato original el secuestro es contado por tres niños, uno rengo que perdió el paso del grupo, uno sordo que solo los siguió por curiosidad y un ciego que perdió el camino. Hoy en el pueblo de Hamelin en la calle por la que los niños salieron de la ciudad se respeta a punto tal que las ceremonias religiosas, actos públicos y celebraciones al pasar por ella las bandas dejan de tocar y pasan en absoluto silencio.

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