En el marco de la segunda Intifada y en medio de disturbios generalizados entre civiles Palestinos y el ejército Israelí, en el cruce Netzarim, llamado "cruce de al-Shohada" (los mártires), Jamal al-Durrah y su hijo de doce años, Muhammad al-Durrah quedaron atrapados por un fuego cruzado. Apenas llegaron a refugiarse detrás de un cilindro de hormigón donde comenzó un calvario de 45 minutos que terminaría trágicamente. Un grupo de la televisión local al servicio de la "TV France 2" quedó calle de por medio, enfrente de Jamal y su hijo. A solo 50 metros, el grupo comando Israelí Magen-3 mantenía fuego constante sobre la calle, por lo que no tenían oportunidad de salir de ese precario escondite. Las desgarradoras escenas del padre protegiendo a su hijo aterrado, cesaron cuando una ráfaga de M16 dejó a ambos mal heridos. Una ambulancia y un jeep particular que quisieron acercarse a socorrerlos fueron alcanzados por otra secuencia de disparos. 45 minutos después regresó la calma, allí se constató que Muhammad y los conductores de ambos vehículos habían muerto y Jamal estaba gravemente herido. El incidente provocó una airada reacción internacional, Los palestinos aprovecharon la situación para transformar al niño en un mártir y símbolo de la resistencia. El ejército Israelí asumió su responsabilidad, pero ante la reacción de la comunidad judía, en 2007 retiró la aceptación de la responsabilidad dudando de la muerte del niño. En Francia se inició un juicio para llegar a la verdad de los hechos y saber que pasó en los 16 minutos que no registraron las cámaras, la única verdad es que en esa esquina de Gaza murieron, la verdad y la inocencia.
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